I Knew

~~One -Shot ~~

—¿Sobre...? —es incómodo que el otro asuma tanto de su comunicación.

—Ella dice que aún estás enamorado de mí. Tiene miedo de que si te rechazo o nos enojamos, dejes de estar cerca. Necesitas decirle que es mentira —lo dice en inglés, con un acento británico, como si tuviese miedo de que alguien allí lo escuchase.

Se atraganta con los restos de su capuchino. No han hablado de esto desde... desde que se reencontraron. Aceptaron que las cosas habían salido mal, que Jotaro no pudo gestionar sus propios miedos, que Noriaki tampoco estaba siendo consciente de su fragilidad —entonces y ahora, su cuerpo resiente el ataque de DIO—. Su amistad tiene como base el no regresar nunca a esa conversación, a esos sentimientos hondos, provocadores; están rompiendo eso aquí.

Limpia su boca con una servilleta, deja la taza en el pequeño plato que la acompaña. Ambos tienen unas pequeñas franjas que simulan el entrelazado de una cesta en la porcelana, un detalle que lo cautivó la primera vez que vino. Es ahora la única cosa que une la realidad y el momento presente, supuso que el resto de su vida pasaría sin tener que hacer nada semejante, que podría contentarse con unas cuantas mentiras patéticas sobre el honor y la virtud, la sobriedad de un pacto entre caballeros. Mira a Jotaro, que vuelve a dejar la mitad de la galleta en el plato y que mantiene una postura de profunda entereza cuando sus ojos delatan la tragedia que lleva dentro. Si así va a morir su amistad, puede con ello. Al menos es un bonito lugar, al que no tiene porqué regresar solo durante el siguiente año y medio sabiendo que durante mucho tiempo lo ocuparon ambos. Esto es más sencillo. Ya no tiene veinte, no está desamparado y lleno de inseguridades y traumas.

—No puedo mentirle a Jolyne, Jojo —finalmente declara, girando el rostro hacia el sol de la ventana, prefiere no mirar al terror que es su destino—. La querría incluso si me detestas. No me pidas que le mienta.

Contrario a lo que espera —un bufido, una mirada gélida y una salida digna de una película de cine noir—, Jotaro solo se queda allí. Kakyoin tiene miedo de girarse para encontrar una queja. Pero tiene que enfrentar consecuencias haga lo que haga. Los ojos que lo miran están llenos de espanto.

—¿De qué estás hablando?

—De que siempre me has gustado, Jojo, y no creo que decirle lo contrario a Jolyne la tranquilice, ella lo sabe. Se enojará, pensará que la quiero mantener ajena, igual que haces tu.

We're both the same, I'm king and you are queen
Understand you make me breathe again

No cree que Noriaki quisiera herirlo, o tal vez sí, pero no como lo siente ahora. No cree que realmente él entienda el profundo pozo de culpa al que está arrastrando ahora a Jotaro sin que pueda pedir ayuda, ¿debería poder pedirle ayuda a su mejor amigo? No cree poder realmente tener esta conversación de nuevo y no sentirse patético, más con la última y condenatoria parte aún rondando su cabeza.

—Ella aprenderá que la gente adulta cambia de opinión con madurez —refutó, lleno de un poco claro sentido paternal.

Kakyoin solo lo miró con total decepción detrás de su elegante taza de café: —Eso solo le enseñará que tener sentimientos está mal. Si te molesta que tenga sentimientos por tí, debiste pensarlo mejor cuando me la presentaste... preferiría dejar de ser tu amigo que dejar de ver a Jolyne.

Y obviamente, en lugar de tomar su posición como el obvio perdedor, Jotaro se desquitó con Jolyne y le gritó, por obligarlo a romper el pacto de silencio que había sustentado la mayor parte de su vida adulta en pie. Ahora, viendo su apartamento vacío luego de que Anne le notifique que Jolyne se quedará con Kakyoin hasta nuevo aviso, es solo otro golpe a su ego. Cuando preguntó porqué no con su madre —sabe que Holly nunca rechazaría el cuidar a su nieta—, recibió el último clavo en su ataúd: —Deja que tenga un padre completo por una vez en su vida.