Capítulo Dos: Reencuentro

971 64 8
                                    

Es doloroso perder a alguien a quien se ama, pero es más doloroso saber que ha sido por tú culpa. No dejes escapar a esa persona que tantas sonrisas te ha sacado, por el orgullo, pues ese orgullo te acompañará toda la vida, pero no te sacará las sonrisas que esa persona te secaba.

Sé que que fui un idiota y que te eché de mi vida por miedo a enamorarme de ti, por miedo a extrañarte... Me odio a mí mismo solo por eso, y me gustaría que tú también lo hicieras por te mereces ser feliz, hacer con mi recuerdo lo que te venga en gana, buscar a alguien a quien amar con la que no tengas miedo a cumplir todos tus sueños.... Admito que te dejé escapar, pero no hay día que me arrepienta de ello.

Simplemente, no tenía palabras para describir el dolor tan inmenso que me recorría por todo el cuerpo sin tregua. Verle tan feliz con esa chica era la manera más dolorosa de decirme "me has perdido", pero a la vez me agradaba saber que ha encontrado a alguien con la que volver a compartir todos esos momentos maravillosos que pasamos juntos. Era como si el corazón se empezara a desvacener en millones de trozos hasta reducirse a la nada.

Me quedé completamente helado en la entrada de aquel restaurante, sin perderme ni un solo detalle de aquella hiriente escena. Pocos segundos después, cuando ya me había dado tiempo a analizar lo que pasaba, Frank entró a ver como me encontraba. Tenía miedo de que yo pudiera montar un escándalo aquí en medio, pero mi cuerpo no reaccionaba solo les miraba extrañando esos momentos que un día fueron nuestros.

-Vámonos de aquí... No tienes porque seguir haciendote daño viendo esto – Dijo Frank apoyando su mano en mi hombro para llamar mi atención. No articulé un solo movimiento, ni siquiera pestañeaba, solo podía ver todos esos recuerdos de nosotros dos juntos en forma de flashback, hasta que él me vió.

A Samuel le cambió la cara en el mismo instante que me vió ahí parado a pocos metros de él y de su... Lo que fuera ella. Su cara de desconcierto y su pálido rostro eran dignos de una fotografía, pero nada en comparación con la mía. Un cúmulo de decepción y rabia se adueñaba de mí. Noté un tirón del brazo por parte de Frank y me hizo un gesto para que nos fueramos, bajé la cabeza y me giré a la salida para marcharnos a otro lugar, desde luego no íbamos a comer aquí.

Habíamos salido del restaurante, caminábamos por la calle y ninguno había dicho una palabras. Por mi parte estaba claro el motivo, y Frank supongo que quería dejarme tiempo para asimilarlo todo.

-Creo que me voy de vuelta a la universidad – Dije parándome un poco más atrás que Frank.

-¿Pero qué dices si aún no hemos comido? – Me respondió parándose delante de mí.

-¿Crees que después de lo que acabo de ver tengo ganas de comer? – Le expliqué mientras notaba como se me iban cristalizando los ojos. Demasido estaba tardando en soltar todo lo que tenía dentro, verdaderamente me sentía como si algo dentro de mí fuera a explotar.

-No puedes dejar de comer por él, vas a caer enfermo y él lo más seguro es que no esté ni la mitad de afectado de lo que estas tú – Exigió intentando convencerme, pero no lo haría. La verdad solo quería ir a mi habitación, darme una ducha y acostarme para intentar olvidar lo que he visto hoy. Le negué con la cabeza y le miré a los ojos. Frank sabía como era y también sabía perfectamente todo lo que yo sentía por Samuel, y que esos sentimientos que creían estar olvidados se han despertado en mí con más fuerza ¿por qué me estaba pasando esto?

Fui yo quien lo dejé, quien no quiso seguir intentándolo... ¿Por qué me pasa esto ahora? Ni siquiera yo lo entendía. Frank se acercó más a mí para darme un abrazó y se despidió.

Caminaba solo hacia la universidad cuando de pronto, noté como algo me sujetaba por el brazo.

-Hola, cuanto tiempo... ¿Podemos hablar? – Esa voz... Su dulce y tranquilizadora voz que percibía detrás de mí ahora parecía temblorosa e insegura, su sutil mano me sostenía con fuerza por la muñeca, y no le veía pero podía imaginármelo con una pequeña sonrisa como la que le caracterizaba. Me quedé inmóvil sin decir una palabra, intentando sacar el valor de girarme y encararle.

Juego De Niños 2 (MINI FANFIC WIGETTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora