—No lo toques... —dijo con los labios secos—. Está bien. Está bien...
—Tae... estás sangrando. ¡Mierda! —le sujetó la cara con ambas manos—. Te clavaron un cuchillo, por Dios. ¡Tienes sangre en el cuello! ¡Estás helado!
—No me importa... está vivo. Está aquí... conmigo...
Jungkook miró a Siwoo. Lloraba, pero respiraba. Estaba sucio, empapado, pero no herido.
—No lo solté —dijo Taehyung, sin poder más. Lágrimas y sangre corrían al mismo tiempo.
—No importa nada más. Lo lograste. Ya estás a salvo.
Jungkook lo sostuvo. Con fuerza. Con reverencia.
—¿Quiénes eran? —susurró Taehyung, con rabia en la voz, mientras lo alzaban en camilla.
—Infiltrados. Marcas alteradas. Pero uno no escondía su escudo... eran de los Choi.
Taehyung sintió que el mundo se doblaba.
—Esto fue un mensaje —dijo él.
Jungkook asintió. Lo miró como si compartieran el mismo corazón.
—Y van a tener su respuesta.
...
El ambiente estaba enrarecido. Las lámparas de pared proyectaban sombras largas y los ventanales dejaban entrar la luz fría de la tarde que comenzaba a caer sobre el territorio del Este.
La reunión había sido solicitada de emergencia por Jungkook.
—Intentaron secuestrar a un cachorro —dijo con voz baja pero peligrosamente firme—. No a cualquier cachorro. A mi hijo. En terreno neutral. Con sello Choi visible. ¿Alguien aquí me va a explicar por qué?
El delegado Choi no levantó la mirada. Haein, desde su asiento, giró lentamente el rostro hacia él.
—¿Tu líder sabía de esto?
—El sello pudo haber sido falsificado —balbuceó el delegado—. El clan no autoriza ese tipo de acciones sin previo consentimiento del líder supremo.
Seokjin resopló, cruzando los brazos.
—¿Entonces alguien en su línea directa usó soldados marcados, en una zona vigilada, contra el heredero de dos manadas, sin permiso? ¿Eso es lo que nos estás diciendo?
—No estoy autorizado a hablar en nombre del líder.
—Claro que no —respondió Haein, cortante—. Porque si hablas, el fuego les va a llover desde el Norte y el Sur al mismo tiempo.
Jungkook se inclinó hacia adelante, apoyando las manos en la mesa de madera oscura.
—No estoy exigiendo disculpas. No vine por una sanción. Solo estoy aquí para dejar claro lo siguiente:
Levantó la mirada. Sus ojos, oscuros, ardían como el preludio de una tormenta.
—Si esto vuelve a pasar, la guerra no será en las calles. Será en sus casas. Y no voy a enviar advertencias. Voy a enviar cuerpos.
Un silencio sepulcral cubrió la sala.
El líder Park, que había permanecido neutral, finalmente habló:
—Mi territorio no participará de ninguna ofensiva. Pero si se confirma que la manada Choi está detrás de esto... no intervendremos tampoco si ustedes actúan.
Jungkook se volteó hacia Haein.
—¿El Este?
—Apoyaremos cualquier represalia que mantenga la paz a largo plazo. Siempre y cuando no se toque a civiles.
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don't blame me | kooktae
FanfictionEn un mundo gobernado por la jerarquía y el poder, la mafia coreana mantiene el equilibrio a través de acuerdos inquebrantables. El sur pertenece a los Jeon, y el norte, a los Kim. Durante décadas, estas familias han coexistido sin conflictos direct...
Capitulo 25
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