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Las reglas dentro de la División de Defensa no fueron creadas al azar.
Cada norma, cada inciso, cada procedimiento fue diseñado con un único propósito: mantener el orden, tanto humano como biológico.
En un entorno donde la fuerza, la jerarquía y los instintos podían decidir entre la vida o la muerte, la disciplina era el único escudo real que tenían.
Las castas no eran un impedimento para enlistarse.
En la División había alfas, betas y omegas. La diferencia no estaba en la condición biológica, sino en el control.
Aquel que perdía el dominio sobre su naturaleza, ponía en riesgo no solo su vida, sino también la de sus compañeros.
Por ello, todo estaba regulado al detalle: los chequeos médicos eran semanales, los inhibidores estaban estrictamente administrados, y las zonas de aislamiento se mantenían activas todo el año. Nadie quedaba exento, sin importar su rango o sus méritos.
El sistema había sido creado tras una serie de desastres biológicos ocurridos décadas atrás, cuando las primeras generaciones de alfas y omegas se integraron al cuerpo militar sin medidas de control adecuadas. Aquellos incidentes marcaron la historia de la institución, dejando una cicatriz tan profunda que ni siquiera los años lograron borrar.
Desde entonces, se impuso una regla inquebrantable:
todo alfa debía retirarse del frente durante su ciclo de rut.
No había excepciones.
No había espacio para errores.
Sin embargo, Gen Narumi rompía todos los parámetros conocidos.
Desde su evaluación inicial, los análisis mostraron algo que nadie había visto antes: un alfa funcional, genéticamente estable, pero sin rastro alguno de ciclo biológico activo.
Su organismo era perfecto en teoría, pero silencioso, como si algo dentro de él estuviera dormido.
Aquello llamó la atención del Comité del Congreso, y pronto se convirtió en objeto de estudio dentro del programa de alteración genética.
Los científicos vieron en él una oportunidad: un sujeto que no se vería afectado por los efectos del rut, que no presentaría crisis hormonales ni episodios violentos, sin embargo conservaba y mantenía la fuerza que su casta le otorgaba.
Era, en sus palabras, un soldado ideal.
Bajo estricta supervisión, Narumi fue incorporado al Proyecto Híbrido, una iniciativa que buscaba integrar material genético de Kaiju dentro de organismos humanos altamente compatibles.
El objetivo era simple en teoría: crear combatientes capaces de igualar el poder de las criaturas que cazaban.
Pero la realidad era otra.
El proceso fue lento, quirúrgico.
La mutación artificial fue injertada, fusionando lo humano con lo desconocido.
Su cuerpo, al principio, reaccionó como debía: sin rechazo, sin crisis. Pero a medida que pasaron los años, la adaptación dejó de ser solo física.
El organismo comenzó a asimilar la mutación, no como una herramienta, sino como parte de su propia biología.
Era como si aquella alteración estuviera aprendiendo... como si tuviera voluntad propia.
A los ojos de los científicos, Narumi era una bendición.
A los ojos de sus subordinados, una anomalía.
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DISTORTED『nrhs』
FanfictionEl claro ejemplo que toda acción tiene una reacción igual pero contraria, y que el egoísmo puede cegarnos por completo hasta llevarnos al punto de lastimar a quienes más nos aman. ─Si no te salvas tú mismo, nadie más lo hará por ti. Eres tú quien se...
