Limitless • Jaeyong

4.

Eso no habría sido un problema si Jaehyun fuera un beta o un omega. Pero era un alfa. Y a pesar de que Jaehyun no había pasado por su primer celo, sus feromonas ya eran lo suficientemente fuertes como para hacer que el cerebro posterior de Taeyong pensara que Jaehyun era el alfa de su manada. Era un poco humillante que su necesidad biológica de un alfa fuera lo suficientemente patética como para aferrarse a alguien casi una década menor que él y reconocer su autoridad sobre él. Bueno, para ser justos, la culpa también recaía en parte en Jaehyun. Era demasiado insistente. Demasiado asertivo. No parecía entender el significado del espacio personal en lo que respecta a Taeyong. Si bien el Sr. Jung había respetado los límites de Taeyong, respetando su deseo de no ser tocado y marcado con su olor, Jaehyun simplemente había superado su resistencia inicial, oliéndolo y marcándolo con su olor con la inocente terquedad de un niño que no entendía los límites.

Pero había pasado más de una década. Jaehyun ya no era un niño. Tenía dieciocho años. Y, sin embargo, todavía era terrible para poner límites. Para ser justos, Taeyong también lo era. No parecía capaz de ser firme con él. Por más que lo intentara, Taeyong no podía reprimir su deseo de complacer a Jaehyun como querría complacer a su alfa de manada. A todos los efectos, Jaehyun era su alfa de manada.

La repentina enfermedad de Jaehyun había trastocado por completo el mundo de Taeyong. Jaehyun era el fuerte. Era la única persona que hacía que Taeyong se sintiera seguro y protegido. Verlo enfermo y debilitado era aterrador.

—No tengo buenas noticias —dijo el Dr. Kwan, sacándolo de sus pensamientos. —Es una enfermedad rara que los alfas Cilène a veces contraen antes de la presentación, una de las pocas enfermedades a las que son susceptibles.

—¿Qué enfermedad? —preguntó Taeyong antes de poder detenerse.

El Dr. Kwan lo miró antes de centrar su mirada en Johnny. —La llamamos la enfermedad de Novikov, en honor al curandero que la describió por primera vez. Todavía no sabemos por qué solo algunos alfas Cilène se ven afectados por ella, pero se cree que los pacientes afectados tienen una manifestación más fuerte del gen Cilène. Es una enfermedad compleja y los tipos de síntomas y su gravedad pueden variar ampliamente de una persona a otra, pero en términos simples, el sistema digestivo de su hermano está en desacuerdo con las hormonas que produce su cuerpo. La mayoría de los alimentos le provocan náuseas extremas; por eso sigue vomitando.

Ha-yoon parecía enferma. —Qué podemos hacer? ¡Tiene que comer! No ha logrado retener nada en el estómago durante los últimos tres días. Está cada día más débil.

El médico suspiró y se le formó una arruga entre las cejas. —Podemos utilizar alimentación intravenosa —dijo. —El problema es que no tenemos idea de cuánto durará esta enfermedad. Podrían pasar años antes de que sus hormonas se estabilicen, lo que suele ocurrir alrededor de su primer celo, y eso podría tardar años en suceder para su hijo. No es raro que los alfas Cilène tengan su primer celo tarde: a los veinte o incluso más tarde. La alimentación intravenosa simplemente no sería suficiente para satisfacer sus necesidades nutricionales durante años. Y si su sistema digestivo no se utiliza durante años, sería extremadamente difícil que vuelva a funcionar. Prepararé una dieta para él, que incluya alimentos que no le provoquen demasiadas náuseas, pero... —sacudió la cabeza, luciendo preocupado. —Es un Cilène. Su cuerpo necesita más nutrición, no menos. Esta enfermedad casi con certeza atrofiará su desarrollo físico de manera irrevocable, y ese es el mejor de los casos.

—¿Cuál es el peor? —preguntó Johnny con dureza.

El médico le dirigió una mirada de disculpa. —Esta enfermedad es muy impredecible y peligrosamente volátil. A veces también afecta al sistema inmunológico. Ha habido casos de muertes.