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Al siguiente día, la sala de maestros estaba completamente vacía, a excepción de Jisung, que estaba preparando su típico café negro sin azúcar. Se acomodó los lentes con gesto distraído, leyendo un papel que ni siquiera sabía lo que leía. Su cabeza pensaba en otras cosas.

Sirvió su café y se tiró en la silla más cercana, y volvió a sus pensamientos.

¿Por qué su alumno estrella actúa tan raro? Estaba feliz de que hubiera alguien que si le importase la materia, pero Minho.. solía ser muy obvio. Su manera de sonreír, de anotar cada palabra que Jisung decía, de siempre tener una excusa barata para quedarse un tiempo más, y ni hablar de que en cada trabajo suyo, escribe un "gracias por enseñarme <3" al final de hoja, como si fuese parte de la consigna.

Jisung dió un largo suspiro y le dió un sorbo a su café.
El no era alguien tan viejo, pues tenía treinta y ocho años y catorce de experiencia. No era "del todo profesor", pero si bastante adulto para cargar con la responsabilidad. Y ahí se encontraba el problema: sabía que debía trazar los limites. Pero, ¿cómo hacerlo cuando alguien como Minho lo mira como si lo fuera a comer?

Y también, ¿cómo hacerlo si ni siquiera sabía que lo que pensaba era cierto? "Ji, desde acá se notan las ganas que te tiene", "Ahora en día, los alumnos se enamoran mucho de los profesores." le decían sus amigos, pero Minho era un chico de veinte años, ni en broma iba a querer a alguien qué está muy cerca de los cuarenta. Tiene una larga vida para vivir, nadie querría pasarla con su profesor.

El sonido de la puerta abriéndose, lo sacó de sus pensamientos. Se reincorporo para ver quien era: el profesor de Japonés, Adachi Yuto.

—Buenos días, Han. — saludó, costándole la pronunciación, no hace mucho que llegó entonces le costaba algunas palabras-. Un alumno lo estaba buscando, Lee Minho algo así.

—Gracias, Yuto. — respondió Jisung, dejando su café en la mesa con cuidado.

El profesor de japonés sonrió con torpeza, como solía hacerlo siempre que podía articular una frase coreana. Llevaba apenas seis meses en la universidad y se notaba en los gestos y la manera en pronunciar.

Han salió del salón encontrándose al estudiante, con su libreta y su mochila colgando de su hombro. Al ver a su profesor, sonrió en grande y ya fue abriendo su libreta.

—Buenos días, Lee. ¿Tienes una nueva consulta? — preguntó Jisung, recostando en el marco de la puerta.

—Esta vez no, ¿se acuerda la novela de quince mil o más palabras que nos dijo de hacer ayer? — Han asiente con más duda—. Bueno, la terminé.

El profesor abre los ojos en grande, sorprendido de lo apurado que solía ser. Ese trabajo debía contar una historia que incluyera el francés, estaba organizado para ser entregado en un mes, para dar tiempo para pensar e imaginar

—¿La... terminaste? — repitió con un tono entre incredulidad y nervios.

—Si. Anoche no pude dormir, entonces lo terminé para sacarme un peso de encima. —contestó Minho, sonando como si fuera lo más normal del mundo.

Han se llevó una mano al cabello, rascando su nuca tratando de procesar lo dicho. Se quedó mirando al chico enfrente suyo, que parecía ansioso esperando una respuesta.

—Bien. Haré una excepción. — Lee miró con leve entusiasmo—. Leeré tu novela antes que las de todo, pero shh.

Minho sonrió y asintió emocionado, lo bueno de ser responsable y el mejor alumno es que tenías más privilegio de tener la nota antes que a todos.

—Bueno, veré si lo puedo traer para mañana, sino te lo daré el jueves.

—Está bien, gracias profesor. — agradeció Minho, aguantando las ganas de abrazar a su profesor—. Nos vemos mañana.

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⏰ Last updated: Sep 04 ⏰

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