Capítulo Nueve- Merida

448 33 22
                                    

Caía con la permanente sensación en el estómago de estar siendo succionada hacia abajo por un torbellino de aire.
Merida chillaba mientras intentaba agarrarse desesperadamente de rocas y raíces, pero solo conseguía arañazos en sus manos.
¿Cuánto tiempo llevaría cayendo? O peor, ¿cuánto le faltaría... para dejar de hacerlo?
Encima de su cabeza se alejaba la luz cada vez más, y, con las manos estiradas hacia ella, dio un sollozo. El viento arrancó las lágrimas de sus ojos, y un nuevo grito le desgarró el pecho.
-¡Merida!- escuchó una voz, aunque el viento contra sus oídos a penas le permitía diferenciarla.
Una figura se hacía cada vez más grande e iba hacia ella, Merida abrió mucho los ojos.
-Hiccup...- su voz sonaba distorsionada.
A penas si podía pensar. ¿Qué estaba haciendo Hipo allí? Los ojos verde bosque del chico relucían, grandes y redondos como los de un cervatillo. El aire le despeinaba el cabello, pero de una forma diferente, más fluida.
Merida comenzaba a sentir cómo el viento raspaba sus mejillas ya y cómo la sensación de su estómago se multiplicaba.
Actuó por puro instinto saltando al cuello de Hiccup cuando éste le agarró del antebrazo.
En ese momento sintió un fuerte tirón a la altura de la cintura y sollozó en el hombro de su amigo. De pronto... Todo se había detenido.
Con cautela abrió un ojo. Estaba temblorosa y adolorida, sus manos estaban manchadas de sangre y a la altura de su cadera tenía un leve desgarro.
Hiccup le acariciaba la cabeza un poco torpe aunque con suavidad, él también estaba nervioso.
Cuidadosamente descendieron un poco más, y Merida se agarró con fuerza de Hipo.
-Tranquila- murmuró con voz inestable éste:- No te voy a dejar caer.
Por alguna razón aquellas palabras tuvieron un efecto mágico sobre ella, serenándola un poco.
Tocaron el suelo con las puntas de los pies, Hiccup debía sostenerla para que no cayera, ya que sus piernas temblaban.
Olía a tierra allí debajo. Tierra húmeda como de lágrimas, tierra mojada y salada. Merida notó como su propio llanto surgía desde lo más profundo de su garganta, convirtiéndose en un grito de alivio; refugiada como estaba en el pecho de Hiccup, sintió sus piernas debilitarse tanto que ya no resistían su peso.
Se sumió en la inconsciencia.

***

-Merida...- escuchó su nombre como si alguien le llamara desde debajo del agua.
Desde las puntas de los dedos hasta el interior del pecho, la pelirroja notaba un sutil cosquilleo que le hizo fruncir el ceño.
-Parece que está por despertar- dijo otra voz diferente:- Jack, trae la infusión.
Merida todavía en su ensoñación sintió como una pequeña fuente de calor era situada bajo su nariz, y en ese momento un olor fuerte logró que abriera de golpe los ojos y se incorporara tosiendo.
-¡Al fin!- gritaron Jack, Hiccup y Rapunzel.
Estaban los cuatro en una habitación sencilla de madera, con una ventana que dejaba pasar la luz azulada de la noche y pocos muebles, entre ellos, una mesita con el neceser de aseo, una estantería, la cama en la que reposaba Merida, y un sofá color amarillo.
-¿Chicos?- Merida pestañeó de forma pesada un par de veces:- ¿Dónde... estamos?
-En una posada de las afueras de mi reino- declaró Rapunzel con voz suave:- Merida, ¿qué recuerdas?
La pelirroja se detuvo unos instantes con una mano en su cabeza. Jack e Hiccup la miraban preocupados apartados unos pasos. Hiccup... ¿todo había ocurrido de verdad?
-Me acuerdo de todo- murmuró por fin.
Hiccup soltó un suspiro para caminar hacia ella y tomar su mano.
La mano de Hipo era más grande, fuerte y huesuda de lo que Merida recordaba. Ni se lo había planteado hasta aquel momento, pero en defintiva había pasado mucho tiempo. Sentía su calidez penetrar a través de la piel.
Levantó la mirada. Ojos asustados como los de un cervatillo. Quizás no había cambiado tanto después de todo.
-¿Y Eugene...?- preguntó con voz ronca.
-Después del incidente fuimos a por Eugene y los vikingos- dijo Jack:- Ahora todos descansan en esta posada. Merida, si algo tenemos claro, es que no podemos permanecer en DunBroch por más tiempo.
-Supongo que es obvio, pero...- tenía tantas palpitaciones en su cabeza que no podía pensar con claridad.
-Será mejor que la dejéis descansar, chicos- Rapunzel pasó un pañuelo mojado por la frente de Merida:- Aunque... quedémonos todos- sonrió un poquito:- Hay algo que debo contaros.
En menos de cinco minutos Hipo se había tumbado a los pies de la cama, Jack reposaba en el sofá y Rapunzel se había tumbado junto a Merida.
-Veréis... Supongo que ya conocéis mi historia.
Todos asintieron.
-Creo que el final es incorrecto. Creo que... todavía puedo sanar.
-¿Cómo?- se sorprendieron.
La mirada de Rapunzel se oscureció:
-Para obligarme a deber más de lo que ya debo.

____________________________________

¡Hola, he vuelto!
Sí señores, estoy viva :3 Y he traído un nuevo capítulo un tanto aburrido, pero buaaano, estoy algo occidada -aunque con muchas ideas rondando por mi cabeza- ¡Así que preparaos las palomitas, las chuches, la mantita, acomodaos en el sofá o la silla porque 'Brave Stories' regresa con fuerzas redomadas!

Recordatorio: La frase final de Rapunzel es debida al Capítulo Diecisiete de 'Brave Dragons', cuando la supuesta voz de Aurak hace ver a la chica que todas las curaciones que ha llevado a cabo con su poder serán revertidas si no colabora.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 06, 2015 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Brave StoriesWhere stories live. Discover now