Esperando por ti | Yeongyu

4

Se dio la vuelta y vio cómo Yeonjun se dejó caer al suelo con trozos de hojas en su cabello castaño y una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—Mi punto —dijo Yeonjun, sus ojos color avellana brillando con humor—. ¿Quieres intentarlo de nuevo?

Beomgyu levantó la barbilla. —Malditamente correcto que lo quiero.

La sonrisa de Yeonjun se hizo más amplia. —A ver si en realidad me puedes encontrar esta vez.

Beomgyu rodó los ojos y se dio la vuelta para empezar a contar de nuevo. Esa vez sí encontró a Yeonjun, y se sentía orgulloso cuando le tomó menos de cinco minutos. Yeonjun aun así parecía feliz, a pesar de haber perdido, y Beomgyu no pudo resistirse a un beso de buena suerte de los suyos.

Se fue a buscar un escondite mientras Yeonjun comenzaba a contar desde su lugar cerca de la manta de picnic. Finalmente se decidió por el viejo establo. Podría haber sido una elección obvia—y explicaría por qué Yeonjun lo había evitado—, pero Beomgyu nunca dijo que no quería ser encontrado. De hecho, estaba más que un poco excitado ante la idea de lo que Yeonjun podría querer de él, cuando Beomgyu perdiera. Sonriendo consigo mismo, caminó hasta la última de las caballerizas y se sentó a esperar.

«Ven a buscarme».

Le tomó a Yeonjun sólo cinco segundos averiguar a dónde había ido Beomgyu . Sacudió la cabeza y se agachó para tomar una de las botellas de agua de la cesta de picnic. «Deja que el niño sude por unos minutos», pensó mientras bebía la mitad del contenido de un solo trago. Beomgyu era tan transparente que realmente era lindo, y Yeonjun estaba totalmente dispuesto a seguir el juego. Entre el trabajo y la escuela, no tenía mucho tiempo para la diversión. Beomgyu sin lugar a dudas era eso. Por no hablar de sexy como el infierno.

Yeonjun no recordaba haber reaccionado con nadie con tanta fuerza y aun ni siquiera había tenido sexo completo. Al paso que iban, Yeonjun se preguntó si sobrevivirían cuando lo hicieran.

Maldición si no valía la pena el sacrificio de una manera u otra.

Yeonjun lanzó la botella de agua a la cesta, y se dirigió al establo. Trató de mantener su paso ligero mientras revisaba las caballerizas, para el momento en que se acercaba a la última, sabía que si Beomgyu estaba allí, probablemente lo había oído llegar. Sus sospechas se confirmaron cuando se detuvo un par de metros de distancia y Beomgyu de repente salió disparado de la caballeriza y corrió junto a él. Yeonjun se echó a reír y se dio la vuelta para darle caza.

Atrapó a Beomgyu afuera de la puerta del establo. Beomgyu se movió hacia la izquierda y luego trató de salir corriendo en la dirección opuesta, pero Yeonjun estaba listo para él. Bloqueó la huida de Beomgyu apoyando a Beomgyu contra una de las paredes exteriores del establo.

Beomgyu se ruborizó. Sonrió mientras Yeonjun apoyaba un brazo a cada lado de los hombros.

—Supongo que me encontraste —dijo, extendiendo la mano para poner sus manos en las caderas de Yeonjun—. Entonces, ¿qué vas a hacer conmigo ahora?

Yeonjun hizo un valiente esfuerzo para resistirse de jalar a Beomgyu más cerca, pero el ver la lengua de Beomgyu recorrer su labio inferior lo había derribado más rápido que un castillo de naipes en un monzón.

Trazó el mismo camino que había tomado y luego mordisqueó la comisura de los labios de Beomgyu . 

—Eres un pequeño tramposo. Correr es contra las reglas, ¿no lo sabías?

La suave risa de Beomgyu hizo que el pene de Yeonjun se moviera. 

—Entonces, quizás deberías de castigarme.

Yeonjun deslizó uno de sus muslos entre las piernas de Beomgyu y tuvo que contener un gemido cuando Beomgyu inmediatamente comenzó a frotarse contra él. 

—¿Sí? ¿Te gustaría eso?

Beomgyu se estremeció, sus párpados se cerraron. —Sí. Creo que sí.

—Entonces, quizás no deberías de haberlo hecho —Yeonjun dijo, mientras se agachaba y acunaba el trasero de Beomgyu y lo jalaba aún más cerca—. No sería un gran castigo si te gusta ¿verdad?

Beomgyu apretó las caderas más fuerte, instando a Yeonjun a moverse más rápido. 

—Haz lo que quieras. Después.

—Sí. —Yeonjun cedió amándolo a su manera, Beomgyu tembló y gimió cuando la velocidad de sus movimientos aumentaron.—Después.