¿A caso algo puede ir peor?

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Unos ruidos espantosos, me despertaron.

Me senté en mi preciosa cama, mientras pasaba una de mis manos por mis ojos y suspiré nada mas recordé el precioso día que me esperaba hoy. Mi cabello estaba grasoso con muchos nudos y por si no había suficiente mis sabanas habían desaparecido. Vamos bien Diana, vamos bien y solo es el principio.

-¡Diana, levántate!- me levanté con un impulso, mientras levantaba mi mano y la ponía al lado de mi cabeza

-Si señor...¡Auch!- Dije mientras me sobaba la cabeza, la cuál había recibido un golpe tremendo contra el armario- ¡Quién ha dejado esto abierto!-Resbalé y me caí de culo contra el suelo- Buf... que daño, ¡mira! mis sabanas...-Dije mientras me levantaba y las dejaba encima de mi cama.

Me dirigí hacia el baño ,en estos momentos solo necesitaba una ducha urgente.

Desde el segundo uno me arrepentí de haberme mirado al espejo.

Mi pelo, mejor dicho mi estropajo parecía el de un león lleno de nudos, mis preciosos ojos habían decidido esta mañana disfrazarse de osos panda con sus hermosas ojeras y aún tenía roja la frente del espectacular golpe que me había dado minutos antes, soy una completa inútil.

Conté hasta diez y sin pensarlo entré en la ducha, abrí la fuente y todo mi cuerpo se estremeció.

- ¡Mamá! ¡Abre el calentador si no quieres que tu hija preferida se convierta en un muñeco de nieve!

- Lucas...Ve tu- Le dijo mi madre a mi hermano al instante.

- ¿Por qué yo? Que hubiera ido antes...- Le respondió él.

- ¡Me estoy congelando mamá! ¡Soy Olaf!

- Ya voy... , ya voy...- Al momento empezó a salir agua calentita- Ya está Olaf- Gritó mi madre desde abajo.

- ¡Gracias! Al menos hay alguien incompetente en esta casa- Respondí mientras terminaba con mi ducha.

Salí un ratito después y me desenredé el cabello, tuve suerte y se me quedó bien.

Me dirigí directamente hacia mi armario.

No me lo pensé dos veces, para un día de mudanzas no hay nada mejor que mi playera preferida, azul celeste y mis jeans.

Cogí la ropa y unas Vans celestes como la playera, me vestí lo mas rápido posible ya que mi casa estaba siendo atacada por un terremoto.

Abrí la puerta y me encontré con un hermoso rubio oscuro casi moreno de ojos verdes como los míos, como no...mi hermanito, poniendo trampas pegajosas justo delante de la puerta de mi habitación, no lo dudé dos veces y lo empuje hacia ellas.

Bajé las escaleras como si un asesino en serie viniera detrás de mi con un cuchillo, probablemente si en estos momentos mi madre no me conociera pensaría que soy una demente huyendo del manicomio pero no, no lo soy. Cogí a mi madre y la use de escudo anti Lucas que venia hacia mi con dos atrapa ratas pegadas en el pecho y una en la mano dispuesto a pegarla en mi cara.

-¡Mamá!- Le grité a mi mamá mientras me escondía detrás de ella- ¡Me quiere matar!

-Ya lo creo- Dijo él, con su sonrisa perversa en la cara y empecé a correr.

Mientras Lucas me perseguía por toda la cocina, mamá nos miraba sonriendo. Si...apunto de asesinar a su hijita y ella sonriendo.

Volví a subir las escaleras y me cerré en mi cuarto, no quería morir tan joven.

Bien voy a empezar a recoger la ropa e ir poniéndola en una caja, creo que solo faltan mis cosas por recoger...Si, ¿ vale? Lo dejo todo para última hora.

Metiéndome en problemasWhere stories live. Discover now