Una nueva esperanza de amar

La nueva vida de Mia

El tiempo continuaba lentamente su curso, habían transcurrido ya 3 semanas desde aquel día; sin dudas el más triste de mi vida, pero a la vez el más hermoso que podre recordar jamás...que ironía no? Esa mañana uní mi vida a la de un hombre al que no amo ni amare nunca, esa mañana al firmar el Acta de Matrimonio firme la condena de este amor que vivirá para siempre en mi...y esa misma noche cuando todo parecía perdido y el dolor se apoderaba de mi corazón, en las caballerizas de la hacienda conocí el amor verdadero...

Fueron 3 semanas eternas, Gaston estaba furioso conmigo y en cierta forma lo entiendo, aunque sé que él tampoco me ama no debe ser fácil encontrar a tu flamante esposa pasando la noche de bodas con otro hombre...aún así, aunque tenga que aguantar los insultos y las constantes ofensas de Gaston no me arrepiento de nada porque el haberme entregado a Miguel fue lo más bello que me pudo haber pasado. El recuerdo de sus besos y de sus manos acariciando cada parte de mi cuerpo es lo único que me da fuerzas para seguir adelante...ya no tengo dudas, Miguel me ama sinceramente solo que yo, yo no supe verlo, fui incapaz de reconocer todo ese amor en sus ojos...

Todos los días eran exactamente iguales para mí, mientras Gaston entrenaba y competía en el torneo yo me quedaba en el cuarto del hotel...tan solo de vez en cuando bajaba un par de horas a la alberca, no tenía ganas de ver gente...con la única persona que me detenía a conversar era con Celia, una de las camareras; me caía muy bien, tal vez porque me recordaba a mi querida...

Hoy ha sido uno de los peores días que he pasado desde que estoy en Miami, desperté fatal a causa de las copas demás que Miguel y yo nos tomamos anoche...es que después de enterarme de todas las horribles mentiras de Sabrina y de que mi Miguel ya no es mío sino de la odiosa rupestre necesitaba desahogarme y eso fue lo que hice. Gastón también estaba mega deprimido a causa de un amor misterioso al que tuvo que renunciar para casarse conmigo, en fin, podría decirse que en el fondo los dos somos arquitectos de nuestro propio destino y sufrimos el mismo dolor...sin embargo, el día no terminaba y lo peor estaba por llegar...