El nombre me quemó en los labios. Sin pensar, le di una cachetada que resonó por toda la casa. El golpe cortó el aire y lo dejó sin palabras por un momento.
—No hables de él como si fuera un cavernícola —le dije con voz temblorosa, pero firme—. JJ no tiene dinero, eso es verdad, pero tiene más valor y dignidad en su pequeño dedo meñique que tú en todo tu cuerpo.
Sin esperar respuesta, giré sobre mis talones y subí las escaleras con pasos firmes. Sentía el pecho arder, la adrenalina mezclándose con la tristeza y el coraje.
Cuando llegué a mi habitación, cerré la puerta de un portazo y me apoyé contra ella, dejando que las lágrimas rodaran libres por mis mejillas. En ese momento, más que nunca, deseaba poder desaparecer, escapar de todo ese dolor que parecía envolver mi vida.
Pasaron varios minutos desde que me encerré en mi habitación y las lágrimas habían secado un poco, aunque el nudo en la garganta seguía ahí, apretando cada vez más.
Sentía la rabia y el dolor mezclados en una bola oscura que no me dejaba pensar con claridad. Pensaba en lo que Peter había dicho, en su indiferencia, en cómo siempre encontraba la manera de hacerme sentir pequeña y culpable.
La puerta se abrió despacio y mi mamá entró con cuidado, como si temiera romperme con solo un paso. Se sentó a mi lado en el borde de la cama, su rostro suavizado, mucho más dulce que el de Peter.
—Lyra, cariño —susurró con voz baja—, sé que estás cansada y dolida, pero quiero que sepas que tengo que llevarte al hospital. Esa herida... no puede quedar así, puede infectarse y eso sería peor.
Mi pecho se apretó, y aunque su voz era suave, sentí que la discusión aún no terminaba dentro de mí.
La miré a los ojos y dije con voz un poco temblorosa:
—No quiero ir... Y tampoco quiero que Peter siga comportándose como si fuera mi padre.
Mi mamá parpadeó, sorprendida, y yo seguí:
—Él no tiene derecho. Papá murió hace años, y nunca ni siquiera tuvo la oportunidad de regañarme una sola vez... No debería tener la necesidad de hacerlo ahora.
Ella me abrazó, apretándome con ternura, y sentí cómo su calor me envolvía, como si quisiera protegerme del frío que me invadía.
—Lo sé, amor —dijo suavemente—, y no estás sola en esto.
Pero en ese abrazo, mi coraza empezó a romperse.
Dejé caer la máscara y las lágrimas volvieron a brotar.
Esta vez no las reprimí, me solté, llorando por todo lo que había reprimido durante semanas, meses.
La mezcla de miedo, confusión, dolor y frustración se desbordó en ese instante.
Al rato, secando mis lágrimas, empecé a contarle todo, con voz quebrada, casi un susurro.
—Mamá... todo se está volviendo un caos. Conseguimos el oro del Royal Merchant, pero Ward nos lo robó. —Mi voz se rompía con cada palabra—. Intentamos recuperarlo en la pista de vuelo, pero Peterkin... él iba a arrestar a Ward por asesinar al papá de John B. Y entonces llegó Rafe y disparó...
Tragué saliva, incapaz de seguir por un momento.
—Ahora... ahora acusan a John B por algo que no hizo. Pero eso, mamá, eso se siente tan pequeño en comparación con todo lo que me está pasando dentro...
Me miró con esos ojos cálidos y pacientes, esperando que continuara.
—Siento cosas por JJ —confesé, con la voz casi rota—. Al principio era un juego tonto, sólo bromas, miradas, un roce accidental... pero ya no es así. Ahora todo es intenso, demasiado intenso para mí.
Sentí que el aire me faltaba un poco mientras seguía hablando, desnudando partes de mí que ni siquiera sabía cómo explicar.
—Quisiera que él se abriera conmigo, que confiara, pero no puedo obligarlo. Y duele, duele imaginar que tal vez no soy suficiente para que él pueda hacerlo. Que quizá termine yéndose con alguien más, alguien que sí lo haga sentir completo, alguien que lo entienda mejor.
Mi madre me apretó más fuerte, y su voz bajó a un susurro, cálida y reconfortante.
—Lyra, cariño... no estás sola en esto. No estoy sorprendida de que termines con el corazón enredado con el de ese muchacho. Ustedes han sido amigos desde siempre, y siempre hubo un brillo especial cuando están cerca.
Me acarició el cabello y, por primera vez en mucho tiempo, sentí que podía respirar un poco más tranquila.
—Tómate tu tiempo —dijo—. El amor no se apura. JJ no necesita que le empujen, pero también tienes derecho a querer, a sentir, y a que te valoren como mereces.
Asentí lentamente, aún con la garganta apretada, mientras las lágrimas continuaban rodando suavemente.
—Gracias, mamá —murmuré—. Gracias por estar aquí, por no juzgarme.
Ella sonrió, besó mi frente y me abrazó una vez más.
Por un momento, en ese refugio cálido y seguro, sentí que podía empezar a enfrentar el caos de afuera, y el huracán que llevaba dentro.
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𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄; 𝘖𝘶𝘵𝘦𝘳 𝘉𝘢𝘯𝘬𝘴
FanfictionCuando vienes de dos mundos enfrentados, amar es un acto de rebeldía. ━━━𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: @sofigr13
C U A R E N T A Y C U A T R O
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