Capítulo 21: En Gold Saucer hay gato encerrado

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A lo lejos había un enorme árbol dorado colosal, que se alzaba imponente en el páramo desierto rocoso que lo rodeaba. Resplandecía en el horizonte por sus muchas luces, de todos los colores. Gracias al zoom de los prismáticos, se podía ver grandes focos de luz que se movían de un lado a otro en la estructura, y algo todavía más increíble en sus ramas:

- ¿Qué es eso?- preguntó Eduardo, asombrado por aquel fenómeno antinatural en medio del páramo rocoso en el que se encontraban. Tras observar detenidamente con más detalle gracias a los prismáticos, el chico añadió confuso- ¿¡esos son...atracciones!?

- Gold Saucer- respondió Cristal- El mayor parque de atracciones de Limaria.

- ¿Cómo lo sabes?- intervino Marina, sorprendida- ¿Ya has estado ahí antes?

Cristal asintió con la cabeza:

- Cuando escapé de casa, me llevé algo de dinero de mis padres, para poder sobrevivir lo que durara. El primer sitio que visité fue este lugar- la princesa tardó un poco en responder, antes de decir con una sonrisa pícara- Fue ahí donde perdí toda la pasta jugando en las máquinas tragaperras, al póker, los juegos de azar y apostando en las carreras de dragones.

El resto del grupo la miró con sorpresa, y algo de desprecio. Al fin comprendieron por qué la princesa tuvo que aprender a robar para ganarse la vida:

- ¿¡Pero tú eres idiota o qué!?- exclamó Jack- ¿¡Cómo pudiste tirar todo el dinero en juegos de azar!? ¡Cualquiera con sentido común sabe que es desperdiciar dinero!- a lo que luego añadió, más calmado- ¿Cuánto tenías?

- Más de treinta mil platines- respondió Cristal sin ningún complejo.

Los demás aguantaron las ganas de pegarla. Aquella suma de dinero suponía una gran ayuda para el grupo, y les ahorraría el recorrer tantos kilómetros a pie. También podrían comprar grandes sumas provisiones y medicamentos en las tiendas, sin ningún problema.

Dejaron a un lado la insensatez de la chica con coletas, y volvieron al tema importante:

- ¿Y por qué no vamos?- propuso Erika, con una sonrisa jovial- ¡Así pasaremos un rato divertido!

Enseguida la reprochó el mago:

- ¿¡Qué dices!? ¿¡Estás loca!? ¡El futuro del mundo depende de nosotros, no podemos perder el tiempo en un parque de atracciones!

Erika siguió insistiendo. Tenía muchas ganas de ir:

- ¡Ah, vamos Jack, todos estamos cansados y estresados de tanto buscar esa dichosa piedra! ¿Por qué no nos relajamos un poco? ¡Nos vendrá bien!

El mago comenzó a reflexionar las palabras de la chica. Volvió la vista a los rostros cansados de los demás miembros del grupo, y comprendió que no podía negarlo. Tenía razón, necesitaban descansar al menos unas horas y despejar la mente en otra cosa que no fuera el tema de la piedra angular. Hasta él mismo lo necesitaba. Tras pensarlo unos segundos, finalmente suspiró y dijo:

- Está bien, pero sólo por hoy.

Las caras del grupo se iluminaron, risueñas por saber que aquel día no lo dedicarían a la maldita piedra que les estaba amargando la vida. Reemprendieron la marcha y cambiaron el rumbo, directos hacia al famoso parque temático de atracciones Gold Saucer.


Tardaron unas horas andando en acercarse a la base del colosal árbol. Cuánto más se aproximaban, mayor respeto imponía la enorme estructura, que acabó cubriéndoles la sombra de una de sus gigantescas ramas. Al llegar a la base misma del árbol, y cuando las ramas se situaron a varios kilómetros por encima de sus cabezas, dejaron de capturar con los ojos el esplendor de los edificios relucientes que brillaban con multitud de colores artificiales, a lo largo de toda la desmesurada infraestructura. Enseguida descubrieron que el dorado que parecía auténtico, era en realidad una capa de pintura que cubría toda la corteza del árbol, y que desde lejos parecía ser de oro puro y macizo. Lo habían pintado de tal manera para darle el nombre distintivo al parque:

Final Fantasy: Memories of a PromiseWhere stories live. Discover now