Camino rocoso entre el Norte y el Este. Final de la tarde. Cielo encapotado.
El convoy del Norte descendía por el sendero de piedra que cruzaba entre riscos y árboles húmedos. Taehyung iba en el segundo vehículo, con Siwoo dormido sobre su pecho. El niño, a semanas de cumplir su primer año, dormía profundamente, aferrado a la tela de la chaqueta de su padre.
Era solo una salida rutinaria. Visita al Este. Comida con Haein y Jisoo. Relajarse un poco.
Todo estaba bajo control.
O eso creyeron.
El primer disparo fue sordo, seco, casi imperceptible... hasta que el auto de adelante se volcó con un estruendo brutal.
—¡Deténganse! ¡Deténganse! —gritó el conductor del segundo vehículo.
Taehyung se enderezó, Siwoo comenzó a llorar de inmediato. Su llanto era agudo, desesperado.
—¡¿Qué pasa?! —exigió Taehyung, pero entonces lo vio.
Sombras descendiendo del bosque. Hombres vestidos de negro, sin emblemas, con máscaras de protección y armas largas. Sus movimientos eran profesionales. Fríos. Sin dudar.
—¡AL SUELO! —gritó uno de los soldados del Norte, sacando su arma.
Las ventanas estallaron. Una bala impactó contra el hombro del conductor. El coche se detuvo de golpe. Taehyung sintió que el tiempo se doblaba.
No pensó. Solo actuó.
Tomó a Siwoo, lo envolvió con su abrigo, y se lanzó por la puerta opuesta, rodando por el lodo hasta una zona de arbustos densos. Se arrastró hasta una roca. Los disparos reventaban los troncos. El bebé no dejaba de llorar.
—Shhh... Shhh, mi vida... mi vida, por favor... —susurraba él, ahogando las lágrimas, con la voz quebrada.
Pero entonces lo escuchó.
—¡Está aquí! ¡Con el cachorro! ¡Vivos!
Un hombre se acercó. Tenía los ojos claros, inyectados de sangre. Portaba una jeringa negra.
—No lo lastimes. Solo duérmelo. El Alfa lo quiere entero.
Los Choi.
Taehyung gruñó.
Literalmente. Un rugido bajo, casi animal.
—¡No lo van a tocar!
—No eres nadie —escupió el otro.
El atacante se lanzó hacia él. Taehyung se movió como un lobo acorralado.
Le enterró una piedra en la cabeza. El hombre cayó. Otro llegó por detrás y lo empujó al suelo.
Taehyung giró, cubriendo el cuerpo de Siwoo. El puñal le cruzó el costado. El dolor fue agudo, caliente. Pero no soltó al bebé.
No. A él no.
El atacante levantó el cuchillo otra vez.
Y entonces, algo lo atravesó. Un disparo limpio.
Un segundo cuerpo cayó junto al primero.
—¡¡TAEHYUNG!! —el grito fue salvaje, lleno de rabia, un trueno en la montaña.
Jungkook.
Emergió como una bestia desatada. Los ojos rojos, el aura de Alfa expandida como un campo de batalla. Disparaba sin piedad. Sin freno. No era defensa. Era castigo.
Eunwoo y la guardia del Sur venían detrás, silenciando lo que quedaba del escuadrón enemigo.
Jungkook cayó de rodillas junto a Taehyung, que sangraba, jadeaba y protegía aún al bebé con el cuerpo entero.
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don't blame me | kooktae
FanfictionEn un mundo gobernado por la jerarquía y el poder, la mafia coreana mantiene el equilibrio a través de acuerdos inquebrantables. El sur pertenece a los Jeon, y el norte, a los Kim. Durante décadas, estas familias han coexistido sin conflictos direct...
