Entonces, con una calma que rozaba en la insolencia, respondió:

—De hecho... tus superiores fueron quienes me convocaron aquí. —dijo enfatizado aquella palabra, mientras colocaba ambas manos detrás de la espalda, su postura impecable, su sonrisa serena—.

El silencio posterior fue tan cortante que se podía oír el zumbido de las lámparas.
Los miembros del escuadrón intercambiaron miradas, incómodos, sintiendo cómo el ambiente se llenaba de algo peligroso, casi primitivo.

El vicecapitán Hoshina, firme y elegante como siempre, se mantenía erguido dentro de la Base Marítima de Ariake...
mientras el capitán Narumi, con los ojos encendidos, se debatía entre la furia y la incredulidad.

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—Me niego rotundamente. —Narumi golpeó el escritorio con ambas manos, haciendo vibrar los documentos apilados sobre él.

El director Shinomiya soltó un largo suspiro, hundiéndose en su asiento de cuero. Sus dedos se deslizaron hasta su frente, masajeándola con evidente cansancio. Aquella discusión ya llevaba más de veinte minutos, y el joven capitán no se retiraba de su oficina.

—Fue una sugerencia de la capitana Ashiro... y una orden del congreso y mía. —respondió con voz firme y cansada—. Así que no puedes negarte, Narumi. Ya está decidido.

—No puede descuidar sus deberes, ni yo tampoco. —replicó el ojirosa, visiblemente molesto—. A nadie le hace bien que él esté aquí.

El silencio que siguió fue denso, interrumpido solo por el zumbido del aire acondicionado. Shinomiya se levantó con lentitud, rodeando el escritorio hasta quedar frente al capitán. Lo observó en silencio unos segundos antes de hablar, con un tono más grave, como el de un padre.

—El consejo de defensa ha detectado movimientos inusuales en los núcleos de energía Kaiju. —explicó con calma, cruzando los brazos—. Necesitamos a alguien con experiencia directa sobre los efectos de ese kaiju. Está aquí porque es el único que puede enseñarte a enfrentarte a algo que ninguno de tus hombres podría siquiera comprender. Tienes que comenzar a trabajar en equipo, Narumi.

Se inclinó un poco hacia él, su voz bajando apenas.

—Además... si algo sale mal en el próximo operativo, y tú no estás preparado, toda tu división caerá contigo.

El aire pareció congelarse. Narumi frunció el ceño, apretando los puños.

Shinomiya se irguió de nuevo, retomando su tono formal:

—Así que sí, Hoshina permanecerá en tu base. Cooperarán, te guste o no.
Considéralo una prueba de liderazgo.

Concluyó finalmente, saliendo de su propia oficina con paso pesado y un suspiro derrotado, como si cada palabra pronunciada hubiera drenado lo último de su paciencia. La puerta se cerró tras él con un suave clic, dejando el eco de la conversación suspendido en el aire.

Narumi permaneció allí, inmóvil, mirando el suelo con la expresión endurecida.
El leve zumbido de las luces sobre su cabeza parecía multiplicarse dentro de su mente.
Cada palabra del director se repetía como una grabación maldita:
"Aprende de él... tú apenas lograste soportarlo... pidió personalmente ser asignado contigo."

Su mandíbula se tensó.
Le costaba respirar.

El sonido de su propia sangre latiendo en las sienes lo hacía sentir atrapado dentro de su propio cuerpo.

Había recibido miles de órdenes, había enfrentado monstruos que destrozaban ciudades con un rugido... pero nada lo descolocaba más que la idea de volver a tenerlo cerca, había algo dentro de él que le decía que era peligroso, molesto.

Apretó los puños, conteniendo la frustración que le hervía por dentro.
"¿Por qué demonios tuvo que ser él?" pensó, mirando la puerta por la que el director se había marchado.

Y claro que era el, ya que se complementaban de una manera tan genuina y excepcional que eran los únicos a que no podían, o quizás se negaban a ver.

Cerró los ojos por un momento, intentando calmar el impulso de gritar o de romper algo.
El aire le sabía a hierro, a enojo, a impotencia.

Finalmente, soltó un resoplido y murmuró con voz ronca:

—Perfecto... —pausó, dejando caer los hombros—. Justo lo que me faltaba.

Empujó la puerta con fuerza y salió del despacho, sin mirar atrás.
Los pasillos metálicos del cuartel lo recibieron con el mismo frío de siempre, aunque esta vez, sentía que algo invisible se cernía sobre él...

Un peso familiar.

Una presencia que no quería volver a enfrentar. Lo descolocaba, lo hacía inestable, no le funcionaba. Desearía simplemente descartar todo pensamiento y sentimiento innecesario que se interponga en esa visión que siempre a tenido de sí mismo.

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🦉.
Lamento la tardanza, ya termino mi semana de exámenes, entonces estoy de vuelta.

Estuve por tres días en un entrenamiento de liderazgo el cual dura aproximadamente 90 días en total, este lo estaré implementando en mi vida y aquí en la obra, espero y logren aprender de esto.
Les regalo esta pequeñita reflexión.

"Apaga a los demás, de esa manera nadie opacará tu brillo"

Nadie puede brillar por su cuenta.

Lo que funciona para ti, no funciona para todos.

Si quieres ayudar a los demás, primero ayúdate a ti.

Si decides aceptar ayuda, serás incluso mucho más fuerte que en quienes te apoyaste.

Si va empezar, que sea por ti.

DISTORTED『nrhs』Where stories live. Discover now