La verdad se reveló en la intimidad de lo que se suponía sería una reunión privada. Los forasteros, agradecidos por la hospitalidad del pueblo, habían ofrecido una pequeña celebración en agradecimiento a la prolongación de su estadía.
Lejos de las miradas curiosas de los demás, en una cabaña apartada, iluminada por la suave luz de velas, Taehyung y Jungkook compartían un valioso momento intimo, la tensión de sus sentimientos recién descubiertos creaban una atmósfera cargada.
Sora, consumida por la sospecha y la necesidad de confrontar a su esposo, los había seguido en secreto. La visión que encontró al espiar por una rendija en la puerta la hirió más profundamente de lo que jamás creyó posible. Su marido estaba cerca, demasiado cerca del extranjero, susurrándose palabras inaudibles con una intensidad que no dejaba lugar a dudas. Y entonces, en un gesto que confirmó sus peores temores Jungkook acarició la mejilla de Taehyung con una ternura que a ella nunca le había dedicado.
La furia y la humillación la cegaron. Sin pensarlo dos veces, irrumpió en la cabaña, histérica, el rostro desfigurado por la rabia, un pequeño puñal que guardaba para cortar hierbas medicinales temblándole en la mano. El silencio cayó de golpe, roto solo por un furioso jadeo femenino. Taehyung y Jungkook se separaron bruscamente, la sorpresa y el temor reflejados en sus respectivas miradas.
-¡Tú! -siseó Sora, la voz quebrándose por el dolor, clavando sus ojos en Taehyung-. ¡Tú me has traicionado!
Antes de que Taehyung pudiera articular una disculpa o una explicación, Sora se abalanzó sobre él con una fuerza inesperada. El pequeño puñal brilló en el aire antes de hundirse profundamente en su costado. Un grito ahogado escapó de los labios de Taehyung, mientras la sangre comenzaba a empapar su túnica.
Jungkook reaccionó al instante pero aun así demasiado tarde, interponiéndose entre Sora y Taehyung, la apartó con brusquedad. Taehyung cayó hacia adelante, tambaleándose, y Jungkook lo sostuvo en sus brazos, la desesperación pintada en su rostro al ver la herida mortal, aparentemente en sus pulmones.
-¡Taehyung! -exclamó Jungkook, su voz quebrándose por la angustia, presionando sus manos contra la herida sangrante. -¡Mírame, no te duermas!
Los ojos de Taehyung se encontraron con los de Jungkook, llenos de tormento, sorpresa y resentimiento. Un hilo de sangre resbaló por su labio mientras intentaba hablar, seguido de unos cuantos mas.
Con el dolor de un puñal en su propio corazón, Jungkook lo silenció con un acostumbrado roce en los labios, sus dedos salpicados de rojo.
Sora observaba la escena, jadeando, el puñal aún temblándole en la mano. La consciencia de sus actos comenzaba a abrirse paso entre su furia, pero la ira y el rencor seguía ardiendo con fuerza.
Aun con Taehyung mortalmente herido, sostenido en los brazos de Jungkook, Sora fue segada por la humillación y el despecho que la consumía como un fuego voraz, recurrió al método más nefasto que su mente perturbada pudo concebir para saciar su sed de venganza.
En un arrebato de furia, sin detenerse a considerar las irrevocables consecuencias de sus actos, maldijo al hombre que una vez había sido el centro de su universo. Lo condenó a perecer en los brazos de su amante con acero frío y ensangrentado de su propio puñal como testigo silencioso de su desesperación.
Pero la muerte de Taehyung no aplacó la amargura que la carcomía. Insatisfecha con la fugaz venganza, extendió su maldición, alcanzando a toda la descendencia masculina de su esposo. Su propia sangre. Los condenó a un ciclo repetitivo de encontrar el amor profundo y luego morir inequívocamente, siempre dejando atrás a una esposa amada con la misma intensidad que ella amó a Taehyung, solo para que la muerte los reclamara de manera inédita cada generación que pudiera alcanzar.
Finalmente con una risa histérica que resonó en la quietud de la noche, clavó sus ojos ahora inyectados en odio en los demoníacos ojos verdes del hombre que había despertado la pasión prohibida de su esposo. Aquel hombre condenado a sufrir diez veces el dolor de un amor perdido.
-A no ser-siseó ella con desdén y locura, -que reencuentre a su alma gemela, después de miles de vidas, y solo entonces, cuando el amor sincero florezca sin haber estado genuinamente enamorado antes de encontrarlo, tu suerte maldita se romperá, Kim Taehyung.
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Hidden Shadows ❞|| KOOKTAE
FanfictionEntre las sombras de los árboles se ocultan confidencias, misterios, secretos susurrados en el claro del ocaso. La corriente de los ríos se lleva consigo las penas y dolencias abriendo paso a la calma en la superficie del cuerpo celeste. En los con...
