Jungwon rodó los ojos, riendo. —¿Vamos por algo de tomar? Invita el que más se rió de mí.

—Eso te dejaría a ti. —replicó Hueningkai, levantándose. —¡Soobin! —lo llamó, abriendo los brazos en su dirección.

—Estoy todo sudado... —respondió. Sin atreverse a rechazarlo, se acercó y lo abrazo por la cintura. Yeonjun, quien lo seguía por detrás miró tal escena con horror aunque dentro de el había ternura, pero no lo mostraría.

—Hyungs, ¿Quieren venir con nosotros? Vamos a tomar algo. —invitó Jungwon emocionado.

Soobin asintió con la cabeza y miró a yeonjun. —¿Vienes? ¿O te regañan? —bromeo haciendo que los demás rieran. Yeonjun por su parte solo lo miro con disgusto y asintió.

—Bien, vamos.

—¿A dónde vamos? —preguntó Sunghoon llegando a su lado y pasando un brazo por los hombros de Sunoo. Al contacto, este se sonrojó, intentando ocultarlo, pero Beomgyu lo notó y soltó una risita que solo logró que Sunoo se pusiera aún más rojo.

—Lo que sea. Yo me apunto. —dijo Jake con una sonrisa, alzando su botella de agua vacía.

Antes de irse, todos pasaron a las duchas. Después del entrenamiento, siempre terminaban empapados de sudor, hablando entre risas mientras el vapor llenaba el vestidor. Y para cuando salieron, varios más se habían agregado al plan, algunos ni siquiera sabían bien a dónde irían, pero igual se invitaron solos.

Al final, decidieron ir a un bar que quedaba a unas cuadras del gimnasio. Era un sitio pequeño, relajante pero a su vez divertido. A esa hora no estaba lleno, así que pudieron ocupar una mesa larga cerca del ventanal.

Beomgyu fue el primero en sentarse, golpeando con los dedos el borde de la mesa al ritmo de la canción que sonaba de fondo. Jake pidió unas bebidas para todos, y Sunoo y Sunghoon no dejaban de discutir sobre si pedir papas o alitas.

—No sé ustedes, pero me siento vivo otra vez. —dijo Hueningkai dejando caer su chaqueta en el respaldo de la silla. Beomgyu sonrió, a punto de responder, cuando escuchó una voz familiar detrás de él.

—¿Beomgyu? —la voz de Jeongin lo sacó de sus pensamientos. El castaño levantó la mirada y tardó apenas un par de segundos en reconocer esa sonrisa. Jeongin estaba igual: cabello negro ligeramente despeinado, una chaqueta gris que olía a lavanda, y esa expresión amable que siempre había tenido. El corazón de Beomgyu dio un salto involuntario.

Jeongin le dedicó una sonrisa nerviosa. Miró a todos los que están a su lado, sorprendido de encontrarlos.

—¿Jeongin? —respondió Beomgyu con la misma sorpresa para después sonreir de oreja a oreja. —¿Qué haces aquí?

—Vine con unos amigos, pero parece que ya se fueron. —dijo encogiéndose de hombros. Hubo un breve silencio antes de que Jake le hiciera una seña con la cabeza.

—Pues si quieres, únete. Todavía hay espacio.

Beomgyu le hizo un gesto para que se sentara a su lado, corriendo un poco la silla. Jeongin dudo por un segundo, sonrió algo tímido al principio, pero se notaba que le agradaba estar allí.

—Yeonjun. —lo llamó Jay, atrayendo la atención de todos y obligándolo a mirarlo. —¿Qué sabes de Wooyoung? Lleva días sin ir a clases y tú más que nadie la conoce, ya sabes...

—Ella esta enferma, apenas y se puede levantar de la cama. —bebió un sorbo de su vaso. —Pero dijo que pronto regresará.

El bar cada vez se llenaba cada vez más y las luces calidas eran de lo único que se reflejaba. Afuera, la lluvia amenazaba con caer, y el sonido lejano del viento se mezclaba con el murmullo de los demás. Dentro, sin embargo, el ambiente era cálido, animado, casi reconfortante.

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