About time › Yoontae

O1 of O2

Taehyung, sin duda, esperaba esto último. Ya había oído la desaprobación de su madre durante una de las varias discusiones entre sus padres. Los rumores sobre la reputación de Yoongi habían llegado incluso a Daegu; cosa que le dió esperanza e hizo que su madre no se lo tomara a la ligera.

Min Yoongi era serio, cortante y según los rumores, arrogante. No sé relacionaba con nadie ni tampoco estaba involucrado en círculos de alfas aristocráticos. Nunca quiso comprometerse ni se le conocían amantes de ningún tipo. Su familia prácticamente lo estaba orillando a sentar cabeza y crear una familia.

Decir que estar cerca de Yoongi, como decían los rumores, era incómodo es quedarse corto. Su segunda cita fue lo peor. No había nadie cerca, más que su dama de compañía a metros para vigilar que nada pasara. Pero incluso si Taehyung deseaba que eso sucediera, claramente no ocurrió. Yoongi se mantuvo en silencio, recto y con la postura característica de un militar, con respuestas cortantes a las preguntas que Taehyung hacia para saber mínimo sobre quien sería su futuro esposo, si realmente sería un infierno el momento de tener que casarse con él.

El día de la boda fue difícil. Lloró, por supuesto, queriendo dejar todo atrás. Pero también, lo era ir a un lugar desconocido. La mansión del alfa Min era grande, espaciosa y un tanto sombría. No había novedad, pensó el omega, pero no era malo. Era acogedora y tenía un jardín, sorprendentemente, hermoso.

La primera noche, no pasó nada. Yoongi se dirigió a su habitación y lo dejó allí, en la habitación que habían preparado para los recién casados, esperando que al día siguiente el omega mostrará una marca en su cuello. Taehyung lo agradeció. No tenía la fuerza de voluntad para vivir algo como ello sin antes haber convivido, aunque sea un poco, con el alfa.

Eran raras las ocasiones en que compartían compañía, generalmente a la hora de cenar o cuando había visitas importantes.  Taehyung no se animaba a iniciar una conversación y Yoongi parecía estar a punto de romperse la mandíbula de tanto apretarla por el voto de silencio que hacía. Taehyung se empezó a preguntar si podría estar sufriendo.

Yoongi rara vez se ve por la mansión, siempre encerrado en su oficina, el campo de entrenamiento o en la base militar, trabajando sin hora de llegada. La ama de llaves comentó que no está acostumbrado a tener tanto tiempo libre desde que era un oficial de alto rango en el ejército, algo que Taehyung admitió desconocer, si era sincero, porque no sabía nada más que los datos que el mismo alfa proporcionó en su primera visita.

Todo cambió después del primer año. No había nada que hacer. Todo se basaba en asistir a reuniones sociales, estar encargado de cosas del hogar y convivir con su familia cada vez que podía. Y Taehyung pensó, al inicio, que ese había sido el motivo por el que había cambiado tanto su perspectiva de quién era su esposo.

Algo que tenía que admitir, a pesar de haber conocido y de haber tenido varios alfas como pretendientes, era que ninguno era como su esposo. No, Yoongi era un alfa de verdad, muy a pesar de sus sentimientos de negación. Su cuerpo parecía el de una estatua de guerrero, con músculos definidos y cicatrices, con unas manos enormes, con venas marcadas y callosas. Yoongi no lo sabe, pero, sinceramente, Taehyung sentía que se ahogaba en la presencia de su alfa.

Sí, su Alfa.

Nunca habían tenido una conversación profunda ni privada con él antes. Su alfa rara vez, o nunca, hablaba, pero en esas raras ocasiones en que lo hace, Taehyung siente que podría derretirse en el acto.

Su voz era áspera, casi severa, y tenía un ligero acento que Taehyung no lograba identificar. Era sumamente dominante y su lobo solía ponerse sumamente sumiso a sus palabras en cuanto llegaban a sus oidos. Se sentía, de alguna manera, bajo su mando ante la inevitable atracción que nacía.