Capítulo 4: ¡¿Hay más secretos?!

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Oliver:

Ya con todo mundo sentado a la mesa y comiendo, mi mamá por fin me miro y se dispuso a explicarme.

- La verdad no entiendo por qué te sorprendes tanto -empezó a decir-. No es ningún secreto, todo el mundo sabe que mi primer matrimonio fue con Tove -lo miró y el asintió tranquilamente.

- ¡Pero yo nunca oí nada de eso! -me quejé.

- Si, bueno, la verdad es que no es un tema realmente importante, ya que fue un matrimonio muy breve -agregó Tove, mientras hacía levitar la botella de vino sirviendo un poco en su copa.

Parecía algo disperso. Por lo general manejaba muy bien sus poderes y el ruido en su cabeza, pero en algunas ocasiones como estas donde nos reuníamos todos (Tove, Bain, Duncan, la familia de Finn, Mía, Hanna, Liam y Mackenzie, junto con mis tíos Matt y Rhys, y Willa y Rhiannon, respectivamente) el ruido podía molestarlo un poco, por lo cual tenía que usar su telequinesis para drenar sus poderes. Mamá lo miro un tanto angustiada.

- ¿Te encuentras bien? –le preguntó.

- Totalmente –aseguró él, pero mamá seguía mirándolo con la angustia reflejada en sus ojos-. Wendy, no te preocupes, ya te he dicho que no vale la pena angustiarse antes de tiempo. Cuando tenga que ser será.

Todos evitaban hablar del tema abiertamente, pero no era ningún secreto que los poderes del tío Tove empezaban a consumirlo. Se estaba haciendo mayor y tarde o temprano terminaría perdiendo la cabeza. Una vez, durante la navidad pasada, cuando el palacio se llenó de gente por las celebraciones, él sin previo aviso explotó, haciendo que todas las guirnaldas y pequeñas decoraciones volaran por el salón sin rumbo, mientras agitaba la cabeza, y gritaba que había demasiado ruido, aún después de que todo el mundo se quedara completamente en silencio, atónitos por la escena.

- Así que... ¿ya solucionaste tus preguntas? –me preguntó Bain, cortando la tensión que se sentía en el aire.

- Más o menos, sigo sin entender... –miré a mis padres-. Si mamá estaba casada con Tove ¿Cómo fue que ustedes se enamoraron?

- Pues resulta que la princesa era toda una rompecorazones –agregó Duncan-. ¿No es así Finn?

La mesa exploto en carcajadas. Finn se atragantó a medio trago de vino y empezó a toser, mientras su esposa intentaba calmarlo. Mi madre abrió los ojos como platos y fulmino a Duncan con la mirada. Mientras que yo no podía estar mas perdido. Aunque al parecer, por primera vez en la noche no era la única persona consternada: Hanna, Liam y Ella también parecían bastante confundidos. Mackenzie solo jugaba con la comida de su plato.

- Lo lamento, Alteza –murmuró Duncan, encogiéndose de hombros.

- No tienes que disculparte –gritó el tío Rhys, entre risas-. No es tu culpa que en su época la reina fuera tan encantadora con sus súbditos. ¡La pobre cigüeña no tuvo alternativa!

Otra ronda de risas histéricas. Mientras que los miembros más jóvenes de la mesa, alternábamos nuestras miradas de un lado a otro, como en un juego de tenis intentando comprender la conversación.

- Mira quien habla –contraataco Finn a su vez-. Si mal no recuerdo, el joven mänks también quedó muy embelesado con la idea de tener a una hermosa princesa cruzando el pasillo.

Rhys lo apuntó con su dedo, y asintió mientras tragaba la comida, dándole la razón. - Pero yo nunca le robe un beso.

Papá golpeó la mesa con el puño, intentando –fallidamente- contener una estridente carcajada. Mientras que mamá y Finn se ponían rojos como tomates por la vergüenza, todo era demasiado extraño, nunca los había visto de ese modo a ninguno de los dos. La Reina siempre proyectaba poder y seguridad, mientras que el Jefe de los rastreadores mantenía su postura seria y firme, siempre buscando soluciones y calculando el peligro. Ahora parecían más bien pequeños niños, buscando un hoyo donde esconderse.

- ¡Ya basta! –espeto Hanna, poniéndose en pie y haciéndose oír sobre las risas descontroladas-. ¿Qué les ocurre a todos ustedes? ¿De qué están hablando?

Las risas de todos se calmaron, pero aun podía oír una que otra risita contenida.

- ¡Hanna! ¡Discúlpate inmediatamente, esa no es forma de interrumpir en la mesa! –la riñó Mía.

- Pero...-Hanna intentó justificarse, pero la severa mirada de su madre, la hizo callar.

- Hanna tiene razón –dijo Ella defendiéndola-. Todos están hablando como si nosotros pudiéramos entender, cuando no es así. Eso no es de buena educación.

- Lo lamento, cariño –dijo papá-. De hecho, les debemos una disculpa a todos ustedes –nos señaló con un gesto de la mano.

- Ciertamente –convino la tía Willa-. Pero tendrán que disculparnos, chicos. Las historias de nuestra juventud son algo bastante entretenido de recordar. Me temo que nos hemos dejado llevar.

- ¡Pero es que por lo que dicen, la reina coqueteó con todo el mundo! –intervino el pequeño Mackenzie, ganándose un codazo se su padre.

- ¡Ouch! –se quejó.

- Cuida el tono con el que hablas –le recriminó-. ¿Es que acaso no te he enseñado modales?

- Está bien, Finn –dijo mi madre con tono condescendiente-. En realidad esto es nuestra culpa, nada de esto hubiera pasado si hubiéramos contado todo tal y como ocurrió a nuestros hijos.

- Entonces es verdad –declaré-. No solo estuviste casada con Tove, sino que también tú y Finn fueron novios. Pensé que estaba prohibido en ese entonces.

Sacudí mi cabeza sin poder creer lo que decía, a medida que iba juntando las partes. ¿Podía haber algo más que no supiera?

- Y lo estaba –aseguro mamá-. Es por eso que nunca fuimos novios realmente. Fue más bien un romance a escondidas –explicó.

"Cuando llegué al palacio, no sabía nada y no me importaba la corona. Me molestaba que tantas reglas me impidieran estar con la persona que quería, por lo cual estaba dispuesta a renunciar a todo con tal de estar juntos."

Hizo una pausa, y miró a Finn con cariño.

- Su padre... -continúo el relato, dirigiéndose a Hanna, Liam y Mackenzie-. Siempre tuvo un gran sentido del deber, algo que sin duda viene de familia –puntualizó, riendo suavemente.

"Él sabía que no podíamos estar juntos, y que yo no podía renunciar al trono, siempre me recordaba que era especial y que el pueblo me necesitaba. Así que al final nunca pudimos estar juntos... yo me casé con Tove. Y ya saben lo que sigue."

- Wow, esa sí que es una historia enredada, yo pensaba que papa y tu habían sido amor a primera vista –dijo mi hermana un tanto desilusionada.

- Para mí lo fue –aseguró papá, orgulloso-. Supe que amaba a tu madre desde la primera vez que la mire a los ojos.

- Y aunque a mí me tomo algo más tiempo, a raíz de todo lo que sucedía en ese momento. Al fin acepte mis sentimientos por él y me case con el mejor hombre de todo el mundo –mis padres entrelazaron sus manos, y se besaron.

¡Ugh! se escuchó el sonido de asco del miembro más pequeño de la familia Holmes y el suspiro ilusionado de Ella.

- ¡Eso último...yo puedo objetarlo! –dijo Mía, recostándose contra su marido-. Mi  Finn, es el mejor de todos.

- No lo creo –agregó la tía Rhiannon, acercándose más a Rhys.

De igual manera respondieron Willa y Bain; y así todos se metieron en una nueva discusión, cada quien asegurando que su pareja era el mejor. ¡Todo tan romántico!  Los más chicos nos miramos y nos resignamos a terminar nuestras comidas en silencio, aún intentando procesar lo que acabábamos de descubrir.

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