CopyCat (Yeongyu)

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Se encontró inclinado hacia adelante, a través de la mesa que los separaba. Se quedó mirando el cuello bronceado de Daniel por encima del cuello de su camisa blanca y tuvo la estúpida idea de que le gustaría presionar su rostro contra él.

—¡Buenos días!

La alegre voz de Sunghoon lo sacó de ese extraño estado de trance.

Parpadeando, Beomgyu apartó la mirada de Daniel y le dio a Beomgyu una leve sonrisa.

—Buenos días.

El desayuno fue raro.

Aunque Daniel ya no lo ignoraba, dándoles la misma atención a los tres omegas bajo su cuidado, Beomgyu todavía se sentía insatisfecho. Sintió una punzada de algo extraño cada vez que Daniel se volvía para mirar a Sunghoon y Sunoo y les sonreía.

—Es un K-230, —interrumpió Beomgyu cuando Sunghoon volvió a desviar la atención de Daniel. —Madre lo compró hace cinco años en Calluvia. No es el modelo más rápido que existe, ¡pero es increíble! Mucho mejor que los helicópteros.

Los ojos azules de Daniel volvieron a mirarlo.

—¿Sabes cómo pilotar el aerocoche?

—Mamá se ofreció a enseñarnos, —dijo Beomgyu. —Así que Sunghoon y yo aprendimos.

Sunghoon resopló.

—Lo hiciste. Puedo hacerlo volar, pero no lo he estrellado solo por un jodido milagro—. Miró a Daniel. —Gyu es mucho mejor que yo piloteándolo. Si sientes curiosidad por el aerocoche, estoy seguro de que Gyu puede llevarte a dar una vuelta y enseñarte si quieres.

—Claro, —dijo Beomgyu, sonriendo un poco, aunque no estaba seguro de por qué, y no estaba seguro de por qué no podía dejar de sonreír.

Daniel pareció dudar antes de asentir.

—Podría ser útil.

Así fue como Beomgyu terminó en la pequeña cabina del aerocoche de su madre con solo Daniel como compañía.

Explicó todos los botones y sistemas lo mejor que pudo, pero estaba increíblemente distraído por lo bien que olía su hermano.

El olor parecía diez veces más potente en un espacio tan pequeño y estaba haciendo que Beomgyu se sintiera un poco mareado, lo cual no era exactamente lo ideal cuando estaba pilotando un avión que volaba a una velocidad de quinientas millas por hora.

—¿Quieres intentar? —Se las arregló, un poco desconcertado por su propio estado.

Daniel claramente sentía curiosidad por la tecnología alienígena, pero negó con la cabeza.

—Sería una irresponsabilidad de mi parte poner en riesgo tu vida. Lo intentaré más tarde por mi cuenta.

Beomgyu frunció el ceño.

—¿Y qué, poner tu vida en riesgo está bien? Mierdas.

Daniel rió.

—¿Qué? —Dijo Beomgyu, desconcertado.

Daniel seguía sonriendo.

—Es extraño oírte decir palabrotas.

Beomgyu lo fulminó con la mirada, pero no podía estar realmente enojado cuando Daniel le sonreía.

—Sunghoon maldice todo el tiempo y no lo comentaste. Soy mayor que él.

Las cejas de Daniel se juntaron.

—Lo sé, —dijo. —Pero Sunghoon no es tu omega estereotipado bien educado.

Bien, ahora Beomgyu se estaba ofendiendo bastante.