Capitulo 4 (parte 2)

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—Mamá, me estás echando café en los cereales— protestó Mary, mirando a su madre.
— ¿Qué? — _____ miró a su hija. —Oh, perdona, cielo, no me he dado cuenta— Rápidamente vació el cuenco de cereales y café, y sacó un cuenco limpio del armario. —Hoy estoy un poco cansada— comentó a modo de explicación.
Una explicación que se quedaba muy corta. La noche anterior apenas había podido dormir, y cuando por fin logró conciliar el sueño, fueron el rostro y el cuerpo de Dani los que agitaron su descanso, y la dejaron agotada y frustrada, por no decir furiosa consigo misma por ser tan ridícula.
Diez años atrás, cuando conoció a Jason y a su hermano Dani, se dio cuenta enseguida de que Harry, con su vida nómada y aventurera y su arriesgada y bohemia profesión, no era hombre para ella. Las cosas no habían cambiado nada en todo este tiempo, por lo que era ridículo que ahora alimentara fantasías con un hombre tan distinto a lo que ella necesitaba.
—Mamá, ¿te encuentras bien? — preguntó Carrie, mirando primero a su madre y después a su hermana.
— ¿Bien? — _______ miró a su hija y parpadeó un par de veces.
Estaba soñando despierta otra vez, fantaseando como una adolescente
— ¿Por qué? ¿También he puesto café en tus cereales? —
—No, mamá, aún no me has puesto cereales— se quejó la niña. —Y si no nos damos prisa, llegaremos tarde a clase de ballet. Y la señora Fontaine nos castigará— Asintiendo, _______ miró al reloj de pared, sacó otro cuenco del armario, y preparó el desayuno para Carrie.
Aunque era sábado y no había colegio, la lista de cosas que tenía que hacer parecía interminable. Primero tenía que llevar a las niñas a su clase de ballet, para recogerlas una hora después y llevarlas de nuevo a casa, para dejarlas con su madre, mientras ella iba a hacer la compra, al banco, a la tintorería y a la farmacia a buscar el medicamento para la alergia de Carrie. Todo ello sin olvidar pasar por el videoclub para alquilar las películas para las niñas.
Al volver a casa, por supuesto, todavía le quedaría descargar la compra, preparar la base de la pizza, planificar las comidas de la semana siguiente y hacer la colada. Ese era su día libre.
Las puertas dobles de la cocina se abrieron y Dani entró, sonriendo cuando vio a las tres mujeres que eran el centro de su vida.
—Buenos días— musitó, frotándose la cabeza.
Iba descalzo, llevaba un par de pantalones vaqueros viejos y arrugados, con la cremallera subida pero el botón desabrochado, y una vieja y desteñida camiseta sin mangas que se pegaba a su cuerpo como una película de cera caliente.
—Buenos días, tío Dani— cantaron las dos niñas al unísono.
—Café— murmuró él, tomando la taza vacía que ______ le ofrecía.
Harry llenó la taza hasta el borde, cerró los ojos y bebió un largo trago.
Dejó que la cafeína hiciera su trabajo y le pusiera en marcha para el día.
— ¿Dónde van las dos tan pronto y tan guapas? — preguntó a las niñas, sentándose en una silla al lado de Mary.
—A clase de ballet— respondió la niña. —Vamos todos los sábados—
—Y lo hacemos muy bien, ¿verdad, mamá? —
—Ya lo creo— dijo _____.
_____ apuró su taza de café y se sirvió otra.
—Estamos preparando un recital— añadió Mary. —Un recital de ballet, pero no me acuerdo para cuando— _______ sonrió y le acarició la cabeza.
—Para la semana de Acción de Gracias, cariño, ¿te acuerdas? —
—Oh, sí— Dani asintió.
—Es verdad, su madre me habló de las clases— miró a ______. — ¿Qué planes tenéis para después de las clases? —
—Después traeré a las niñas a casa para que se queden con mi madre mientras yo hago la compra y otros recados—
— ¿A qué hora termina la clase de ballet? —
—Sobre las diez y media. ¿Por qué? — preguntó _____.
—Si me das la dirección, iré yo a recogerlas— Dani guiñó un ojo a las niñas. —Nosotros también tenemos que hacer unas cuantas cosas. Y tú puedes seguir con los recados sin tener que esperarlas— Dani bebió un sorbo de café, observando a ______ por encima del borde de la taza.
Si las ojeras que tenía debajo de los ojos servían de indicación, pensó, _______ no había dormido mucho. Tenía la sensación de que la noche anterior, ______ había bajado un poco la guardia con él, y él no pensaba desaprovechar la oportunidad, ya que su intención era cortejarla y ganar su corazón.
—De acuerdo— dijo _____ con cautela.
Eso le dejaría al menos una hora, y una hora en un día tan ocupado era un regalo del cielo. Apuntó la dirección del estudio de baile en una hoja de papel y se la entregó a Dani.
Harry sonrió.
—Ahí viene tu madre—
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó _____ frunciendo el ceño.
—Huelo su perfume— dijo Dani con otra sonrisa, y se levantó a servirse otra taza de café. —El perfume de tu madre es inconfundible—
Las puertas dobles se abrieron y Carmella María Rogatti entró en la cocina con el aire y la elegancia de una reina saludando a su corte, luciendo una enorme y amplia sonrisa en sus labios rojos.
—Dani Fernandez , querido, qué maravilloso volver a verte— rió Carm, caminando hacia Dani con los brazos abiertos.

Solo Para Él (Dani Fernandez y tu) AdaptadaWhere stories live. Discover now