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El fin de semana habían pasado rápido. Entre los deberes como comandate, el estrés de los asuntos de su familia y el última entrega de la cosecha antes del invierno, Yoongi se mantuvo en la misma sintonía automática todos los días.

Había cambios, por supuesto. El lunes, recién comenzaban sus vacaciones fugaces, sin mucho que decir o tener que comentar. Lo intrigante fue cuando Taehyung pareció sorprendido de verlo. Le dió una leve explicación de su situación, queriendo ser claro con el motivo de porqué seguía en casa. Taehyung sonrió en grande, sonrojándose cuando pasaron al gran comedor para desayunar juntos. Probablemente fue la primera vez que se sentaban a esa hora después de casarse.

La tarde fue sencilla. Se la pasó encerrado en su oficina, aspirando el aroma de muchos reportes y leyendo algunos libros que pospuso hace meses por falta de tiempo. ¿Era una ironía? Juzgó el alfa, por el aburrimiento que estaba sintiendo ahora y que atribuía, era por estar en casa.

Llegó la noche rápidamente. Al bajar al comedor, Taehyung comentó estar agotado para la cena. Nada que fuera de importancia para Yoongi, de todas maneras, se dijo así mismo. Con la soledad, degustó sus alimentos en silencio y en compañía de la noche después de que Taehyung comentará decidir no bajar a cenar.

Después de varias horas y a la falta de sueño en la madrugada, el alfa comenzó a divagar por la mansión. Era una residencia enorme. Yoongi siempre tenía su trayecto trazado día a día, así que no era común verlo por los pasillos diambulando en su propio hogar pero era una buena oportunidad de hacerlo, mínimo una vez al año. Comenzó caminando, lentamente por las habitaciones. Casi todas estaban vacías, descartando la suya y la de Taehyung. Era mucho espacio para solo dos personas aún contando con la gente que estaba a su servicio, pero Yoongi lo veía como una excusa para que en un futuro, pudiera comprarse una casa más pequeña.

Después de recorrer toda la residencia, salió por la puerta trasera, listo para ir al jardín principal. Desde lejos, Yoongi podía describirlo como espacioso. Contaba con jardineras, flores y algunos arreglos hermosos. Después de que Taehyung comenzará a vivir en la mansión, había decidido renovar parte del patio principal y el área del invernadero. Decir que Taehyung no había traído vida a la casa, podía ser una gran mentira, al darse cuenta todo los cambios que habían ocurrido en dos años.

—¿Alfa Min? —preguntó Taehyung, interrumpiendo a Yoongi de su autocrítica a sus pensamientos. Estaba de pie frente a la división del jardín—. ¿Tomaba un paseo?

El omega miraba a Yoongi con las mejillas aún sonrojadas como horas antes. Sus ojos se enfocaron en su rostro, preguntándose que hacía Taehyung a esa hora y de tal manera.

Yoongi lo miró un buen rato, y tal vez, fue demasiado. Inhaló y exhaló, intentando despejar sus pulmones del aire frío y fresco de la madrugada, pero solo consiguió que el aroma de Taehyung le llegará con fuerza. No fue lo que esperaba, retrocediendo para alejarse a una buena distancia de Taehyung, pero el aroma del omega era lo suficientemente fuerte para absorberlo. Al notar el tiempo que llevaba Yoongi en silencio, Taehyung sintió que le debía una explicación.

—No puedo dormir —empezó el omega—. Hace mucho calor adentro.

Los ojos de Yoongi se abrieron ligeramente. Sus labios se separaron, analizando la oración que Taehyung había dicho.

—Deberías entrar ahora —dijo el alfa con total confianza. Parecía un poco sin aliento—. Hace frío. La temperatura seguirá bajando.

Antes de que Taehyung pudiera responder, bajó su mirada al resto de su cuerpo. No traía nada más que su bata de dormir y su camisón. Eran finales de otoño, lo que también era sinónimo de frío y altas ráfagas de viento. Se veían sus piernas al descubierto y parte de su pecho al tener la bata de dormir abierta. Pero a pesar de eso, claramente tenía calor.