—Mierda —susurró Jaehyun con voz tensa.

Luego se inclinó y lamió la punta rosada antes de tragársela en la boca.

Taeyong cerró los ojos y toda la tensión abandonó su cuerpo, reemplazada por el alivio y la familiar y dorada sensación de conexión a medida que Jaehyun chupaba. —Necesitas afeitarte, cariño —susurró, acariciando la mandíbula espinosa de Jaehyun con el pulgar. La barba incipiente no le dolía mucho, pero se sentía extraña contra su piel y le provocaba extraños cosquilleos por todo el pecho.

Gimiendo, Jaehyun cubrió su pecho de besos antes de agarrar el otro pezón y succionar con fuerza.

—Jaehyun... dijiste que sólo un poco...

—Sí —dijo Jaehyun, en voz tan baja que apenas se le reconocía. —Sólo un poco más —succionó con fuerza, haciendo girar la lengua alrededor del duro pezón. —Mira lo llenas que están tus tetas para mí.

—Deja de llamar así a mi pecho —dijo Taeyong débilmente, tratando de encontrar la fuerza para apartar la boca de Jaehyun. Pero se sentía demasiado bien. Tan, tan bien.

Jaehyun gimió de nuevo, y el fuerte matiz de su aroma aumentó de repente.

Cuando Taeyong abrió los ojos a la fuerza, miró aturdido la cabeza de Jaehyun sobre su pecho. Había algo obsceno en el hambre que se reflejaba en el rostro cincelado de Jaehyun mientras succionaba la teta de Taeyong. Era difícil apartar la mirada de ella. Pero en su visión periférica, Taeyong notó algo más... Jaehyun tenía una mano en los pantalones de su pijama y estaba... estaba moviendo su mano hacia arriba y hacia abajo.

A Taeyong le llevó un momento darse cuenta de lo que estaba haciendo —¡Jaehyun! —dijo con voz ahogada, empujándolo. —¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Tú... tú! —Jaehyun suspiró y sacó la mano de los pantalones del pijama. —¿Qué? —se quejó, luciendo molesto. ¡Molesto!

—¿Qué? —dijo Taeyong incrédulo —¡Sal de aquí! ¿Cómo te atreves a... a...?

Jaehyun negó con la cabeza y se rió. —Eres muy mojigato, Yong. Ni siquiera puedes decirlo. Es adorable.

Con las orejas ardiendo, Taeyong lo miró fijamente. —Sal de ahí —dijo entre dientes.

Jaehyun dejó de sonreír. —¿Estás realmente enojado? —dijo, acercándose a Taeyong y sentándolo en su regazo.

Taeyong lo miró con el ceño fruncido y le dio unas palmadas débiles en el bíceps abultado. —Suéltame ahora mismo, Jaehyun.

Jaehyun lo soltó, pero puso sus manos sobre el rostro de Taeyong. —Lo siento, Yong -murmuró, mirándolo a los ojos suplicante. —No te enojes conmigo. Odio que te enojes conmigo

Ugh. Esos ojos azules deberían haber sido prohibidos. Taeyong los odiaba, porque nunca podía resistirse a ellos. En serio, detestaba que se doblara como papel mojado cada vez que Jaehyun los usaba con él. Era exasperante, y más que un poco alarmante, considerando que tenía una razón muy seria para estar enojado con Jaehyun en ese momento.

—No estoy enojado -dijo Taeyong, mirándolo con desgana. —¡Pero debería haber límites, Jaehyun! No es apropiado tocar tu... tu...

—Polla —respondió Jaehyun amablemente.

El rostro de Taeyong se sentía demasiado caliente. —Sí, eso. Seguramente comprenderás que no es apropiado tocarlo en mi presencia.

—Claro —dijo Jaehyun suavemente, acariciando la mejilla de Taeyong con sus nudillos.

A Taeyong le tomó un momento darse cuenta de que era la misma mano que había estado tocando el pene de Jaehyun.

Taeyong se apartó bruscamente del contacto y se cayó del regazo de Jaehyun. —Deja de hacer eso —tartamudeó, odiando no parecer capaz de sonar firme. —Ve a tu habitación y no vuelvas. Si no dejas de comportarte así, tendré que informar a Ha-yoon.

Limitless • JaeyongWhere stories live. Discover now