ONE SHOTS Transformers

R͢a͢c͢h͢e͢t͢

Se inclinó hacia Tn, apoyando su frente suavemente contra la de ella, como los ancianos solían hacer para sellar votos inquebrantables.

-Bienvenido a casa, pequeño Auren -susurró.

El protoform soltó un sonido apenas audible, una vibración dulce que llenó la habitación.
Era un sonido nuevo, un canto de vida que, por primera vez en demasiado tiempo, hizo que Cybertron pareciera menos una tierra devastada y más un hogar.

Ratchet y Tn se miraron, sabiendo que su viaje apenas comenzaba.
Serían padres. Se equivocarían, aprenderían, crecerían.
Y lo harían juntos.

Como familia.

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Los días posteriores al nacimiento de Auren fueron una mezcla de maravilla y caos absoluto.

Ratchet, quien solía regañar a los demás por cualquier error médico mínimo, ahora vivía en un estado perpetuo de alerta y duda.
Cada pequeño pitido del monitor de Auren lo hacía saltar como si fuera una alarma de guerra.

Mientras tanto, Tn, aunque más calmada de apariencia, luchaba con la misma tormenta interna.
Se pasaba horas revisando los datos vitales del pequeño, ajustando los niveles de energía de su cápsula de crecimiento, temiendo no ser suficiente.

La primera noche fue, para ambos, un desastre adorable.

Auren, aún un pequeño protoform frágil, lloraba en frecuencias supersónicas que ni los más duros Decepticons habrían soportado.
Tn trataba de arrullarlo con nanocanciones antiguas, mientras Ratchet recalibraba cada sistema de soporte, frustrado porque nada parecía calmarlo.

-¿Y si tiene un cortocircuito en los conductos energéticos? ¿Y si su chispa es inestable? -balbuceaba Ratchet, revisando por tercera vez los diagnósticos.

Tn, agotada, apenas alcanzó a reír con suavidad.

-Ratchet... no tiene un cortocircuito. Sólo... sólo tiene hambre.
Recuerda: pequeño, chispa nueva... metabolismo acelerado.

El médico se quedó congelado un instante, procesándolo como si fuera el descubrimiento más revelador de su existencia.

-¡Hambre! ¡Por Primus! ¡Claro!

Se apresuró a preparar una carga de energón diluido, tropezando con su propio cable de datos en el proceso.
Tn apenas pudo contener otra risa, esta vez más cálida, viendo a su compañero -el siempre estoico Ratchet- actuar como un aprendiz novato.

Cuando por fin alimentaron a Auren, el pequeño se acurrucó contra la armadura de Tn, dejando escapar un suspiro diminuto.
Ratchet se acercó despacio, temiendo hacer algo mal.
Su servo temblaba cuando pasó un dedo muy, muy suavemente por el torso diminuto del protoform.

Tn lo miró, sonriendo.

-¿Quieres sostenerlo? -le ofreció.

Ratchet abrió la boca para responder, pero ningún sonido salió.
En su lugar, asintió, aturdido.

Con sumo cuidado, Tn le acomodó al pequeño Auren en los brazos.
El peso apenas perceptible del nuevo ser en su chasis le robó el aliento.

La sensación fue... abrumadora. No se parecía a ninguna herida, a ningún dolor, a ningún logro científico.
Era algo mucho más profundo, algo que nacía directamente en su spark:
Amor. Miedo. Asombro. Todo a la vez.

-Nunca pensé... -murmuró Ratchet- nunca pensé que sentiría algo así.

Tn apoyó su cabeza en su hombro, mirándolos.