Yeonjun, el capitán del equipo de básquetbol.
Beomgyu, el chico que sueña con ser cantante.
Sus mundos no podrían ser más distintos, pero hay algo que los une: su gran pasión.
Desde la primera vez que se vieron... no dijeron nada.
Pero desde entonce...
Beomgyu lo miró de reojo, sonriendo apenas. —Eres demasiado bueno conmigo, Hyung…
La palabra se deslizo suave que, sin embargo, pareció golpear a Yeonjun con fuerza. Era la primera vez que Beomgyu lo llamaba así, y aunque era una simple palabra, cargaba con algo más profundo: confianza, cercanía… cariño.
Yeonjun se quedó en silencio unos segundos, apretando un poco más el agarre sobre su hombro. Sintió el calor del cuerpo de Beomgyu contra el suyo y, sin poder evitarlo, sonrió para sí mismo. No sabía por qué, pero escuchar ese Hyung de su boca lo hizo sentir algo distinto. No como cuando sus compañeros del equipo se lo decían por respeto o costumbre. Esta vez se sintió más íntimo. Más… suyo.
—No. —respondió con un tono bajo, casi inaudible. —No soy tan bueno como crees...
El viento sopló entre ellos, llevando el eco de la música del bar a la distancia. Ninguno dijo nada más. Solo caminaron juntos por la solitaria calle, con ese silencio tranquilo que los rodeaba.
Al llegar al edificio, Yeonjun esperó mientras Beomgyu buscaba las llaves en su mochila. El chico murmuraba entre risas torpes, intentando encontrar el llavero correcto hasta que finalmente se rindió y le extendió las llaves a Yeonjun.
—No puedo, se mueven todas. —dijo, con una sonrisa que lo hacía ver tan inocente.
Yeonjun las tomó sin decir nada y abrió la puerta. Dentro, el ambiente olía a madera y a lavanda, tal vez el incienso que Beomgyu solía encender. Lo ayudó a entrar, sosteniéndolo del brazo mientras caminaban hacia su habitación mientras el menor se lo indicaba.
Al encontrarla y entrar, lo guío hasta la cama pero antes de llegar Beomgyu tropezó con el borde de la alfombra y Yeonjun en un movimiento rápido lo sostuvo, cayendo ambos sobre la cama. Por unos segundos, sus cuerpos quedaron demasiado juntos, el pecho de Yeonjun rozando el de él Beomgyu.
El ambiente se volvió tenso. El pulso de Beomgyu se aceleró sin que pudiera ocultarlo. Yeonjun levantó la mirada apenas, encontrándose con la suya, sus ojos entreabiertos y sus mejillas sonrojadas hacían que no se quisiera apartar de inmediato. El brillo en los ojos del menor era una mezcla de confusión, cansancio y algo más que no podía descifrar.
—Perdón. —murmuró Yeonjun, separándose con suavidad. —No era mi intención...
Beomgyu negó con la cabeza. —Lo sé.
Se quedaron quietos unos segundos, el sonido del reloj marcando la hora como único testigo del momento. Yeonjun se levantó y lo ayudó a acomodarse en el sofá.
—Deberías descansar un poco.
—¿Te vas? —preguntó Beomgyu, con los ojos entrecerrados.
Yeonjun dudó. —No si no quieres que lo haga.
Beomgyu sonrió débilmente, dejándose caer sobre el respaldo. —Quédate un momento más, solo hasta que me duerma.
Yeonjun lo miró, suspiró apenas y se recostó a su lado. Pasó unos minutos observándolo en silencio, cómo sus ojos se cerraban poco a poco, cómo su respiración se volvía tranquila. Y cuando finalmente se durmió, Yeonjun no pudo evitar sonreír. Se inclinó un poco, acomodó un mechón del cabello de Beomgyu que caía sobre su frente y murmuró apenas, como un secreto que no debía salír de la habitación.
—Si tan solo supieras lo que causas en mí.
La noche terminó con ellos siendo más cercanos al otro, lo suficiente para causar más confusión entre ellos.
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Dios mioo con este capítulo y con lo que vieneeee, nononono. Spoiler: se vienen cositas ahora sí.
Iba a meter algo del pasado de yeonjun Pero ya iba a quedar muy largo el cap asi que ya mejor lo verán después.