Capítulo 37

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-Ya que estamos aquí juntos- dije mirando al viejo- dime donde esta mi madre.

-Tu madre es una puta- dijo sentándoce.

-Eso es mentira! -grité.

Los únicos recuerdos que tenía de mí madre... Dios esto es tan doloroso, no tengo casi ningún recuerdo de ella.
Pero de este cabrón que tengo enfrenté, lo recuerdo todo.

-De verdad- dijo riendo.

-Porqué yo? -dije entré dientes.

-Porqué tu que mocosa? - dijo serió.

-Porqué me hiciste ésto? -dije entre cortada- me apartaste de mi madre.

-Tenías que crecer -dijo alzando los brazos.

-Pero no de esa manera! - mi voz salió en un llanto.

-Y de cuál otra? -dijo con diversión- si así crecí yo.

Ignore esas palabras y limpie mi lágrima que amenazaba con caer.

-Porqué me mandaste a esa organización? - dije mirándolo con odio.

-Ya te lo dije- dijo sin importancia- tenías que crecer.

-Y esa forma era alejarme de ella? -dije caminando de un lugar a otro.

-Sí te quedabas a su lado ibas a ser una inútil- dijo girando de lado a lado en la silla.

-Pero ahora soy un monstruo- dije con rabia- soy fría y odio a las personas.

-Jajaja - rió a carcajadas.

-Eso querías que fuera? - dije con mis ojos llenos de lágrimas.

-Mmm - dijo tomando su barbilla- sí y lo e logrado.

Limpié las lágrimas y una vez más pregunte.

-Dónde esta mi madre?.

-No lo sé- dijo con una sonrisa en sus labios- en un prostíbulo tal vez.

-Eres un hijo de puta - dije poniéndome de pié - me has hecho ésto, soy tu hija.

Caminé asía el y en su cara se planto el miedo, me acerqué más a el y sacó su arma.

-Vamos- dije alentándolo - dispara y acabemos de una vez con el monstruo, aaa disculpa- dije con gracia- el hombre no sabe disparar.

Se acerco para golpearme, pero, quien daña al monstruo!?.
Esquive ese golpe y deposite uno en su mejilla.

-Tú- dijo con dificultad- tienes algo que me pertenece.

Mi seño se frunció.

-Cabrones! - gritó.

-Llamas a tus gatos para que hagan todo ?- dije con gracia.

Gire mí cabeza y miré a dos hombres grandes, muy grandes.
Sus brazos eran demasiado grandes y sus miradas oscuras.

-Llevenla al cuarto de interrogatorio- dijo caminando asía el escritorio.

Uno de los hombres me tomó de los brazos y comenzó a empujarme, giré mi cabeza poco a poco y mire al hombre de muy mala manera.
No puse resistencia, estaba jodida de una u otra manera.

Uno de los hombres abrió la puerta y encendió la luz, toda la habitación se ilumino.
En la habitación se encontraba una pequeña mesa y dos sillas.

-Atala a la silla - dijo mi padre.

-Si señor- dijo el hombre que me sostenía.

Con más fuerza y con empujones, me sentó en una de las sillas y me ató a la silla.

"Una doble Vida". (EDITANDO)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum