Part 2.

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Logré llevarlo a la cama sin ningún problema, murmuraba cosas bonitas a sus oídos para que se distrajera del infierno que se desataba en su mente. Él sonreía como colegiala enamorada, era la imagen más bella que había recibido alguna vez. Simplemente era alguien encantador. 

―¿Zayn?

Habló cuando nos encontrábamos sentados en los límites de su cama.

―¿Sí, Liam?

―Necesito vestirme, p-pero necesito ayuda...Mamá siempre lo hace, pero muchas veces me lastima.

―Pero yo estoy aquí ahora, ¿comprendes? no te voy a lastimar, Liam.

Murmuré. La luz de la luna se filtraba pacíficamente por las delgadas persianas que cubrían la ventana de su habitación, las luces estaban apagadas y el color azul rey de las paredes vestía de negro esos instantes.  Me dedicó de sus más sinceras sonrisas. Me acerqué a dejar un beso sobre sus mejillas y él se alejó de inmediato, sabía que no se alejaba por que fuera un beso, lo hacía por que tenía miedo corriéndole en las venas. 

― No temas de mí, no voy a hacerte daño. ― De mis labios, obtuvo una dulce risa y él sonrió con un rastro de vergüenza en sus facciones.― ¿Cómo puedo ayudarte a vestirte?

― Necesito que me traigas mi piyama, sólo eso.

―Vale, ya te la traigo, espera aquí.― Me puse de pie sin problemas, incliné y besé su frente con cariño, ésta vez lo aceptó. 

― Está en el armario, sólo que....no sé cómo luce. 

―No te preocupes, la encontraré.

Me alejé de él hasta dónde pude tocar las dos puertas de madera corrediza, abrí una de ellas pero estaba completamente oscuro. Estiré mi brazo a encender las luces, Liam no se percataría de ello. Fue la única prenda de algodón que hacía juego con las parees de aquella habitación, tenía algunos aviones dibujados por toda su extensión. Eran realmente lindas. Una sonrisa bobalicona hizo presencia en mis belfos, caminé de nuevo hasta la cama, sin desviar la mirada de la suave tela, volví a tomar asiento en la cama y Liam sonrió, ahora su aperlada dentadura se veía sin ningún problema gracias a la luz. Esperó a que dejara de moverme y tanteó con ambas manos mi brazo. se lo tendí para que no tuviese problema alguno. 

― Gracias, ¿podrías guiar mis manos hasta los botones de mi camisa?

―Claro.

Con un dulce movimiento,  alejé su tacto de mi piel, guiando sus delicadas manos hasta dónde su camisa a cuadros comenzaba, bajé las manos por su pecho hasta el último botón, para que el pudiese reconocer las distancias entre uno y otro. Agradeció con un fruncimiento de sus labios, imaginaba lo difícil que era para él hacer tareas tan cotidianas como esas. Solté sus manos, dejé que recorriera el mismo camino en sentido contrario por sí solo. Lo logró. Comenzó a hacer el intento por desabotonar el botón que iniciaba esa secuencia, lo hacía torpemente, pero admiraba cada uno de sus esfuerzos, Liam era la persona más fuerte que algún día llegué a conocer. Se movía con lentitud, pero el pudo hacerlo, desabotonó el primer botón.

― Muy bien hecho, Liam.

Le animé, pronto volvía a su semblante de orgullo, se sentía invencible cada que realizaba algo bien, él me lo contaba, eso hacía vibrar mi pecho de alegría. Arrastró su índice por la tela hasta que topó con el segundo botón, volvió a intentarlo, lentamente y sin presiones, bajé mi mirada hasta su pecho, el vello de esa zona iba asomándose levemente por las ropas que se acababan con cada movimiento. 

― ¿Me dejas ayudarte?―Murmuré. ―Lo estás haciendo excelente, pero tus padres subirán para ver si estás en cama y me echarán a patadas. 

[OS] Love is Blindness. [Ziam]Where stories live. Discover now