—Quiero que tomes mi virginidad —repitió Beomgyu.

Yeonjun parpadeó.

—Está bien. —Entonces ahí estaban esas palabras en realidad, no había sido una especie de deformada alucinación auditiva inducida por el azúcar—. Creí que eso es lo que dijiste.

—Sólo... sólo escúchame antes de contestar, ¿de acuerdo, Yeonjun?

—Mira, no creo que este sea el mejor lugar para esta conversación. —Yeonjun señaló la cabeza hacia una familia de cinco sentados ante una mesa redonda a pocos metros de ellos.

Uno de los tres chicos de cabello muy claro estaba mirándolos, con los ojos magnificados al doble de su tamaño por los gruesos cristales de los lentes.

Beomgyu vio a la mesa y asintió. —Sí, supongo que tienes razón. Pero ¿podemos hablar de esto en el viaje de regreso?

Yeonjun suspiró y se pasó los dedos por el cabello. La virginidad de Beomgyu no era un tema que quisiera discutir, sobre todo cuando se refería a él despojando a Beomgyu de su virginidad. Pero él y Beomgyu pasarían veinte minutos en el carro de regreso a la compañía de Aventuras de su familia y no era como si pudiera
amordazar a Beomgyu para evitar que hablara en el camino.

—Bien. Hablaremos de ello en el carro.

—Genial —dijo Beomgyu con una sonrisa. Y luego, con calma, volvió a su comida como si no hubiera dejado caer una bomba en la cabeza de Yeonjun unos minutos antes.

Yeonjun, sin embargo, encontró que su apetito había desaparecido. Parecía que después de todo se llevaría la hamburguesa a casa.

Una vez en el carro —y su contenedor de hielo seco arrojado sin cuidado en el asiento trasero—, Yeonjun encendió el motor y rezó una breve oración para que Beomgyu se olvidara de la conversación que se suponía tendrían mientras terminaba de comer y pagaban la cuenta.

No hubo suerte. Yeonjun apenas había sacado el carro del estacionamiento cuando Beomgyu se movió nerviosamente en su asiento y se aclaró la garganta. —Entonces...

Yeonjun no se lo iba a hacer más fácil.

—¿Entonces? —dijo distraídamente mientras se detenía un semáforo en rojo. Podía sentir la mirada de Beomgyu en el lado de su cara, pero él mantuvo la vista al frente. Beomgyu suspiró—. ¿Vas a hacer que te lo diga de nuevo?

—No. Pero voy a hacer que te expliques por qué lo dijiste en primer lugar.

—Bueno, desde que Dirk rompió conmigo, he  estado...

—¿Dirk? —Yeonjun le dirigió una mirada escéptica—.¿En serio?

—Sí, Yeonjun. En serio.

Yeonjun rodó los ojos y se giró hacia el volante.

—Así que, de todos modos, desde que rompió conmigo, he estado pensando, y... bueno, no quiero ir a la universidad siendo virgen. Los chicos de allí, van a ser experimentados y yo no voy a saber lo que estoy haciendo, y probablemente voy a hacer el ridículo o algo así. No quiero avergonzarme. Yo...

—Eso es parte de todo el proceso —interrumpió Yeonjun, manteniendo sus ojos en la carretera mientras regresaban a la tienda del abuelo de Beomgyu —. A veces, el sexo es torpe.

Encontrarás a la persona adecuada, y no habrá ninguna necesidad de sentirse avergonzado.

—Sí, y quiero que seas esa persona. Quiero aprenderlo con alguien en quien confío. Alguien que sé que no se burlará de mí, o me echará si hay ciertas cosas con las que no me siento cómodo haciendo.

Esperando por ti | YeongyuWo Geschichten leben. Entdecke jetzt