Pero debía renunciar a ello. El acto podía ser inocente, pero se estaba volviendo inapropiado, considerando que Jaehyun ya no lo necesitaba y era demasiado mayor para ser amamantado.
—Vamos —dijo Jaehyun, apretándole el pecho derecho. —Tus tetas están muy firmes. Puedo notar que te duele. Déjame ayudarte.
—Sabes que estoy intentando dejar de amamantar —dijo Taeyong. —Si sigues tomándola, mi leche no desaparecerá.
Jaehyun le masajeó el pecho, sus fuertes dedos amasando la carne firme y dolorida. —¿A quién le importa? No me gusta verte herido. Han pasado dos días desde que te ayudé. Estás a punto de estallar, Taeyong. Necesitas mi boca.
Taeyong se tragó un gemido. Su piel se sentía extrañamente sensible esa noche, sus pechos pesados, los pezones le dolían más de lo habitual. Quería la boca de Jaehyun sobre ellos.
No. Tenían que parar.
Esto no era apropiado. Había dejado de serlo hacía unos meses, cuando Taeyong había notado por primera vez el matiz picante en el aroma de Jaehyun cada vez que chupaba y tocaba sus pechos. Taeyong tenía la ligera sospecha de que podría ser excitación, pero no estaba seguro. No tenía exactamente experiencia con alfas excitados, experiencia que recordara, claro. Nunca lo mencionó, sería mortificante si se equivocaba. No es que no fuera mortificante si tenía razón. Era una situación inapropiada de cualquier manera. Tenía que parar.
—Una última vez —dijo Jaehyun con voz ronca, mientras le pellizcaba los pezones. Su mano era tan grande que podía abarcar ambos pechos y apretar los pezones.
Taeyong se estremeció, sus pechos le dolían y pesaban.
Se sentía... extraño. Diferente.
Taeyong se apartó, se sentó y encendió la lámpara de la mesilla de noche. —¡Eso es lo que dijiste la última vez! —dijo con una mueca, volviéndose hacia Jaehyun.
Por un momento, se sorprendió una vez más por lo grande que era Jaehyun. Parecía que nunca había dejado de crecer. Ahora empequeñecía por completo a Taeyong, con sus hombros anchos y su largo cuerpo puro músculo. A pesar de ser una década más joven, ya era tan alto como Johnny. Los alfas solían tener otro estirón después de su primer celo, por lo que Jaehyun estaba destinado a volverse aún más grande de lo que ya era.
Los alfas de ese tamaño normalmente asustaban a Taeyong, lo que provocaba un fuerte instinto de huida. Pero ese instinto estaba en silencio ahora. Era Jaehyun. Jaehyun nunca le haría daño. Jaehyun era inofensivo. La mirada hosca que le dirigió a Taeyong era prueba de ello. Podía parecer un alfa completamente formado, con una barba oscura que cubría su firme mandíbula, pero sólo tenía dieciocho años. Taeyong tenía que ser el responsable.
—Vamos, Yong —dijo Jaehyun, con sus ojos azules fijos en su pecho, como si pudiera ver a través de la tela de su camisa.
Taeyong se retorció, tratando de ignorar lo pesados y sensibles que se sentían sus pechos.
—Vamos —dijo Jaehyun, con los párpados entrecerrados. -Levántate la camisa. Beberé solo un poco, te lo prometo.
Taeyong vaciló.
—Está bien —dijo, inseguro. —Pero sólo un poquito, ¿de acuerdo?
Los ojos encapuchados de Jaehyun brillaron con algo que podría haber sido triunfo.
Taeyong apartó la mirada y se levantó la camisa hasta la barbilla temblando cuando el aire frío golpeó sus pezones, haciéndolos endurecer.
Dios, qué incómodo era eso. Estaba tan feo ahí abajo. ¿Por qué Jaehyun querría siquiera mirar sus enormes pechos? Taeyong prefería que lo amamantaran a oscuras, bajo las sábanas.
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Limitless • Jaeyong
FanfictionOrillado a casarse con un alfa mayor que él después de su primer celo, Taeyong ya no anhela un final feliz. Atado por un matrimonio, Taeyong no espera conocer nunca el verdadero amor o la atracción real. Pero alguien lo cambia todo. Jung Jaehyun, el...
