Epílogo

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Estaba acabado, mi vida estaba acabada. Isabella había muerto en mis brazos.

Me levanté del sofá y la coloqué en el suelo. Mi ropa estaba cubierta de su sangre. Yo estaba en frente de ella sentado en el suelo, aún estaba en shock.

Ella despertaría en cualquier momento y no dudaría en devorarme. Una hora después su mano empezó a moverse, su piel estaba gris y tenía las venas brotadas por todos lados. Yo quedé estático ante su movimiento.

Despertará.

Tomé el arma y apunté a su cabeza pero la bajé inmediatamente, no tenía el valor para hacerlo. Ya no era su mano la que se movía, sus pies también lo hacían.

Ella, mejor dicho, eso abrió los ojos lentamente. Estaban blancos. Empecé a sollozar, no quería verla así.

Ella giró su cabeza hacia mí y me miró fijamente, no como solía verme antes, sino con hambre. Isabella empezó a acercarse a mí arrastrándose en el suelo, yo me alejaba lentamente hasta que sentí que mis espalda chocó con la pared. Estaba acorralado y ella me devoraría.

-Aléjate. -Dije en susurro. Sabía perfectamente que ella no entendería.

Ella tomó mis zapatos e intentaba morderlos, yo alejé mis pies pero ella gruñía y se acercaba más.

-¡Aléjate! -Volví a decir. Tomé el arma de nuevo y apunté a su cabeza, yo estaba llorando. Volví a bajar el arma y bajé mi mirada. No seria capaz de hacerlo- Está bien, hazlo.

Dije rindiéndome, ¿para qué quería seguir sobreviviendo? Estaba completamente solo. Ella se abalanzó sobre mí y ambos caímos al suelo, ella intentaba morder mi rostro pero yo la detenía sosteniendo su cabeza con mis manos.

Ríndete, date por vencido.

Estás solo.

Sacudí mi cabeza ante esa voz y no tuve mas opción que tomar el arma y dispararle en la cabeza. Su sangre salpicó en mis rostro y cayó a mi lado.

Minutos después la dejé en el sofá y la cubrí con una sábana blanca. Su sangre se hacía visible a través de ella.

Empaqué todas las cosas y salí de la casa. Había perdido a mi familia y a Isabella. Me dirigí al bosque y empecé mi caminata, tal vez podría conseguir otro refugio u otro grupo.

Estaba anocheciendo y necesitaba buscar algún lugar en donde dormir. Estaba en una carretera, era inútil conseguir alguna casa cerca. De lejos pude ver un carro, caminé rápidamente y lo abrí, no tenia seguro.

Lancé los bolsos en los asientos traseros y con algunas sábanas que tenía guardada cubrí todas las ventanas para evitar que algún caminante me viese.

Bajé el asiento del copiloto y me acosté. Me puse a mirar la nada. ¿tenía sentido seguir haciendo esto? Sí.

Lo haría por mi familia.

Y por Isabella.

Mi Héroe (Carl Grimes)  Where stories live. Discover now