El final del dolor.

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Ya había pasado un año desde el rapto de Milk. Todo estaba en paz. Goku no dejaba a su mujer sola por mucho tiempo. Habia empezado sus entrenamientos con su hijo ya que Gohan resulto mejor maestro que Vegeta y su esposo. Goku tenia ahora la costumbre de hacerle el amor casi todo los días, cosa que a ella no le molestaba, solo que llegaba un momento en que el cuerpo le dolía tanto que no podía entrenar.

Milk pensaba que su esposo quería recompensarla por todo ese tiempo que la dejaba sola. En las noches cuando hacían el amor Goku había tomado la costumbre de tocar sus cicatrices pensativo, mientras ella dormía encima de él. Con un rostro lejano que ella no entendía. Una noche mientras lo hacia, Milk se despertó y le tomo su mano y la beso, luego besos sus labio suavemente.

Goku la miro perplejo.

—Ves, tu también tienes—le contesto su esposa con una sonrisa tocando una de sus marcas—. Ahora somos iguales.

Al escuchar esto Goku sonrió con admiración. Ella sabia que cada vez que el veía esas marcas se sentía fatal. Siempre tenia una palabra hermosa para apagar su culpa y sus celos.

***

Milk por fin después de tantos meses disfrutaba un poco de soledad con su amiga Bulma en su casa. Su esposo se había ido con Gohan a buscar un pescado para comer como acostumbraban a hacer.

—¿Milk como va tu relación con Goku?- pregunto Bulma una mañana tomando un poco de café.

—Bien amiga, pero abecés no se como sacármelo de encima— confeso Milk poniéndose un poco roja— Si me acerco mucho a él termina haciéndome el amor.

—Creo que ya dejo salir su lado saiyajin— contesto Bulma riéndose.

—¿Vegeta siempre fue así contigo?- pregunto Milk tratando de entender el comportamiento de su esposo. Pasando de ser un inocente niño a un hombre apasionado y feroz.

—Si amiga, y ahora mas que nunca gracias a la fruta que nos regalaste—confesó Bulma sonriendo.

Las dos se quedaron en silencio pensativas tomando café, hasta que Bulma le entro una duda.

—Oye Milk ¿no haz pensado en Turles —pregunto Bulma cuidadosamente.

Al escuchar su nombre Milk se estremeció. Hacia mucho tiempo que no pensaba en él, abecés se preguntaba si volvería a verlo o si estaba muerto. Pero gracias a Goku y a su hijo esos pensamientos poco a poco comenzaron a salir de su cabeza. Había pasado tres años cautiva en su nave aprendiendo a ser su esposa, aprendiendo a quererlo, asiéndole el amor. No era algo que se olvidaba con facilidad.

—Antes si Bulma, pero ya no—confeso Milk apenada.

—Lo lamento amiga, no debí hablar de él— dijo Bulma mirando su cara de tristeza.

—No importa— contesto Milk sonriendo.

***

Con el pasar del tiempo Milk poco a poco gracias a sus tres maestros se izo más fuerte. Pero aun así sin tener la capacidad de sentir el ki. Vegeta la presionaba pero era inútil.

—MUJER ERES IGUAL QUE TU ESPOSO, COMO ALGO TAN SENSILLO NO LO PUEDER DOMINAR— decía este molesto.

—Oye Vegeta no le hablas así a Milk— espetaba Goku mirándolo desafiante.

—No todos aprendemos de la misma manera Vegeta— dijo Gohan resaltando esa inteligencia que solo su hijo tenia.

Pero Milk estaba desesperada de aprender a sentir el ki. Tenía miedo de que si volvía Turles no poder reconocerlo como la ultima vez El ki ayudaría a saber si el guerrero era Goku o no. Ya no quería volver a caer de estupida en las trampas de Turles, al menos tenia algo a su favor y era que lo conocía bastante bien. En esos tres años que estuvo en cautiverio bajo su poder, ella había estudiado su conducta. La manera que le hablaba, la tocaba, hasta como olía. Quería estar lista por si volvía, pero esta vez ya no estaría indefensa ni tampoco necesitaría la ayuda de su esposo, ni la de nadie.

El rapto de Milk. Parte I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora