Delta.

85 7 8
                                    

Capítulo 9

Delta.

TARA.

Idiota.

¡Todo esto es culpa suya! Lo maldigo. Espero su cuerpo se pudra en la negrura de un infierno estallando en flamas, sucumbiendo por siempre en el llanto del olvido.

¡Maldita sea! ¿Qué tiene Cecilia que la hace tan especial? Austin está siendo demasiado precavido y comprensivo, esa no es su verdadera naturaleza. ¿Dónde está el Austin que yo conozco? Vil y despiadado.

Comprendo que Blake actúe de aquella manera, está imitando a un caballero de armadura platinada. Interpreta a un guerrero de tierras lejanas; alguien dispuesto a degollar al dragón con tal de proteger a su amada princesa. Es el anzuelo perfecto. Un cliché tentador. El disfraz perfecto para el asesino adecuado, le queda como anillo al dedo. Después de todo, Blake se ha dedicado a la estafa. Viste distintas pieles como si fuese una planta carnívora, la cual para sus alrededores no es más que una flor más cuya belleza es irreconocible a cierta distancia, más la imagen no lo es todo. No. Sus garras jamás han mostrado piedad; he presenciado su capacidad para mutilar tanto hombres como mujeres, incluso infantes que plácidamente dormitaban en sus cunas decoradas con pegatinas en forma de estrellas que iluminan la habitación aun habitando en la oscuridad, su simple propósito es el de ahuyentar los agobiantes monstruos asaltacunas que residen debajo de ella...nunca las he visto funcionar.

― Perdona, ― la voz de Austin a mis espaldas casi provoca que deje caer las llaves de mi más preciado amor: mi Yamaha TZR color negro y plateado. Su fácil acople aerodinámico y la sencillez que precisa al entrar en curvas es puramente magnífica. El ronroneo del motor siempre me ha recordado a los felinos salvajes que habitaban las junglas alrededor del mundo. Majestuosidades indomables.

― ¿Por qué te disculpas? ― Sus intenciones son obvias a mi perspectiva, no es más que otra estafa que ha preparado para mí, será egoísta decirlo, incluso ignorante el pensarlo, más para mí está claro que desea utilizar a Cecilia. Un peón para un nuevo propósito. No comprendo sus razones, mucho menos sus intenciones, más he compartido demasiado tiempo a su lado como para negar la sensación de que está planeando algo.

― Por haberte amenazado, ― se coloca detrás de mí, evitando tanto que huya como que sea capaz de otorgarle un puñetazo directo a la mandíbula, ― simplemente me pareció haber sido la manera más sencilla de evitar complicaciones.

― ¿Complicaciones? ― Con un pañuelo comienzo a limpiar el asiento de cuero de mi bebé, ― deja de actuar, tú pequeño acto teatral no funciona conmigo.

― Debes permitirle respirar, ― sin importar lo que diga, continúa con su farsa. Farsa en la cual estoy involucrada, más no estoy al pendiente de mi participación. Soy una víctima más, un cadáver que es añadido a la pila de cuerpos andantes. ¿Debería hacerle frente sobre ello?

Doy media vuelta de manera que pueda sentarme sobre el asiento de mi motocicleta, de ésta manera puedo observar a Austin directo a sus orbes aceituna. Sudor baja por su frente, el esfuerzo de soportar a Cecilia lo ha dejado agotado. ¿Por qué seguir con ello cuando bien podría asesinarla? Lo único que deseo es verla vestir en sangre, observar como su cuerpo se desmorona con el paso del tiempo. Debería agradecerme, después de todo, estaría otorgándole una de las muertes más bellas y placenteras.

― ¿Y qué sucedería si no fuese capaz de dejarla en paz?

― La misión puede verse comprometida, ― coloca su agarre en el manubrio de mi bebé, se inclina levemente recargando su peso en el vehículo, aproximando su rostro al mío. De cierta forma utiliza esta posición a manera de ventaja, se está burlando de mi estatura. Malditos veintidós centímetros.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 13, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Matar por PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora