SEVERANCE +𝟭𝟴 || NETEYAM AND READER || AVATAR THE WAY OF WATER

𝟬𝟲 || 𝗜𝗠𝗣𝗢𝗧𝗘𝗡𝗖𝗘

Nyx negó levemente con la cabeza, sus ojos todavía cerrados.

—¿Y si no es como lo imagino?

Neteyam dejó escapar una pequeña risa, no de burla, sino de algo más cercano al entendimiento.

—Entonces será mejor de lo que imaginas.

Su insistencia era imposible de ignorar. Lentamente, como si cada movimiento fuera un desafío, Nyx entreabrió los ojos. Al principio, todo parecía oscuro, como si el eclipse hubiera borrado los colores del mundo. Pero entonces, justo cuando el silencio se volvía inquietante, comenzaron a aparecer.

Primero fueron pequeños destellos: puntos de luz en las hojas de las plantas, como si las estrellas hubieran decidido bajar al suelo para jugar entre ellas. Luego, las flores comenzaron a brillar en tonos azules y púrpuras, extendiendo un resplandor que parecía respirar. Una criatura pasó cerca, sus líneas bioluminiscentes se movían como un río de luz líquida, dejando tras de sí un rastro que iluminaba el rostro de Nyx.

Ella quedó paralizada, con sus ojos abriéndose por completo.

—Es... —murmuró, pero las palabras no salieron.

Neteyam, que no había dejado de mirarla, sintió una oleada de satisfacción al ver su reacción. No era solo la belleza del bosque, que ciertamente era espectacular, sino la manera en que Nyx lo vivía. Ver su asombro, su admiración pura y honesta, hacía que el momento fuera infinitamente más especial.

—¿Qué te dije? —susurró él, rompiendo el silencio con una voz casi traviesa pero emocionada.

Nyx giró hacia él, pero no pudo responder de inmediato. Sus ojos estaban llenos de luz, reflejando cada destello del bosque que los rodeaba. Parecía querer decir algo, pero las palabras se le atoraban en la garganta.

Finalmente, logró articular:

—Esto es... es como si el bosque estuviera vivo.

Neteyam sonrió ampliamente.

—Lo está —respondió—. Y tú eres parte de él.

Nyx dejó escapar una risa suave, y volvió a girar sobre sí misma, tratando de captar cada rincón de ese espectáculo que la envolvía.

El bosque no se detenía, los colores continuaban intensificándose, los sonidos suaves de criaturas moviéndose entre las ramas y el brillo de cada planta parecían crear una sinfonía que llenaba todo de vida. Nyx levantó una mano, como si pudiera tocar la luz que danzaba en el aire, y Neteyam, sin darse cuenta, se encontraba observándola.

La fascinación de Nyx pronto se desvaneció cuando sintió la mirada de Neteyam fija en ella, con una intensidad que la hizo voltear.

—¿Qué pasa? —preguntó, confundida por la expresión de su amigo.

Neteyam tardó un momento en responder.

—Unil... tú eres un Na'vi, como yo —dijo con seguridad.

Ella parpadeó, ligeramente desconcertada por sus palabras.

—Lo sé —respondió en un tono casi automático, pero su expresión denotaba cierta incertidumbre que no podía ocultar. Es cierto, era una Na'vi, pero le había enseñado a aborrecerlos y no querer ser como ellos, ver todos los días las imágenes de ellos, destruyendo naves y asesinando soldados, le resultaba inquietante, pero Neteyam no era nada de eso, por esa siempre razón confió en él.

Neteyam frunció el ceño ligeramente, y sin decir más, se inclinó hacia ella y giró su espalda lo suficiente como para mostrarle su trenza neuronal.