capítulo 5: Primera misión

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- Lo hace demasiado bien -dijo él y siguió observando la pantalla, sonrió al ver que buena actuación estaba haciendo Martina. Vio como bailaba sensualmente para su enemigo, era realmente la mejor actuación que había visto en mucho tiempo-. Mira eso...el muy idiota lo esta disfrutando -sonrió de nuevo y vio que esta vez Martina sacaba unas esposas mientras jugaba con él. Cuando ella lo tuvo a su dominio, de igual forma le vendó los ojos. Jorge veía como sin sospechar nada, el cabrón de Erick esperaba que comenzara la acción con la "prostituta" que había contratado. Martina se sentó en una pequeña silla que estaba al lado de la cama en la cual tenía esposada y vendada a su presa. Estaba en ropa interior y le quedaba de puta madre. Jorge se la había regalado especialmente para esa ocasión y vaya, si, Jorge también estaba disfrutando aquel momento. Miró por última vez a Erick antes de intentar acabar con el problema que Jorge tenía.

[...]

Él seguía sin moverse y sin decir ni una sola palabra, pero tenía una sonrisa en su boca que nunca se había esfumado.

- Veo que estás feliz -dijo ella y comenzó a jugar un poco con él. No quería que empezara a sospechar cualquier cosa

-. ¿Te gusta lo que hago contigo? -preguntó ella y sonrió al ver que el asentía sin decir nada. Ella comenzó a besar su abdomen, escucho como el reía por lo bajo mientras ella seguía fingiendo-. Te va a gustar más en un rato... -se paró de la cama y camino lentamente hasta la mesa donde había dejado prácticamente toda su ropa y su bolso, saco del bolso una pistola. Una nueva. Y debía aceptar que le gustaba demasiado esa. Su pistola nueva era de un color dorado, le daba un toque femenino. Su trabajo nuevo empezaba a gustarle al igual que la sensación de poder que podía sentir al estar parada frente al segundo hombre más peligroso de Estados Unidos a punto de matarle y saber que él no podía hacer absolutamente nada contra eso. Se acerco a Erick e hizo que sintiera el frio de la pistola. De inmediato la sonrisa de este se desapareció.

- Eres una perra -dijo sin alterarse lo más mínimo. Martina sonrió ante al comentario. Siguió jugando con él y se dio cuenta de que trataba de algún modo soltar sus manos para hacer algo contra ella, pero Martina estaba segura de que no iba a ser capaz de eso-. ¡Eres una maldita perra! -grito. Martina se echo a reír mientras apuntaba a su cabeza.

- ¿Estás seguro? -preguntó y caminó hasta un gran espejo que el cabrón tenía en su habitación. Este reflejaba la cama, y allí el cuerpo extendido de Erick mientras ella se miraba en el-. Mira como de te ves de jodido - sonrió y noto que encima habían un par de cigarros y encendió uno.

[...]

- Mierda, no quiero que se exponga tanto -dijo Jorge un tanto preocupado. Dio el último trago que pudo dar de su whisky y siguió mirando la pantalla con atención.

- Lo está haciendo demasiado bien -comentó Ruggero, que se encontraba sentado comodamente a su lado, bebiendo también-. No tienes por qué preocuparte. Mírala, parece toda una experta.

[...]

- Te ves tan débil -siguió jugando con él mientras luchaba por hacer algo. Él nunca había pensado en gritar, y eso le hacía las cosas más fáciles a ella -. Una maldita perra ha jugado contigo -rió mientras veía como la rabia se lo dominaba-. Una maldita perra te va a matar -dijo y apuntó una vez más a su cabeza-. ¿Una última cosa por decir?

- Mátame -dijo él sin más y espero, pero nada pasó. La habitación se había quedado en silencio-. Mátame y no saldrás viva de aquí, perra.

- Uhm, no me gusta que me amenacen -posó su mano izquierda en sus cadera esperando una respuesta de parte de él, pero no dijo nada-. Y menos cuando la amenaza no es cierta, cariño.

- Alguien escuchará lo que está pensando y la pagarás muy caro.

- ¡No me gusta que me amenacen! -repitió ella en un tono mucho más alto. Tenía que relajarse un poco, tenía que seguir jugando con él. Mierda, cuanto le gustaba esto. Y era solo el comienzo.

[...]

- Vamos, nena...hazlo rápido -dijo de nuevo mientras la desesperación llegaba a su cabeza. Tenía los nervios de punta. No quería que le pasará nada a ella, y no quería ver que lo traicionaba dejándolo vivo. "Ella no haría eso" se dijo así mismo. Pero mierda, era apenas una conocida...-. Hazlo ya, maldita sea.

[...]

Sin pensar en algo más disparo de una vez. Nada se escucho en la habitación. La sangre empezó a correr ensuciando la cama. Ahora ella tenía que vestirse y salir de allí sin que nadie sospechará lo más mínimo. Se vistió en menos de cinco minutos y salió como si nada hubiera pasado. Echo un vistazo a su alrededor, y para su sorpresa nadie rondaba por allí. Ni un alma andaba por allí, las cosas iban a salir mejor de lo que ella había pensado. Trató salir de allí lo más rápido que pudo y aceleró su paso y con mucho cuidado miro a su al redor de nuevo. Nada. Cuando iba a comenzar a caminar un hombre un tanto casi temible la detuvo.

- ¿Ha acabado con su servicio?

- Sí -dijo segura sin mostrar ningún miedo. Se arriesgo a sonreír-. El señor quiere que lo dejen descansar -le informó ella haciendo que el hombre sonriera al igual que ella-. Le he dejado un tanto cansado.- Él hombre asintió.

- ¿Quiere que la acompañe hasta la salida?

- Si no es mucha molestia.

[...]

- Lo has hecho maravilloso -la felicitó. Ella sonrió ante su halago-. No había visto a ninguna chica hacerlo como lo hiciste hoy.

- Muchas gracias, señor -no dijo nada más y Jorge hizo un gesto para que volvieran a brindar por el grandioso éxito que ella había tenido en su primera "misión".

- Tienes que prepararte, nena -dijo él-. Vendrán cosas mucho más difíciles.

- Lo sé -sonrió ella con confianza y dio un trago más a su bebida-. Y estoy preparada para todo lo que viene.- Jorge rió junto a ella. La bebida alcohólica se estaba apoderando de nuevo de él.

- Algún día me tienes que bailar como lo hiciste para él... - Martina sonrió ante su comentario y sintió como sus mejillas se tornaban de un color rojo.

- Sería un placer para mí.

Voten y comentan que tal.

Princesa de la mafia. - JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora