trece.

12.4K 925 24
                                    

—Ya están aquí esos mocosos traidores a la sangre. ¿Es verdad que su padre está muriéndose?

Elle sintió rabia dentro de ella. Ese maldito elfo doméstico no entendía que escuchaban sus estúpidos insultos, y quiso golpearlo en ese momento por insensible. Pero antes de que pudiera reaccionar, llego un hombre, que si mal no recordaba era Sirius Black. Como habían caído en el suelo, todos se pusieron de pie y Harry parecía levemente contento de ver ahí a Sirius.

— ¿Qué ha pasado?—preguntó y estiro la mano para ayudar a Ginny a levantarse—Phineas Nigellus me ha dicho que Arthur está gravemente herido.

—Deberías preguntárselo a Harry—sugirió Fred.

—Si yo también quiero enterarme—dijo George.

—Un momento ¿cómo es que él supo que lo atacaron?—preguntó Elle. No se había hecho esa pregunta al principio, pero cuando lo pensó, se le hizo raro.

—Un conexión que tiene con el-que-no-debe-ser-nombrado—contestó Ron temblando. Elle sabía quién era el, pues cuando era pequeña había escuchado a sus padres hablar de eso, y alguna veces Bill le platicaba las atrocidades—Es por la cicatriz que le hizo, creo.

—Fue...—Harry se removió incómodo, al parecer no le gustaba hablar del tema ni poquito—Una especie de visión.

Y contó todo lo que había visto. Todos estaban pálidos del susto, y no les apetecía comentar nada. Incluso Elle estaba blanca, y reprimía las ganas de llorar.

— ¿Está nuestra madre aquí?—le preguntó Fred a Sirius.

—Seguramente ni siquiera sabe lo que pasó—contestó Sirius—Lo más importante era sacarlos de Hogwarts antes de que Umbridge pudiera intervenir.

—Sí, es una perra—dijo Elle sin pensarlo. Luego se arrepintió de hacer ese comentario, porque todos la miraron raro. Odiaba decir comentarios así de tontos, nunca lo pensaba y a parte la situación era algo tensa.

—Tenemos que ir a San Mungo—dijo Ginny con urgencia y también salvando un poco a Elle de su comentario. Miro a todos sus hermanos que, naturalmente, todavía iban en pijama—Sirius, ¿puedes prestarnos unas capas o algo?

—Un momento ¡no pueden ir todavía a San Mungo!—atajó Sirius

—Claro que podemos ir a San Mungo si queremos—contradijo Fred con testarudez— ¡Es nuestro padre!

­— ¿Y cómo vas a explicar que sabían que Arthur había sido atacado antes incluso de que lo supieran en el hospital o su propia esposa?

— ¿Qué mierda importa eso?—preguntó Elle enojada. Ginny le dio un codazo por haber dicho semejante palabra, pero a Elle no le importó— ¿Qué pasa si muere, y no pudimos despedirnos de él?

— ¡Importa por el hecho de que Harry tiene visiones de cosas que ocurren a kilómetros de distancia!—dijo Sirius con un tono de voz elevado­— ¿Saben cómo interpretaría eso el ministerio?

Elle pensó que a ella le valía un pepinillo lo que sucediera con Harry. En lo único que podía pensar era en lo mal que se sentiría consigo misma si su padre llegara a morir. Así que dejó de ponerle atención a lo que discutían todos y centro en pensar lo que le diría a su padre cuando tuviera la oportunidad de hablar con él.

Fred y George eran los más inquietos, le gritaban demasiado a Sirius que no les importaba nada, y que sólo querían ver a su padre. Elle los abrazó, pero sólo Fred le devolvió y se quedaron abrazados.

Sirius les ofreció cerveza de mantequilla como una manera de tranquilizarlos, que por supuesto, falló. Y en fin, el tiempo pasó. Tal vez no fue mucho, pero para los hermanos Weasley fue una eternidad. Cuando llegó un Fawkes, el fénix de Dumbledore con una carta proveniente de la señora Weasley. George leyó en voz alta. «Su padre todavía está vivo. Quédense donde están. Les enviaren noticias en cuanto pueda, Mamá»

George miró alrededor de la mesa.

—Todavía está vivo...—repitió lentamente—.Eso suena como si...

—Estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte—terminó Elle.

Ninguna noche en toda la vida de la pelirroja había sido tan larga como aquella. Sirius les propuso más de una vez que fueran a acostarse, y todos los hermanos Weasley lo asesinaron con la mirada. Pasó un tiempo, y se quedaron dormidos ahí donde estaban. Elle quedó dormida encima de Fred y éste mismo también se durmió con la cabeza colgando sobre un hombro.

Cuando se despertaron, estaban bastante desanimados y apenas probaron un bocado del desayuno. Y después de eso Elle subió a dormir al dormitorio que había compartido con Hermione y Ginny, pero está vez sólo la compartió con su hermana. No cruzaron ni una palabra porque Elle cayó en un sueño profundo bastante rápido.

Sus baúles habían llegado desde Hogwarts, así que Elle se puso ropa muggle, por fin decidida a ir a San Mungo y de una vez por todas sentirse bien consigo misma. El ambiente se había puesto más ligero, de vez en cuando Fred y George soltaban una broma, y todos se reían. El señor del ojo raro -como lo llamaba Elle- Y la chica de cabello rosa excéntrico los escoltaron hasta el hospital

Batallaron algo para encontrar el piso donde se encontraba su padre, pero al final lograron llegar. Una mujer les indico que Arthur Weasley se encontraba en la primera planta. Su padre se encontraba en una habitación compartida, y lo hacía con otras tres personas. Elle se quedó perpleja al ver a su padre, aunque éste aparentaba estar bien, claramente no lo estaba. Había varios moretones en su cara, al igual que rasguños.

— ¡Hola!—los saludó y dejó el profeta a una lado—Bill acaba de marcharse.

Elle apenas había pensado en Bill y lo mucho que lo extrañaba. Se molestó un poco porque ni siquiera le envió una carta para tranquilizarla, pero dejo esos pensamientos de lado y se concentró en su padre. Todos hablaron con él, y le dijeron cuanto lo querían, etc. Cuando llegó el turno de Elle, titubeó un poco.

—P-papá—dijo acercándose a él— ¿P-puedo hablar contigo?


Perdón por la tardanza. Pero aquí está. 

The Black Sheep. |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora