—No había necesidad de ser así de grosera, Jaeyi —murmuró, cabizbaja, ahora se sentía mal por Somi, ella solo estaba ayudándola.

—¿No ves acaso?

—¿Qué cosa?

—¡Ella estaba coqueteándote! ¡Esa maldita gigante!

—¡Jaeyi, Dios mío!

—¡Es la verdad! ¡Ugh!

Seulgi bufó rendida ante la actitud tan infantil de su chica.

Seulgi bufó rendida ante la actitud tan infantil de su chica

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Estaban en casa de la extranjera viendo una película. El ambiente se había calmado, pero Seulgi seguía notando los pucheros de Jaeyi, que le decía que seguía un poquito molesta.

Intentó pensar en algo que le subiera el ánimo y llegó a la conclusión de que no había mejor cosa que hacer, que ponerse como una gatita melosa.

Se acercó a Seulgi, comenzando a jugar con sus manos. La azabache no parecía atenta a ella, por lo que Seulgi acercó sus labios al lóbulo de su oreja.

—Jae~ —la llamó, casi sobre la muchacha.

Un escalofrío recorrió la espalda de la más baja.

—Dime...

Seulgi no respondió, pero comenzó a dejar besos sobre su piel, esperando que Jaeyi entendiera lo que pasaba por su mente en ese momento.

La mayor sonrió antes de voltearse y tomar los labios de Seulgi entre los suyos. Acomodó sus cuerpos, quedando inclinada ante ella y siguió besándola.

Era un encuentro íntimo, Jaeyi llevó una de sus extremidades a la playera de su novia y sin miedo metió la mano bajo esta, tocándola suavemente.

Con su otra mano agarró el mentón de Seulgi y abrió su boca de forma ligera, metiendo su lengua sin vergüenza y comenzando a recorrerla.

La coreana debía admitir que los besos con legua de Jaeyi eran una puta maravilla. No era babosa, ni torpe. Sabía qué hacer y en los puntos adecuados.

Pham lamió su belfo inferior antes de bajar lentamente.

Hizo un recorrido de besos calientes hasta llegar a su cuello.

—Ahora veremos si Jeon seguirá coqueteándote —murmuró contra su piel, antes de succionar con fuerza.

Seulgi gimió por la maravillosa sensación. Ladeó su cabeza, dándole más espacio y sujetó con fuerza la mano de Jaeyi que estaba en su estómago.

Jaeyi disfrutó cada sonido y reclamo de la otra, pensando en lo sexy que era que Seulgi estuviese tan dispuesta a ella.

Lamió su cuello unos segundos antes de seguir con los chupones, y aprovechando lo perdida que estaba su novia, subió su mano hasta toparse con el brazier de la menor.

Sus manos picaban por estrujarle los pechos y quitarle ese maldito pedazo de tela.

Volvió a la boca de la pelicorta, dándose antes un pequeño tiempo para apreciar el estado de la muchacha. Sus ojos estaban cerrados y mordía sus labios inconscientemente.

Atacó de nueva cuenta, besándola con desesperación. Seulgi era un manjar de los Dioses.

Cuando iba a meter la mano por debajo del brazier de Seulgi, escucharon desde afuera el motor del auto de la señora Yoo.

—Jesús... —bufó Jaeyi, sacando sus manos de los pechos de Seulgi, pero no separándose por completo.

Calculó el tiempo en que su madre se demoraría en entrar a la casa y volvió al cuello ajeno, succionando esta vez con mayor intensidad. Quería dejarle otra marca antes de separarse.

Esto agarró desprevenida a Seulgi, y por la fuerza que ejerció la azabache sobre su piel, un gemido más audible que el anterior quiso escaparse de su garganta. Pero Jaeyi fue rápida, tapando su boca y siguiendo con su trabajo. Sabía que desde la puerta se oía todo y fácilmente su madre podría escuchar los gemidos de la de ojos gatunos.

—Arréglate el pelo, bonita —le murmuró una vez la puerta fue abierta. Se separó de ella, y fue a ayudar a su madre—. ¡Hola, mami!

El descaro de esa chica era impresionante. Seulgi quedó sola en el sillón, intentando regular su respiración y los latidos de su corazón.

Tomó su celular para verse en el reflejo de este y así arreglar su cabello.

Un gritito entrecortado salió de ella, su cuello estaba lleno de moretones que no quería que su suegra viera.

Maldita Jaeyi, pensó, corriendo al baño para sacarle maquillaje a la azabache e intentar tapar los chupones.

Maldita Jaeyi, pensó, corriendo al baño para sacarle maquillaje a la azabache e intentar tapar los chupones

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—Así que, ¿cómo va la escuela, Seulgi? —preguntó la señora Yoo, con una sonrisa.

A Seulgi le caía muy bien su suegra, aunque esta no supiera que lo era. La mujer creía que eran mejores amigas simplemente, y es que ni Jaeyi ni Seulgi se sentían listas para salir del closet con sus familiares, aunque en este último mes Jaeyi lo estuviese pensando un poco más.

—Muy bien —contestó sonriendo de igual manera, siempre tuvo notas altas, pero mejoró notablemente su inglés gracias a su novia y se sentía muy orgullosa de eso. Ahora podía tener conversaciones en aquel idioma sin problema alguno.

—Y... ¿algún chico por ahí? —cuestionó pícara, haciéndola sonrojar.

Jaeyi dejó caer bruscamente su tenedor contra el plato, con una expresión seria en el rostro.

Seulgi rió nerviosa.

—No, no, para nada, señora Yoo. No tengo tiempo para chicos ahora —mintió y un escalofrío recorrió su estrecha espalda sintiendo la mano de su novia posarse en su muslo. Woo le sostuvo su mano, en un intento de tranquilizarla.

—Bueno, tienes razón. Mejor enfocarse en los estudios y luego en la universidad te consigues novio —dijo, empeorando el ánimo de Jaeyi.

Mamá, ¡ella ya tiene novia y soy yo! Quiso gritarle a su madre para que dejase de decir tonterías.

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꒰ ҂ ╯ Chupones  ꒱-' JaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora