Capítulo 5

52K 3K 67
                                    

-Espero que no pase nada malo -me dice James cuando aparca al frente de mi apartamento.

-Descuida, no le des más vueltas -le sonrío para tranquilizarlo-. ¿Quieres pasar?

-Me encantaría -asiente sonriendo.

James es un chico encantador. Tiene el cabello un poco largo y con ondas, sus ojos son oscuros pero tiene un brillo especial que aparece cada vez que muestra su preciosa sonrisa. Es un chico apuesto.

-¿Quieres tomar algo? -ofrezco cuando entramos a mi apartamento.

-Un vaso con agua nada más, gracias.

Me dirijo a la pequeña cocina seguida por James y saco dos vasos para llenarlos con agua.

-¿Cómo sientes que estuvo hoy el trabajo?

-Estuvo bien, pero debo admitir que me puse nervioso cuando entraron los jefes en mi oficina -responde riendo.

-Sí, es cierto. Pensé que me iban a despedir -me apoyo mi trasero en el mueble del grifo para quedar frente a él.

-Me pareció escuchar que Rosemary va a renunciar -dice mientras se sienta en el desayunador frente a mi.

-¿En serio? ¿Por qué? -no es que me afecte en mucho pero es una buena chica y muy trabajadora.

-No estoy seguro, creo que es un problema con el transporte. Algo de que vive un poco lejos o algo así -se encoje de hombros.

Mientras seguimos conversando nos dirigimos a la sala y nos sentamos en el sofá grande.

-Me encantaría quedarme un rato más pero se me hace tarde, linda -me sonríe a modo de disculpa luego de un par de horas de charlas sin sentido.

-No, no, descuida, tienes razón. Lamento haberte quitado tanto tiempo.

-Para nada, me encantó quedarme -me da un beso en la mejilla para dirigirse a la puerta-. ¿Quieres que te recoja mañana por la mañana para ir al trabajo?

-No te preocupes, pero gracias por la oferta.

-Cuando quieras -sonríe y me dedica un guiño antes de desaparecer.

Es un chico muy generoso.

Tengo hambre pero no me apetece ponerme a cocinar ahorita así que pido una pizza.

Recojo los vasos, los lavo y los guardo.

En unos minutos más llegará mi pizza, así que busco una película para ver cuando llegue mi comida.

Me parece una buena idea una de terror aunque nunca he sido buena para ver esa clase de películas. Soy muy miedosa, pero intentaré ser valiente.

Pongo el CD de la película en el reproductor de DVD y la dejo preparada.

El timbre suena unos cinco minutos después y cuando abro la puerta quedo anonadada, me propongo la posibilidad de cerrarle la puerta en la cara con un portazo pero me abstengo y me paro lo más firme que me permite mi tembloroso organismo.

-¿Qué quieres, Caleb? -milagrosamente mi voz suena fuerte y firme... aunque creo que no por mucho.

-Verte, ¿cómo has estado? -detrás de su "amable" tono de voz puedo darme cuenta de que algo trama.

-Vete, yo no quiero verte -me cruzo de brazos bloqueándole la entrada a mi apartamento.

-No seas así, sólo quiero conversar. Escuché que tu y ese idiota de Daniel terminaron -da un paso al frente y yo de tonta por puro instinto doy un paso atrás.

Voy perdiendo ventaja.

-No es de tu incumbencia.

-Pero claro que la es, si ese idiota no hubiera aparecido tu estarías conmigo nuevamente -sonríe con arrogancia.

-Pareces muy seguro de lo que dices -su expresión cambia y empieza a aparecer una de rabia e ira-. ¿Crees que estaría contigo si no hubiera aparecido Daniel? Ni en un millón de años...

-Ahora escúchame con atención -dice entrando veloz y fuertemente en mi departamento-, tu volverás a estar conmigo -toma mi frágil cuello entre sus manos y lo empieza a estrujar dejándome sin aire-. Vas a volver a ser mía y no hay quien lo impida.

-Yo jamás volveré con un hombre que no supo hacerme feliz cuando me tuvo y que ahora me amenaza tontamente -le escupo las palabras a como puedo con lo poco de aire que me queda.

-Eres una tonta, no sabes ni lo que dices -presiona con más fuerza mi cuello.

-Me haces daño -mi voz ni suena.

-Y lo seguiré haciendo hasta tenerte conmigo -me suelta bruscamente y caigo al suelo tratando de recuperar un poco de aire-. Esto no ha terminado, de ahora en adelante no te confíes. Siempre voy a vigilarte -sale y cierra de un portazo dejándome sola en el departamento, sin aire y con un horrible dolor de garganta.

No puedo evitarlo y las lágrimas empiezan a salir disparadas de mis ojos. No quiero seguir así, ya no reconozco a este hombre.

Caleb no era así, cuando yo lo conocí era un chico bastante normal, aunque tenía muchas admiradoras detrás suyo, siempre fue tranquilo dentro de lo normal, no abusivo, ni agresivo, ni amenazador...

El timbre suena de nuevo, entonces creo que ha venido a lastimarme, pero cuando abro la puerta sólo corro a sus brazos.

Es todo lo que necesito en este instante, un abrazo, pero uno protector, fuerte y cariñoso. Eso es exactamente lo que me brindan en este momento los brazos de Daniel.

Al principio, cuando lo abracé, estaba anonadado, no reaccionó, pero luego extendió sus brazos al rededor mío y me estrujó contra su pecho mientras acariciaba mi cabello.

Mis lágrimas son imposibles de controlar en este momento y el llanto alarma a Daniel.

-Hey, preciosa -habla con voz dulce, no como el hombre que acaba de venir a amenazarme a gritos- ¿Qué sucede? -intenta tomar mi rostro y hacer que lo mire pero lo oculto más entre su pecho.

Siento que camino de espaldas y Daniel cierra la puerta con el pie aún abrazándome. Seguimos avanzando hasta que nos detenemos y Daniel se agacha un poco para dejar algo sobre la mesita de la sala.

Cuando me fijo, veo que es la pizza que ordené. Me separo un poco de él y me limpio la nariz y los ojos de la forma menos delicada.

En este momento no me importa si doy asco o no, sólo quiero limpiarme.

Cuando he terminado, Daniel me observa con una media sonrisa de medio lado que desaparece en el instante en el que examina mi rostro.

Me arrastra hasta el sillón y me sienta en él examinándome más de cerca.

-¿Quién te hizo esto? -escupe con rabia y con una voz irreconocible.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora