Esperando por ti | Yeongyu

3

—Absolutamente. —Soobin vaciló un momento y luego continuó—: Además, también te gusta, ¿no es así? ¿Beomgyu?

Yeonjun sintió que sus ojos se abrían más y su estómago caía.

—Yo...

Soobin se inclinó sobre la mesa y tomó su mano dándole un suave apretón.

—Pude oírlo en tu voz ayer. No te preocupes por eso, ¿está bien? No me importa.

—¿No te importa? —Yeonjun dijo con sorpresa.
Soobin sacudió la cabeza.

—Es como acabo de decir, sé que no lo lastimarías. Y, honestamente, Yeonjun. Si tuviera que elegir a alguien para él, no puedo pensar en nadie mejor que tú. — Sonrió y se encogió de hombros ligeramente— . Va a ser un poco raro, sí. Pero tú eres mi mejor amigo. Te he mantenido alrededor por una razón, ¿sabes? Eres un buen tipo.

Yeonjun le devolvió la sonrisa mientras la tensión en su estómago se aliviaba.

—¿Así que esa es la razón por la que me has mantenido alrededor durante todos estos años?—bromeó—. Y yo que pensaba que al tener un amigo gay conseguías puntos de sensibilidad con las mujeres.

La sonrisa de Soobin se amplió. —Eso también.

*****

Un suave golpe interrumpió a Beomgyu mientras se encontraba vistiéndose. Dejó caer la toalla que había estado usando para secarse el cabello y cruzó la habitación para abrir la puerta sin molestarse en preguntar quién era. Sólo cuando la tenía medio abierta pensó que debería de ponerse una camiseta antes o mínimo abrocharse los jeans en caso de que fuera su abuela la que estuviera en el pasillo.

Pero no era su abuela. Era Yeonjun.

Y los ojos de Yeonjun, una mezcla sorprendente de verde, marrón y oro, recorrieron lentamente el desnudo pecho de Beomgyu a la bragueta abierta de sus jeans y la ropa interior gris y azul de Batman que se veía por debajo.

La cara de Beomgyu se encendió. Pensó que podía morir allí mismo, en el acto. De niño había amado los comics, y cuando había visto ropa interior de superhéroes disponibles en tamaños para adultos, había comprado una gran cantidad de todos, desde Superman a Hulk y, los más vergonzosos, del Capitán América.

Pero nunca había esperado que nadie realmente se los viera.

Especialmente no Yeonjun. Había comprado ropa interior especial por si acaso tenía una oportunidad para desnudarse delante de Yeonjun alguna vez, que sin duda no tenían una imagen de la cara de Batman en la entrepierna.

Sin embargo, Yeonjun no hizo ningún comentario. Sólo sonrió y se encontró con la mirada de Beomgyu.

—¿Puedo entrar un momento?

—Claro —dijo Beomgyu, moviéndose a un lado para que Yeonjun pudiera entrar en la habitación—. Déjame solo, uh, tomar una camiseta.

Tomó la que había dejado en la cama antes, y se la puso sobre su cabeza y rápidamente terminó de abrocharse los jeans mientras estaba de espaldas. Cuando se enfrentó a Yeonjun de nuevo, el calor en sus mejillas se había desvanecido un poco.

— Entonces, ¿qué sucede? —preguntó, luchando para tener un tono casual, a pesar de que su ego todavía sufría y quería más que nada arrastrarse debajo de su cama y esconderse durante una semana. Yeonjun se acercó al escritorio de Beomgyu y sacó la silla, girándola para sentarse a horcajadas—. Siéntate, Beomgyu. Tenemos que hablar, ¿está bien?

Beomgyu asintió y se sentó nerviosamente en el borde la cama.

—¿Qué sucede?

—He estado pensando mucho en los últimos días acerca de lo que has dicho, y... —Yeonjun hizo una pausa, retirando el flequillo marrón de la frente mientras dejaba escapar un suspiro largo y lento— . Lo haré —finalmente terminó, justo cuando Beomgyu estaba empezando a sentir como si fuera a saltar fuera de su piel—. Pero tengo unas condiciones.