● Devórame ● Remus Lupin y Tú ●

● Cap 4 ● La humillación ●

—¿Inmadurez? —replicó el chico de lentes—. ¡Dormiste en la misma cama de mi amigo!

—¿Escuchas lo que dices? —Los tres chicos restantes se quedaron completamente callados, sin querer echar más leña al fuego entre los hermanos—. ¡Solo dormidos! Te estás alborotando demasiado por una tontería.

—A mí no me parece una tontería. ¿O tú qué pensarías si la situación hubiera sido al revés?

—¡Pues me daría pena! Pobre de cualquiera que tenga la desgracia de dormir en la misma cama que tú. —Los hermanos estaban cada vez más enojados el uno con el otro, haciendo un escándalo más grande del que debería y llamando la atención de otros alumnos.

—¿Ah, sí? ¡¿Te daría igual si yo durmiera con alguna amiga tuya?! —Para este punto, ya estaban siendo el centro de atención. —Bueno, de cualquier manera, tú ni amigas tienes.

—James... —Sirius le llamó la atención por el comentario innecesariamente cruel que su amigo acababa de soltar. TN frunció el ceño, aún más enojada y con el corazón ligeramente aplastado.

—¡Pues no! Y aunque las tuviera, no te estaría haciendo un berrinchito ridículo por compartir cama con alguna de ellas. —La chica estaba dolida y enojada, una mala combinación en el apellido Potter— De todas formas, ni teniendo a una chica durmiendo en tu misma cama ¡dejarías de pensar en la pelirroja que ni siquiera te voltea a mirar ni para escupirte!

—¡Ella podrá no hacerme ni puto caso, y la admiraré de lejos por el resto de mi vida si es que así lo quiere ella! ¡Pero tú no tendrás a un chico cerca jamás, porque yo así lo digo y me encargaré de que absolutamente nadie te ponga una sola mano encima!

—¡No puedes controlar mi vida de esa manera!

—¡¿Quieres ver que sí?!

—¡Por eso nadie te quiere lo suficiente como para quedarse contigo! —La chica se levantó de la mesa, furiosa—. Y para que lo sepas, ¡pasé la mejor noche de mi vida en la cama de Remus, lo volvería a hacer una y mil veces! —Añadió, antes de empezar a caminar fuera del gran comedor.

Inmediatamente todas las miradas se posaron en Remus, quien se ruborizó como nunca en su vida, sabiendo que esas palabras se podrían prestar para malentendidos, en especial cuando la ola de murmullos y risas inundó el silencio que había reinado por un momento.

—¡Suena peor de lo que es! —Se apresuró Remus a aclarar en la sala— Solo... Solo dormimos... —La voz le temblaba y solo quería desaparecer de la faz de la tierra. El chico no dejaba de recriminarse a sí mismo una y otra vez por haberse permitido dormir en la misma cama que la hermanita de su amigo más sobreprotector.

El grupo quedó en completo silencio por unos segundos antes de que James se levantara de la mesa con frustración.

—Prongs— Sirius se apresuró a tomarlo de la mano para que se detuviera.

—No voy a ir a buscarla... Solo necesito caminar... —Cuando el chico de lentes se retiró finalmente del salón, los otros tres jóvenes pudieron soltar un suspiro de tranquilidad.

—Detesto cuando se ponen así. —Peter volvió a retomar su comida. No era usual una discusión tan grande entre los hermanos, pero no había mucho que pudieran hacer.

—Son insoportables... ¿Estás bien, Moony? —El pelinegro le dio una pequeña patadita al mencionado, por debajo de la mesa, para llamar su atención, pues el chico se veía consternado cuanto menos.

—Me siento como un depravado.

—Ay, no exageres. No hicieron nada aparte de dormir... ¿O sí?

—¡Claro que no! ¡No sería capaz de ponerle una mano encima a TN!

—Entonces no tienes de qué preocuparte. Sabes cómo es James, ya se le pasará.

—Eso fue humillante...

—No hiciste nada malo. Ella sigue casta y pura, tú sigues casto y puro, no le des tantas vueltas al asunto.

A pesar de las palabras de Sirius que, aunque intentaban ser un consuelo, no estaban ni cerca de hacerlo sentir mejor. Pues, además de sentirse humillado y expuesto frente a todo el gran comedor, el chico se sentía culpable; no por haber hecho algo malo, sino más bien por pensar en la mínima posibilidad de poder aprovechar una oportunidad de compartir la cama, más allá de solo dormir, con su linda amiga.

En su cabeza era algo bizarro. Por un lado, ella era la hermana menor de su amigo, era más joven que él, era como una niña... Por otro lado, con cada día que pasaba se volvía más linda, más encantadora, más atrayente, pues la "niña" tenía 15 años y ya no se veía tanto como una niña.

Y cada vez que esa palabra se instalaba en su mente, Remus se hundía cada vez más en su culpabilidad...

...

● Devórame ●