Heeseung frunce los labios.

—Está bien. Pero Beomgyu tiene que venir conmigo a esa reunión de accionistas.

—Uf —gruñe mi adorable amenaza—. ¡Sabes que odio esas estúpidas reuniones! —Al oír eso, la mirada de Heeseung se vuelve dura y amenazante—. ¡Está bien! Iré contigo.

Le agarro la mano y se la aprieto. Ese es mi Beomgyu. Me dedica una sonrisa adorable que todos fingen no ver.

—Vale, veamos qué ha encontrado Jay —digo y abro la carpeta que me ha enviado.

Hay una docena de vídeos y otros tantos correos electrónicos.

Los destinatarios son diferentes, pero reconozco algún que otro nombre.

—Abre el que dice Jungwon G. Ese es el nombre del ex de Taehyun... — dice Beomgyu, con sus expresivos ojos entrecerrados y duros.

Hago clic en el vídeo y le doy al play. Un hombre ágil, parecido a él, es conducido a una habitación donde tres tipos grandes están jugando a las cartas.

—Ese es Jungwon —dice Beomgyu mientras yo estudio la escasa vestimenta del hombre rubio. Lleva una camiseta de malla y unos pantalones harén transparentes.

Puedo verle la polla, así que no parece que lleve ropa interior.

—Súbete a la mesa y baila para nosotros, nene —dice alguien desde detrás de la cámara, mientras le toca el culo al chico.

—Taehyun, no estoy seguro de grabar esto. Si algo así cae en malas manos, mi padre...

—Vamos, cariño. Hazlo por mí. Te prometo que no tienes nada de qué preocuparte.

—Lo sé, pero, aun así. Su empresa...

—Jungwon —dice Taehyun con voz irritada—. Haz lo que te digo. Sabes que odio que te opongas a mí. —Manipula torpemente la cámara y el vídeo se mueve—. Ya está. La he apagado. Ahora ve y mueve el culo para nosotros, cariño.

Con la expresión más incómoda que he visto en un hombre, Jungwon intenta una vez más convencer a Taehyun de que cancele la orgía, pero el imbécil se mantiene inflexible. Repasamos el resto del vídeo. Lo grabó todo. También me doy cuenta de que sé quién es Jungwon.

Con los labios fruncidos y la nariz arrugada, Beomgyu se pone un poco tenso a mi lado.

—Abre el correo electrónico de Jungwon G.

Ya tengo una sospecha sobre lo que hay en él. Jungwon es el hijo de Bernard Grig, director ejecutivo y diseñador jefe de Grig Fashion. Así que cuando el desagradable chantaje llena la pantalla, no me sorprende. Taehyun es un auténtico gilipollas y ha obligado al Grig Fashion Group a ser su patrocinador.

—Dios mío, esto es repugnante —jadea Karina, con el mismo desánimo que yo siento.

—Pedazo de mierda. No puedo creer que le haya puesto las manos encima a Beomgyu —gruñe Heeseung, con mirada asesina.

De repente, siento unas ganas irrefrenables de encontrar a ese imbécil y enterrarlo a dos metros bajo tierra. Pero eso no le haría ningún bien a nadie y me llevaría a la cárcel. Aprieto los puños. Así es como acabaremos con él, aunque no me dé la satisfacción de hacerle daño físicamente.

Repasamos el resto de los archivos. Son similares en naturaleza, algunos más insignificantes que otros. El caso de Jungwon es probablemente el peor, pero eso no significa que Taehyun no haya causado el mismo daño al resto de sus desafortunadas víctimas.

—Esto se acaba ahora. Ese cabrón va a ir a la cárcel —afirma Beomgyu y me empuja a un lado.

Sus ágiles dedos bailan sobre el teclado sin siquiera mirarlo. Es hipnótico. Con un gesto grandilocuente, pulsa la tecla Intro y suena el pitido que confirma que se ha enviado un correo electrónico. Coge su teléfono, marca un número y pone la llamada en altavoz.

—Hola, Beomgyu. ¿Por fin te has cansado de hacerte el difícil? — dice la voz repugnante de los vídeos, lo que me hace hervir la sangre.

Veo rojo. Quiero golpear a Taehyun. Me levanto de un salto, jadeando y apretando los puños, pero Beomgyu me empuja de vuelta al sofá con el ceño fruncido.

—Mantén la calma —me dice gesticulando con la boca, y luego vuelve a mirar el teléfono—. Sí. Me gustaría hablar de nosotros. Me siento solo.

Taehyun ronronea al otro lado del teléfono, claramente satisfecho.

—Sabía que lo estarías, amor. No eres nada sin mí. Sé lo difícil que lo has pasado desde que rompimos. Pero no pasa nada, te perdono.

—No sabía lo que hacía —dice Beomgyu, con una vena temblando en el lado de la mandíbula—. ¿Quieres venir a verme? Estaré en el Pothole dentro de dos horas.

—Allí estaré. Asegúrate de tener la llave de los baños. Estoy deseando sentir lo solo que estabas.

Los pocos segundos que tarda en terminar la llamada son insoportables. Siento que voy a perder los nervios. ¿Cómo se atreve ese cabrón a hablarle así a Beomgyu? ¿Y Beomgyu? ¿Mi adorable y nerd alfa? Dios, lo ha manejado muy bien. Mejor que yo. Estoy muy orgulloso de él.

—Eres increíble, ¿lo sabes? —le digo, acariciándole la cara—. Eres la persona más amable, divertida y fuerte que conozco, y te mereces lo mejor. Ese cabrón nunca debería haberte puesto sus sucias manos encima.

Sonríe, y el cariño de esa sonrisa es un bálsamo para mi agitado corazón.

—Lo sé. Soy un buen partido. Y ese imbécil... —inclina la cabeza hacia los dos agentes uniformados que entran en la cafetería y les hace señas para que se acerquen— ...está a punto de recibir su merecido.

Nerdy Boy (Yeongyu)Место, где живут истории. Откройте их для себя