—Le agradezco su gesto, mi señor.

—Puede sentarse —Yoongi arqueó las cejas —. ¿Todo ha ido bien con el orden de la casa?

La ama de llaves miró la silla frente al escritorio de Yoongi por un momento antes de sentarse. Tenía el ceño fruncido, como si estuviera pensando profundamente.

—Alfa Min —respiró hondo—. Todo ha ido como debe de ser. El omega Min también ha hecho un trabajo excelente.

—Lo creo —dijo Yoongi, yendo al grano—, pero han ocurrido cosas que no han pasado antes, ¿verdad?

—Ya lo investigué con la servidumbre sin dudar —la mujer inclinó la cabeza—, pero eso es competencia del omega Min, mi señor.

Yoongi frunció el ceño. Esta no era la versión que recordaba, pero realmente no veía qué relevancia tenía ahora.

Desde el momento en que Taehyung entró a la puerta como el Omega de Min Yoongi, obtuvo una nueva responsabilidad. Una que, por supuesto, ocurría con hacerse cargo del hogar. Yoongi había accedido, con ciertas condiciones. Apoyarse de la ama de llaves Yeom y también, que solo su habitación y oficina fueran de completa competencia de la anciana mujer. Taehyung podía hacer lo que quisiera, por derecho, con la mansión, el jardín o su patrimonio, pero los lugares privados del alfa, eran competencia de la mujer que tenía a su servicio desde antes que el mismo omega.

—Sé que tengo una tarea específica con sus aposentos —comenzó la mujer. Yoongi escuchó atento—. Pero algunas veces, durante el último año, el omega Min me ha pedido también tener esa responsabilidad en sus tareas.

Yoongi recordó de inmediato aquel día donde no trabajó después de una festividad. Taehyung había estado allí, fingiendo no saber mientras escuchaba preguntar.

—El omega Min se hace cargo completamente de la mansión desde hace un tiempo —respondió con duda—. He seguido sus órdenes. Nadie puede entrar a su habitación, más que usted y el señor Taehyung.

—¿Y usted sabe por qué? —preguntó Yoongi, aunque sospechaba que ya lo sabía—. He dado una orden y necesito una explicación del porqué no la han seguido, Taehyung no puede ni debe entrar a mi habitación —dice Yoongi, con firmeza—. Le recuerdo que usted son mis ojos cuando no estoy aquí.

—Creo que tiene algo que ver con ... su privacidad. Las de un matrimonio —aclaró la mujer—. Mi señor, creo que el señor Taehyung está pasando por su necesidad omega.

Yoongi consideró que, después de todo, estaba pensando algo que parecía ser la verdad. La mujer no entendía bien qué intentaba decirle, pero captó la idea. Yoongi se cruzó de brazos y asintió, dando por terminado el cuestionamiento.

Una vez la ama de llaves se fue, Yoongi se levantó y miró por la ventana. El aire azotaba  el terreno, surcada por pequeños rastros de caballos y personas. Algunos aún deambulaban, pero pronto la servidumbre terminaría de hacer sus deberes.

Yoongi no sabía qué pensar de la revelación de la mujer. Era posible, supuso, que Taehyung hubiera estado robando sus cosas específicamente...

Sabía por qué Taehyung lo haría, claro. A los omegas en celo les reconfortaba el olor de un alfa, y en lugar de un alfa real, buscaban una prenda perfumada que podía tener un efecto calmante sobre el alfa que querían. Probablemente construirían un "nido" con estos objetos, que Yoongi había deducido que era una especie de pila de mantas y otras cosas suaves que también reconfortarían al omega. 

Se revolcaría en un nido, con su ropa, cubriéndose con un suave abrazo. Tendría alguna prenda en la mano, acariciándola suavemente y bañándose de su aroma, sobre su piel acalorada, gimiendo y suspirando.

No. Eso no podía ser.

Yoongi había pasado los últimos dos años domesticando a su alfa en lo que respecta a Taehyung y no dejaría que la pequeña posibilidad suelta que su lobo se sintiera de alguna manera atraído, en el omega, fijado en él personalmente. Algo que amenazara esa domesticación.

Yoongi era un alfa con control. Un supuesto marido que solo actuaba como su protector, y eso siempre tendría como prioridad. Era un alfa con una gran diferencia de edad con su elegido esposo, que sus padres habían señalado perfecto para él. Un matrimonio que comenzó por necesidad de callar a sus exigentes padres, los rumores y prácticamente, fingir.

Tendría sentido que Taehyung desarrollara algún tipo de atracción por esa imagen de ser esposos. Por el tiempo que habían pasado juntos, era lógico que como supuesta pareja, significara que tuviera algo que ver pensar en Yoongi como algo más. La idea de resignarse al matrimonio era casi una obligación para los omegas, especialmente cuando el compromiso es impuesto, justo como el suyo. Yoongi no dudaba que toda su relación, siempre sería lo señalado por la sociedad moral y jerárquica, antes que sus sentimientos.

Además, Yoongi fácilmente podía ser su hermano mayor, un superior o un tío, antes que un verdadero alfa para Taehyung. Tenían una diferencia considerable de diez años, una diferencia enorme y preocupante para ignorarla.

Y eso, ciertamente no le daba a Yoongi el derecho de convertir a Taehyung en un objeto para las fantasías de su alfa. Habia muchos factores a considerar. Principalmente, una que había prometido desde el día uno que Taehyung se volvió en su prometido.

Cuando un omega, después de cinco años de matrimonio, no tenía hijos, había la posibilidad de solicitar el divorcio. Una separación que haría que Taehyung fuera liberado. Además, al no haber cachorros y mucho menos un lazo, el omega podría rehacer su vida sin problema, argumentando la incompetencia de Yoongi como alfa, para obtener un pase para su libertad.

Posteriormente, conseguir un alfa que lo ame, una pareja real y Yoongi entonces, podría continuar con su vida y soledad como siempre. Nadie cuestionaría nada porque no habría más motivos para hacerlo.

Eso había buscado en un principio. Un omega joven que no le afecte casarse nuevamente años después y rehacer su vida, con una buena dote después del divorcio como beneficiario y le brindará una excusa para no tener que lidiar con comentarios ni presiones a Yoongi nunca más.

Ese propósito hizo que Yoongi jurara dos cosas. No poseer ni reclamar a Taehyung como un omega y mucho menos como pareja. Proteger la oportunidad futura de Taehyung en rehacer su vida, y por supuesto, darle una seguridad económica por el tiempo brindado como compensación. Es así, como había límites en diferentes extremos para llevarlo a cabo.

«Hurgando su ropa, robando sus cosas, escondiendo vergonzosamente la ropa en su habitación, sacándola para olerla, mientras él gotea en la cama...»

El sol caía oblicuamente sobre el terreno, haciendo que los árboles brillaran. Se estaba haciendo tarde; y tenía que acabar todo antes de que fuera completamente de noche.

Al momento que regresó al salón principal, vió a Taehyung sentando en el sofá, que parecía leer. Llevaba las mangas arremangadas hasta los codos y un pantalón cenido, a pesar de ser un modelo sastre. Resaltaba los lugares específicos que robaban miradas.

Taehyung levantó la vista cuando Yoongi entró, enfocándolo con los ojos brillantes y llenos de vida. El alfa intentó mantener la expresión impasible, pero sintió que su mirada se suavizaba al encontrarse con la de Taehyung. El omega no pudo evitar sonreír levemente, y en automático, se le iluminó todo el rostro con ilusión.

Yoongi continúo el trayecto, ignorando el gesto y rezando que su instinto nunca cruzará los límites.




















©Yoonxtaem

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