CopyCat (Yeongyu)

6

El corazón de Beomgyu dio un vuelco.

—Así que no me crees.

Suspirando, Sunghoon se puso de pie y se acercó. Tomó las manos de Beomgyu entre las suyas y las apretó, mirándolo a los ojos con seriedad.

—No estoy diciendo que no te crea. Solo digo que parece imposible que un impostor engañe a las autoridades. Es extremadamente improbable, Gyu. Estoy seguro de que el tío Namjoon revisó los documentos de Daniel diez veces. Habría descubierto si hubiera la más mínima posibilidad de que fueran falsos.

Beomgyu no podía negar eso. Sunghoon tenía razón en que su tío habría verificado tres veces la identidad de Daniel. Pero...

—No debería ser posible, —insistió Beomgyu. —Si es mi hermano, nuestras feromonas deberían repelerse entre sí.

Sunghoon frunció el ceño, su expresión se volvió pensativa.

—¿Has considerado que podría haber otra explicación para tu atracción por Daniel? ¿Una explicación más simple?

—¿Qué explicación? —Beomgyu dijo con una risa amarga.

Había algo parecido a una vacilación en el rostro de Sunghoon.

—Solo dilo, Sunghoon—dijo Beomgyu, su tono más corto de lo que era normalmente.

—Daniel es nuestro medio hermano, —dijo Sunghoon, la mirada en sus ojos era casi de lástima. —Te acuerdas de eso, ¿verdad?

Por supuesto que Beomgyu recordaba eso, a pesar de que era algo de lo que apenas se hablaba en la familia. Su padre, de Sunghoon, Beomgyu y el padre de Sunoo, siempre había insistido en que Daniel también era su hijo, y Liam recordaba que Daniel quería mucho a su padrastro. El verdadero padre de Daniel, un omega con el que estaba casada su madre, había muerto por complicaciones después de dar a luz. Su madre había tardado casi una década en recuperarse de su dolor antes de casarse de nuevo, esta vez un beta, y dar a luz a sus hijos más pequeños. Los recuerdos de la infancia de Beomgyu eran bastante confusos, pero incluso cuando era niño, recordaba que mamá era más severa y dura con Daniel de lo que nunca lo había sido con ellos. Beomgyu se preguntaba a veces si inconscientemente había culpado a Daniel por la muerte de su primer cónyuge. O tal vez sus designaciones alfa eran las culpables de que constantemente se enfrentaran. De cualquier manera, la relación de Madre y Daniel siempre había sido tensa, y Padre había sido el pacificador de la familia, su temperamento beta suave bueno para calmarlos a ambos. Beomgyu a veces se había preguntado si Daniel se habría quedado en casa si su padre no se hubiera ido a la guerra. Probablemente. Cuando unos meses después de ser reclutado, su padre fue declarado MIA, Daniel tuvo una gran pelea con su madre y también se alistó. Y eso había sido todo.

—No estoy seguro de qué tiene que ver eso con nada, —dijo Beomgyu.

Sunghoon suspiró y se pasó la mano por el pelo.

—Es cierto que se supone que las feromonas alfa y omegas estrechamente relacionadas no deben ser atractivas entre sí, pero ¿qué pasa si tu relación con Daniel no se considera cercana? Estamos relacionados con Daniel solo a través de nuestra madre, nuestra madre que ni siquiera llevaba a Daniel, su madre omega sí. La genética es voluble. Quizás heredaste la mayoría de tus genes de nuestro padre y de hecho compartiste muy pocos genes con Daniel, tan pocos que tus feromonas no se repelen entre sí.

Beomgyu lo miró fijamente.

La explicación de Sunghoon tenía sentido. No era tan descabellado como la de Beomgyu, considerando que Daniel había pasado todas las pruebas de identificación.

Mierda.

Había estado tan seguro de que la explicación del impostor era la única posible, que demostraba que no era un pervertido, pero sí Sunghoon tenía razón, había vuelto al punto de partida: todavía codiciando a su propio hermano.

El rostro de Beomgyu se arrugó.

—Oh, Gyu—dijo Sunghoon, atrayéndolo en un abrazo, el aire se llenó de sus dulces y calmantes feromonas. —Estoy seguro de que estás confundido. Es un alfa guapo y apenas lo recuerdas, por lo que probablemente sea natural que te resulte difícil verlo como un hermano. Pasará, ya verás.

El consuelo siempre fue mucho más natural para Sunghoon que para él. Beomgyu nunca se había sentido como un fracaso más grande. Era mayor que Sunghoon. No debería necesitar consuelo de él, especialmente no por esta razón.

—Todavía podría tener razón, —murmuró Beomgyu a medias.

—Podrías tenerla —dijo Sunghoon, pero Beomgyu sabía que solo lo estaba complaciendo.

Sunghoon realmente no le creyó.

Beomgyu tampoco lo creía.