C U A R E N T A Y C U A T R O

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—Él me elegirá a mí —dijo ella, convencida.

—Escucha, Sarah —pidió John con calma—. Ward no deja de mentirte.

—No te aceptará con todo lo que pasó —añadió Kiara, con un dejo de tristeza.

—Sé que suena loco —replicó ella bajando la mirada.

—Sí, lo es —asintió Kiara.

—¡Lo sé! —exclamó Sarah, cansada de que no la dejaran hablar. Killian le apretó el hombro para que se calmara—. Pero es mi papá y sé que me ama. Solo les pido dos horas.

Sarah se alejó unos pasos, y John B la detuvo con una mano en el brazo, mirándola fijo por unos segundos antes de asentir.

—Iré con ella —susurró Killian—. Si pasa algo, les llamo.

Asentimos al unísono mientras ellos desaparecían con el bote, dejándonos con el peso de lo que venía.

Asentimos al unísono mientras ellos desaparecían con el bote, dejándonos con el peso de lo que venía

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Los minutos pasaron lentamente hasta que Sarah regresó.

—No funcionó —dijo Killian, negando con la cabeza.

—Lo siento —susurró ella.

Él le sonrió con tristeza y, con un gesto suave, le pasó el cabello detrás de la oreja antes de alejarse unos pasos.

—Espero que eso los convenza —intervino JJ con determinación—. Ahora necesitamos subirnos a la camioneta y salir volando de aquí.

—Van a necesitar provisiones —añadí con seriedad.

—Y deben irse lo antes posible —sumó Pope.

—Creo que ya es demasiado tarde —murmuró Kiara.

Todos volteamos al unísono y en la distancia vimos las patrullas acercándose por el agua, las sirenas retumbando con fuerza.

—¿Los siguieron? —siseó John B, alerta.

—Debe ser papá —gruñó Killian con frustración.

—Tenemos que largarnos de aquí —avisó Pope con urgencia.

JJ se quitó el bolso del hombro y empezó a buscar algo con rapidez.

—¡Quédense en la playa con las manos en alto! —ordenó uno de los policías por el megáfono.

—¡Dice que corramos! —gritó Jay.

Y sin pensarlo, eso hicimos.

Al parecer, correr era lo que mejor se nos daba últimamente.

Empezamos a correr. Cruzamos el riachuelo y nos internamos entre la maleza alta; los árboles nos arañaban los brazos y la cara. Nadamos a través del pantano hasta escondernos detrás de un árbol grueso. Las sirenas sonaban a lo lejos, mezcladas con nuestra respiración agitada.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄; 𝘖𝘶𝘵𝘦𝘳 𝘉𝘢𝘯𝘬𝘴Where stories live. Discover now