La ciudad de New York se veía iluminada bajo el manto oscuro de la noche, la mayoría de las personas aún estaban despiertas, pues aunque era de madrugada, se podían escuchar los claxon de los autos y el sonido de la calle en general. En medio de todo el bullicio, no podían faltar aquellas cuatro tortugas consideradas los héroes que nunca habían sido vistos, refugiadas bajo la alcantarilla apestosa en la que vivían, pasando una noche más.
Esa noche ninguno patrullaba la ciudad, todo parecía estar extrañamente tranquilo, pero no le dieron mucha importancia, porque de todos modos necesitaban centrarse en sus cosas. Donnie se encontraba en su laboratorio, investigando sobre un experimento que podría volver a los que habían sido infectados por el mutágeno a su normalidad. Se encontraba estresado porque aún no encontraba la fórmula, pero faltaba poco, la fórmula ya estaba casi hecha.
Mientras tanto, Raphael solo se dedicaba a entrenar. El boxeo era lo único que le daba la libertad de desquitarse como quería. Era una medicina que podía tranquilizarlo después de tanto alboroto. Todo el día había estado molesto, sus hermanos lo habían notado, pero no se atrevieron a preguntarle. Decidieron darle su espacio.
Sucedió que el día anterior, ustedes habían tenido una pelea. Ya se conocían desde hace bastante tiempo, gracias a Abril, ahora formabas parte del equipo y realmente estabas emocionada por la acción. Sin embargo, tu personalidad y la de Raphael chocaban de vez en cuando, bueno, la mayoría del tiempo. No había día en que no hubiera ninguna discusión. Ambos ya estaban hartos y fue la gota que derramó el vaso, cuando el mutante dijo algo que hirió tus sentimientos. Claro que, él no estaba al tanto de eso.
Leonardo observó a su hermano, no estaba en su mente pasar por el dojō, pero fue su instinto de hermano mayor obligarlo a hacerlo. Cuando Raphael se lastimó los nudillos, suspiró, y fue a auxiliarlo.
— Hey — dijo, aún pensando lo que podría decirle para que se calmara — ¿por qué estás tan inquieto hoy? —sujetó la mano de su hermano, mirándolo con seriedad.
Este solo soltó un quejido de molestia, zafándose de su agarre y retrocediendo.
— Nada que te importe—, dejó caer sus brazos, con el derecho se sobó el sudor que resbalaba de su sien. Su respiración agitada se escuchaba en el lugar, se podía ver como la sangre de sus nudillos manchaba su rostro. Lo único que se movía era el saco de boxeo, meciéndose de un lado a otro — necesito estar solo.
Leonardo frunció el ceño, no pensaba dejarlo en ese estado. Sin pensarlo se le ocurrió una idea, llevándolo a sujetar su katana y colocándola frente a Raphael. Esta estaba por chocar su cuello, la punta estaba cerca. Su hermano no pudo reaccionar a tiempo, solo levantaba la cabeza. Gruñó.
— Es por lo de ayer, ¿o me equivoco? — la tortuga de bandana azul siguió con su interrogatorio, con una sonrisa de victoria, algo que le enfureció aún más a Rapha — estás pensando en ella.
— No...— la espada se movió otra vez, en un movimiento rápido Raphael ya estaba debajo de su hermano. A Leo le gustaba cuando estaba débil, podía chantajearlo con eso. — tsk. Estás aprovechándote—respondió molestia mientras agarraba la katana para que no llegara a su cuello.
— Solo quiero hablar contigo, hermano. — le dijo — ayer las cosas se salieron de control, y sabes que eso puede afectar el rendimiento del equipo.
La tortuga rodó sus ojos, dándole una patada a su hermano. Leo aún seguía sujetándolo, tenía la fuerza suficiente para hacerlo, por lo que apenas ni se movió por la patada.
— Ahg, solo, no fue mi culpa. Ella inició todo, ¿por qué tendría yo que ser el culpable? siempre se queja de todo, es mejor que se largue — soltó lo que tenía pensado con ira, las discusiones siempre las empezaba ella, como una niñita de cinco años que no sabía comportarse.
— Me temo que estás equivocado — su hermano dejó de sujetarlo, dándole espacio. Guardó su katana atrás, — ¿te has preguntado en lo que pudo sentir o por qué crees que se habrá molestado? Siempre hay una razón, Raph— dijo, alejándose de su hermano y tendiéndole la mano. — Tus actitudes, aunque a veces no te des cuenta, pueden jugar sucio.
Raphael frunció el ceño, sujetando la mando de Leo y levantándose gracias a su ayuda. Pensó que Leonardo se parecía demasiado a Splinter. Era como si su padre le estuviera dando un regaño.
— Yo no dije nada malo, Leo. Los dos tenemos este...temperamento.
— ¿Entonces por qué su rostro se veía dolido y triste? Quiza dijiste algo que le hirió, y que ella piensa que es verdad. Podrias, viajar a ese momento y ponerte a pensar. Estoy seguro que te ayudará.
¿Dolido?. Pfft. La chica era bastante fuerte como para que le afectara cualquier cosa. Estaba a punto de protestar, pero Mikey apareció delante de ellos con una caja de pizza y una sonrisa.
— ¡Chicos!, la pizzaaa~ está aquí — exclamó alegre, oliendo la caja — los chicos también. Vamos a ver una película juntos.
Raphael se acercó a Mikey y le arrebató un pedazo de pizza, riéndose tras la queja de su hermano. Se estaba alejando junto a su hermano menor, pero ña voz del mayor lo detuvo.
—Raph. Recuérdalo, no alteres más las cosas —dijo, comenzando a caminar detrás de ellos.
Raphael no le dio importancia, soltando un "Tsk" en voz baja. No lo entendía. Era solo una simple discusión. No dijo nada malo. No la ofendió. Bueno, quizá si...no lo recuerda.
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enemies⠀ ⠀⠀ ▸⠀⠀Raphael 2012⠀. ⠀ x ⠀ lector
Fanfictionun día peleas con Raphael, él no sabe que hacer. Ambos están hartos de cada discusión. Pero se quieren, ¿qué demonios deberían de hacer?
