Malas Noticias

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– Dime ¿Qué es el mundo?

– ¿Quien eres?

– Dime ¿Por qué luchas?

– ¿Donde estoy? ¿Quien eres?

– ¿No me reconoces?

-¿Por qué todo esta oscuro?

– Dimelo John

– ¡¿Como sabes mi nombre?! ¡¿Quien eres mierda?! ¡¿Donde estoy?!

– Yo, mal nacido infeliz. Yo no soy nadie, solo soy una voz, que vuela por ahí a la cual no le pagan lo suficiente para aguantar tus tonterias. ¡Despierta John! Pero antes, te dejo la razón por la cual vine ¿Luchas por tu patria, o por tu vida?

. . . .

Abro los ojos, me encuentro en medio de un cuarto de hospital. Trato de moverme pero siento un terrible dolor al hacerlo, solo puedo mover de mi cintura hacia abajo sin sentir tal dolor.

– ¿Qué paso?– entra una enfermera la cual se sorprende al verme despierto, y se acerca rápido hacia mi.

– ¿Como se siente señor?– pregunto mientras me revisaba brazos, cabeza y pecho.- ¿No le duele?

– No si una hermosura como tu lo hace.

– ¿Siempre es tan alegre?– pregunto tomando una jeringa y colocándole un líquido rojo.

– Solo cuando estoy nervio...– me interrumpió clavando la jeringa en mi pierna sin previo aviso o piedad.

– ¿Decía usted?– comento de manera burlona mientras retiraba la jeringuilla. El director de la academia entra a la habitación y me coloca un arma entre ceja y ceja.

– ¡Señor que mierda hace!– le grite

– Dime niño, que sientes ahora mismo.– respondio triste y cerio.

– ¡Pues miedo, mierda! ¡Baje esa maldita pistola!.– le respondí rápida y nerviosamente

– De acuerdo.– dijo retirando el arma de mi cabeza

– ¿Que mierda fue todo eso?– regunte apretandome el pecho por el dolor causado por los movimientos bruscos que realice

– Pensamos que te habían infectado- dijo en un tono casi inaudible.

– Perdone ¿Que dijo?

– Nada soltado. Reportese en la academia después de recuperarse por completo- dijo mientras se retiraba de la habitación.

– ¿Tu sabes que paso?– le pregunte a la enfermera

-Lo siento señor, yo, solo soy la enfermera.

Seis meses después.

Soy perseguido por un campo. La luz de la luna llena es la única que me ayuda a seguir avanzando sin caerme. Diversos disparos rozan mi cuerpo o impactan ya se en el suelo o árboles cercanos. Volteo y yo regreso el fuego sin dejar de correr, veo una zanja muy profunda y me lanzo hacia ella esperando pasar desapercibido, me quedo ahí sin hacer un solo ruido, y pasan por encima mío sin notarme.

Rápidamente me levanto y corro tras de ellos, apunto firmemente mi arma y disparo. El primero cayo, y el segundo, el tercero se dio cuenta y se volteo hacia mi disparando, me cubrí con un árbol para evitar las balas.

Salgo de mi cobertura y lo tengo enfrente mio. Me da un golpe en el abdomen y me arroga lejos tomandome por los hombros. Me levanto y le doy un pisotón abriendo su guardia y derribándolo con un golpe de mi mano abierta. Lo tomo por su mano evitando que cayera y lo jalo hacia mi para después darle un puñetazo en la cara, tomo mi arma apunto y un disparo me da a mi. Luces de autos se prenden y un helicóptero baja a la par que dos vehículos militares se acercan, de uno baja el director de la academia.

– Mal, mal, mal. ¡Muy mal!– se le notaba enojado.– Tu eres el hijo del mejor soldado del país, y no te fijaste, que eran cuatro, objetivos, hostiles... Bien, la practica se acabó. –  todos empezaron a montarse en los vehículos para irse de ese lugar. Los soldados a los que disparé se colocan de pié y también suben. Es bueno que practicáramos con salvas.

Yo quería subirme pero el director me detuvo.– No, tu no cabrón

– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

– Por idiota, te quedaras acá y buscaras la forma de llegar a la ciudad.

– ¡No es justo!

– Claro que si, escucha.– su tono cambio a uno paternal y amoroso.– Tu eres un excelente soldado. Veo ese deseo de ser mejor, pero si no se te quita lo imbécil, nunca podrás mejorar.– se monto en aquel vehículo súper blindado y me dejaron solo.

– ... Pero... ¿Como regreso a la ciudad?... – dije ya completamente solo.– Si, muy bonito discurso y todo. Fue de lo mas motivador que me llamará imbécil pero ¡¿Cómo chingados regreso?!

Mi radio se enciende y el director me habla.– ¡Caminando idiota! ¡Recuerda apagar tu radio!

Después del susto dado apago mi radio y ya mas tranquilo digo.– Calvo creído. Algún día verás como YO seré el mejor soldado de este país.

Así comencé a caminar, las luces de la ciudad eran notorias en la lejanía. Con suerte llegaría al amanecer.

La vida que me toco llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora