Behind Your Back (Yeongyu)

3

Yeonjun

Los ruidos ya han comenzado. Las respiraciones entrecortadas, los gemidos guturales. Quiero aferrarme a este momento y hacerlo durar, pero mi polla está dura y necesitada.

Tampoco puedo culparlo. Este es Beomgyu.

Le doy un tirón a su camisa por encima de la cabeza.

—Déjame encender la calefacción —dice.

—No hay tiempo. —Lo empujó hacia la cama. Me mira con ojos grandes y yo lo miro descaradamente—. Me aseguraré de mantenerte caliente.

Beomgyu me empuja hacia abajo para que lo bese de nuevo, y yo me quito rápidamente el cinturón y los pantalones. Sigue la camisa, y entonces lo agarro y lo vuelvo a empujar contra mí. Su cálido pecho se aprieta contra el mío, y me tomo un momento para pasar las manos por su espalda, para abrazarlo.

Normalmente no es tan difícil olvidar que se irá pronto.

Gruño mientras alejo ese pensamiento y me concentro en el ahora. En la piel depilada y los labios suaves de Beomgyu. En cómo sabe y reacciona, y joder, no recuerdo haberlo deseado nunca tanto, aunque estoy seguro de que lo pienso siempre.

No pierdo tiempo desabrochando el botón de sus vaqueros para bajárselos, junto con sus boxers por sus caderas. Se apresura a quitarme los calzoncillos y luego retrocede rápidamente.

Mis ojos están pegados a él mientras se desliza hacia atrás en la cama y separa lentamente sus muslos cremosos. Su mirada recorre mi pecho y se desliza por mi torso para aterrizar en mi dura polla.

Es casi imposible contenerme. No cubrir su cuerpo con el mío y penetrar su estrecho y pequeño culo.

Pero ha pasado casi un maldito año desde la última vez que estuvimos juntos. Debo controlarme. Sácalo. Crea un nuevo recuerdo al que aferrarte hasta que vuelva.

—¿Lubricante?

—En mi bolsa. —Señala al otro lado de la habitación—. Debería estar en la parte superior.

Lo está. Y es una botella nueva. Una prueba más de que esperaba que esta noche fuera exactamente así.

Durante los últimos diez años, desde que se fue a la universidad, hemos mantenido las reglas simples. Follamos como maníacos las pocas veces al año que nos vemos -siempre que estemos solteros- y no hay contacto en el medio.

Además, nunca jamás se lo mencionamos a nadie.

Su regla, no la mía.

Porque a pesar de que estoy enamorado de él desde que éramos adolescentes, sé lo que es esto.

Soy su sucio secreto.

Su forma de vivir, y nadie, y menos su familia perfecta, podrá descubrirlo jamás.

Y quiero esto tan desesperadamente que ni siquiera me importa una mierda.

Tiro el lubricante sobre la cama y me arrastro sobre su cuerpo, presionando besos necesitados contra su piel. Rápidamente estoy perdiendo todo el control con él tan cerca. Es tan hermoso, tan perfecto, y en este momento, es fácil fingir que es mío.

Arrastro besos con la boca abierta sobre su cuello y se estremece debajo de mí. —Por favor. Te necesito. Te necesito dentro de mí ahora.

Al diablo con el control. —Ábrete para mí, hermoso.

Sus ojos se fijan en los míos mientras alcanza sus muslos y los levanta, exponiéndome todo. Mi respiración se vuelve corta, aguda, mientras toco su suave pecho, luego paso mis manos sobre su suave estómago hasta su polla La primera caricia nos arranca un gemido a los dos. Tocarlo es casi un instinto ahora. Yo sé leerlo; Conozco todos sus señales. Sé que acariciarlo con fuerza, seguido de rodar mi palma sobre la punta, me recompensará con un grito ahogado. Sé que tirar de sus bolas hará que sus muslos se tensen, y sé que agachar mi cabeza y enterrar mi rostro entre sus nalgas lo hará gritar mi nombre.