BAKUGOU 🕚

Capítulo 9

Durante días, Katsuki luchó con sus sentimientos. Habló con Eijiro un par de veces más, tratando de entender lo que estaba sintiendo, pero parecía que solo daban vueltas en el mismo tema.

La voz en su cabeza seguía repitiendo que no podía estar enamorado de alguien a quien había menospreciado tanto. Sin embargo, cada vez que se encontraba en la misma habitación que Izuku, su corazón latía más rápido, y esa chispa inicial creció en una llama que no podía ignorar.

¿Cuánto tiempo habrá estado sintiendo esto sin darse cuenta?

Era tan natural que jamás podría haberse imaginado que estaba enamorado. Para él, el amor siempre había sido un signo de debilidad, pero si se ponía a pensarlo, en todo este tiempo, que al parecer había estado sintiendo esto, nunca se sintió diferente en cuanto a sus metas.

Izuku podría ser su debilidad, pero también era su fortaleza.

Su rivalidad era lo que más ánimos le había dado para seguir adelante, sus sueños en común y sus esfuerzos por conseguir lo que quieren, todo eso era parte de lo que es ahora, y no era débil.

Bien, estaba enamorado, y eso no era malo.

Lo malo sería descubrir que Izuku no sentía lo mismo.

Suspiró, una cosa era admitir sus sentimientos, otra muy diferente era querer que la otra parte se sienta igual. Y peor si hablamos de Izuku.

Eijiro le decía que debería confesarle todo, pero ¿con qué derecho?

Izuku parecía estar bien con su relación actual, ¿Qué haría si al confesarle sus sentimientos arruinaba lo poco que tenían?

Su mente estaba dividida entre el sí y el quizás, y eso lastimaba su corazón.

Bakugou Katsuki, tenía el corazón destrozado por un amor no correspondido.

Bufó y cubrió sus ojos con la palma de su mano, la oscuridad de su cuarto no era suficiente, necesitaba sentirse escondido para pensar con claridad.

Unos golpes en su puerta lo hicieron reaccionar.

—¿Quién?

Preguntó ya sentado.

—A-Ah, soy yo, Kirishima me mandó a buscarte porque no bajaste a cenar.

Ese entrometido, desde que esto empezó no ha hecho más que querer juntarlo con Izuku.

Se puso de pie y fue a abrir la puerta, bajó la cabeza un poco por la diferencia de altura y con solo ver sus ojos volvió a sentir esa chispa en su interior.

—Ahm buenas noches.

¿Por qué seguía sin nombrarlo?

—Hola, gracias por venir pero no tengo hambre— trató de sonar amable.

—Jmh~ tú siempre me estás regañando por saltarme las comidas, anda~ come aunque sea un poco.

No pongas esos ojos por favor, y no voltees tú cabeza para verte más bonito.

—...Ja~ está bien, tú ganas.

Cerró la puerta tras suyo y bajó las escaleras junto al pecoso.

En la sala ya no había casi nadie, solo un par de chicos que estaban a punto de terminar su comida.

—Ve a sentarte, yo iré a servirte la comida.

—No es necesario, yo puedo hacerlo.

—Dejame hacerlo por tí, te ves un poco cansado estos días.

Qué amable, ¿Podría perder esto al confesarle su amor?

—Esta bien, gracias.

Fue a sentarse a la gran mesa, en una esquina donde ya habían varios lugares vacíos. Izuku no tardó en volver con dos platos de comida.