— Escritora. Mi sueño es publicar un libro algún día. – responde y él asiente, mordiendo una papa frita del plato que había ordenado mientras su plática continuaba. — ¿Y tú?
— Creo que algo de apoyo a los animales. Para cuidarlos, preservarlos y todo eso. Me gustan mucho.
— Eso es muy noble, Seb.
¿Había sido demasiado? Ella pensó.
Mi nombre jamás se había escuchado tan bien en lo labios de nadie hasta ahora. Sebastian se dijo a sí mismo.
— ¿Y qué haces aquí? Aquí en Italia, aquí en Sicilia.
— ¿No me quieres aquí? – pregunta con falsa dolencia mientras contiene su sonrisa detrás de la malteada de chocolate que había ordenado.
— No me refiero a eso. Quiero decir... es raro que estés aquí en estas fechas. No es temporada de turistas.
— Vine a una... entrevista. Con Ferrari. – susurra. — Ni de broma van a darme un asiento, pero fue divertido visitar. Mi agente me recomendó Sicilia aprovechando el viaje.
Al alemán le pareció adorable la forma en que los ojos de Avalon parecían resplandecer cada que ese nombre era llevado a la conversación. Podía ver que de verdad le apasionaba hablar al respecto.
— ¿Por qué dices que no van a dártelo?
— Digamos que no soy precisamente la imagen que quieren que los represente. Y créeme, lo entiendo.
Avalon no entendió qué es lo que él alemán le quiso decir. ¿Imagen? ¿Qué hacía ese chico como para que sus habilidades no sean algo que ellos estén discutiendo? No son sus capacidades, sino su imagen. ¿A qué se refiere?
— Oh...
— Sí... pero cuéntame más sobre ti. ¿Quién es tu piloto favorito?
— Michael, por supuesto. – responde emocionada por retomar el tema.
— Oh, yo conozco a Michael. Es muy amigo mío.
Él no piensa que Avalon es tonta, ¿verdad?
— No te creo.
Él pensó que era algo fascinante. No estaba acostumbrado a que nadie le diera la contraria y no le creyera. Mucho menos en algo como esto. Todo mundo sabe que él y Michael son como familia, mejores amigo, padre e hijo, mano derecha, ahijado, protegido. Todos, menos ella. Y Sebastian no entendió la razón de por qué eso le gustó tanto.
— Okay... – agarra la pluma que la siciliana había dejado sobre la mesa y se la ofrece junto con una servilleta de papel. — Escribe tu dirección. Voy a enviarte algo de parte de Michael.
La chica lo mira con incógnita. ¿Lo decía en serio? ¿De verdad había tenido tanta suerte como para conocer a una persona tan fascinante como él?
— ¿Quieres mi dirección? ¿Qué pasa si eres un asesino serial y la usas en mi contra para ir a asesinarme? – eso lo hace reír, pero de igual forma ella toma la pluma, aunque no escribe nada todavía.
— Ciertamente tengo otros propósitos para que me des la dirección, pero en serio, te prometo enviarte algo para que me creas.
— ¿Qué otros propósitos? – inquiere.
— Una cita. Hoy a las 8. Yo paso por ti. – le responde exudando seguridad, mostrándose tan despreocupado a pesar de haber soltado algo semejante. Avalon no podía creer la seguridad que irradia ese chico.
Y no podía creer tampoco que estuviera tan tentada a decirle que sí, que una persona que acaba de conocer la hiciera sentir tan en confianza, tan, tan rápido. Había algo en sus ojos, como si los conociera de otro lado, en otro lugar, u otra vida. Tan azules como nunca nada antes, y tan expresivos que ni siquiera tiene palabras.
— No suelo salir con nadie.
— Siempre hay una primera vez para todo, Russo.
Russo. Nadie la llama por su apellido, pero le agradó que él lo hiciera. Así que muerde sus labios para evitar la estúpida sonrisa que de todas formas se abre paso en su boca, y escribe lo que Sebastian le había pedido en la servilleta, entregándosela poco después.
— De acuerdo, Seb. Hasta entonces.
El alemán nunca tuvo duda respecto a su respuesta, algo arrogante de su parte el contar con la seguridad de nunca haber sido rechazado en su vida, pero de igual forma se sintió aliviado cuando ella le dijo que sí.
— Perfecto. ¿Cuáles son tus flores favoritas?
— ¿Por qué? ¿Vas a llevarme flores?
— No lo sé. A lo mejor.
— Voy a dejar que adivines. A ver con qué flores me relacionas.
Ojalá no sean rosas. Pensó.
Voy a llevar tulipanes. Se dijo Seb a sí mismo.
— Pues Avalon Russo, fue un placer conocerte, en serio. – se pone de pie, saca un par de billetes para pagar por la comida que, por accidente, habían tenido. — Hasta en la noche entonces.
Y no lo sabía en ese momento, pero es una sonrisa que vería mucho más seguido de lo que se imagina.
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— Andrómeda🏎️
Amé escribir este What If🥹 porque en mi mente, estos dos solo se llevaron mal desde un principio porque había competencia y rivalidad de por medio, pero se hubieran conocido y gustado de todas formas.
Díganme que les pareció, quiero leerlo todo🫶🏼
Nos vemos en ig: Andromeda1655
Recuerden votar y gracias por leer❤️
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What if || Andromeda's Version
RomanceEscenarios que casi pasan en mis libros - Andromeda's version What If... ¿qué hubiera pasado si...? Formula Heart || Golden Boy
[Invisible string] (GB💛)
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