Puedo llevarte – dijo y había suavidad en sus oscuros ojos y su voz se sintió tan dulce como la miel.

Extendió su mano y la coloco sobre mi rostro, su pulgar tan peligrosamente cerca de mi ojo herido. Su tacto era suave y me pregunté si su piel fría podía sentir como se calentaba mi mejilla.

Por favor, déjame llevarte – insistió con suavidad.

Debí rechazar su oferta, alejarme, decirle que no me tocara. Pero no lo hice, así que, dentro de su auto, envuelta en su aroma y con su cálido abrigo sobre mis hombros, dejé de pensar en las consecuencias de esto por un momento.

Después de todo, si algo puede salir mal, entonces saldrá mal.

Deje que Minji entrara a mi vida después de eso y no paso mucho tiempo para que se diera cuenta de la situación que tenía en casa, no después de ver mi labio partido esa misma noche y revisarme nuevamente a la mañana siguiente cuando nos encontramos en el entrenamiento matutino.

Esa noche, cuando Minji me dejo en casa y entre con la seguridad de que estaría sola, vi a mi madrastra sentada en el sofá, bebiendo y mirándome con furia en sus ojos.

¡Apestas a alfa! – me jalo con brusquedad - ¿esto es lo que haces cuando no estoy?, acostarte con cualquiera, ¿Cómo tu maldita madre?

Apenas recuerdo esa pelea, solo sé que se cansó de golpear cuando finalmente me vio escupir más sangre de lo normal y el frio viento sobre mi rostro mientras huía de casa.

Debí haber llegado a casa de Hyein por rutina, quizá porque el camino a su hogar estaba grabado en mi memoria.

Fue Hyein quien abrió la puerta y en cuanto vio mi rostro cubierto de sangre se abalanzo a examinarme.

Dios, Haerin – su voz temblaba y habían lagrimas llenando sus ojos - ¿Quién te hizo esto?

Entre en pánico, con el dolor en mis costillas apenas podía pensar y casi le digo la verdad a Hyein.

Intenté ir a la tienda de conveniencia – dije con dificultad, mis pulmones se sentían como si estuvieran en llamas – alguien me jalo e intento robar mi billetera unas cuadras antes.

Minji apareció detrás de Hyein y en cuanto me vio se acercó rápidamente – Haerin, ¿Qué sucedió?

Un asalto – mentí, creo que de mi boca no salían más que mentiras.

¿Pudiste ver su rostro? – Hyein preguntó, mientras me llevaba a su sala y me sentaba en el sofá de dos plazas.

Minji fue por el botiquín.

Estaba oscuro – tosí y mi costado derecho ardió tanto que me doblé.

Necesitamos llamar a tus padres Haerin – Hyein intento alcanzar su teléfono, pero la detuve.

¡No! – tomé su brazo – mis padres – volví a toser – ellos no están en la ciudad.

Hyein frunció el ceño y asintió – Haerin – me llamó – quítate la camisa.

Me negué.

Haerin, necesito revisarte – me miro – por favor – suplico con tristeza.

Tuve que hacerlo, pero con las manos temblorosas, era difícil desabotonar la camisa del uniforme llena de sangre.

Está bien – Hyein aparto suavemente mis manos y comenzó a desabotonar mi camisa.

Cerré los ojos cuando escuché un jadeo de preocupación provenir de Hyein.

Necesitamos llevarte a un hospital – la voz de Minji fue dura y me miraba con aturdimiento.

Negué repetidas veces – no puedo ir al hospital.

Skyfall CatnipzWhere stories live. Discover now