—Estamos atrapados —avisó Pope, la voz cargada de preocupación—. Nos rodearon.
—¿Qué hacemos? —preguntó Killian, mirando a su alrededor.
—No hay forma de escapar, hay que distraerlos —dijo Jay mientras sacaba el arma y comenzaba a limpiarla con un trapo húmedo.
Abrí los ojos con horror.
—No —susurré, casi sin poder hablar.
Jay sacó las municiones y las sopló para quitarles el agua, concentrado en la tarea.
—¡No se muevan! —la voz de los policías retumbó sobre mis latidos acelerados.
Antes de que pasara algo, John B se abalanzó sobre Jay, le quitó el arma y la lanzó al suelo con fuerza.
—Estaremos bien —susurró para intentar calmarnos.
Me mordí el interior de la mejilla para no llorar y, con las manos temblorosas, arrastré los pies para cubrir el arma con tierra y pasto.
—¡John B! —una voz conocida rompió el silencio. Shoupe llegó en un auto y bajó de prisa—. ¡Los quiero a todos a la vista! ¡Quietos!
—Me rindo —exclamó John con la voz temblorosa, derrotado.
Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas y todo mi cuerpo temblaba; el dolor en mi brazo se volvió secundario frente al estrujado corazón que sentía dentro.
—¡Manos arriba, John B!
—¡Quédense con las manos donde pueda verlas!
—¡Quieto!
Las palabras resonaban en mi mente, pero ya no tenían sentido.
—Escúchame, Shoupe. Quiero declarar.
—Ya era hora. Abajo, no quiero verte mover ni un músculo. Todos los demás, quietos.
—Mantengan las manos donde pueda verlas.
De repente, uno de los oficiales se acercó con brutalidad hacia John, le dobló el brazo y lo tiró al suelo. Comenzó a propinarle patadas sin piedad.
—¡No! —grité, sintiendo cómo la voz me temblaba y quebraba.
—¡Basta! —gritó Sarah, intentando detener la violencia.
—¿Qué hacen? ¿Van a permitir esto? —escuché la voz de JJ, furiosa y desesperada.
—¡Quietos! ¡No se muevan! —nos apuntaron con las armas.
Shoupe intentó intervenir, pero el oficial lo apartó sin dificultad. Luego alzó a John B por el cuello con una mano y dijo con frialdad:
—Esto es por Peterkin.
Y le dio un golpe certero en la mandíbula.
Ahogué un sollozo que se quería escapar.
No estaba bien.
Esto no estaba bien.
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