Capítulo 7

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D R A C O

  Empujo al idiota lejos de mí con tal fuerza que le veo impactar contra la pared. Él alega algo, enfadado, pero la única respuesta que atino a dedicarle es mi dedo medio en todo su esplendor, antes de rodar a mi derecha, molesto no, lo siguiente, con una extraña sensación calurosa sobre el rostro.

Pesadillas, he tenido malditas pesadillas por un par de meses casi diario y cuando finalmente mi cabeza se esfuerza lo suficiente por idear algo que no es exactamente... ya saben. Más bien, algo que no, no, lo que quiero decir es ¿a quién engaño?, a mi parecer no fue para nada una pesadilla. El cerebro de Troll decide ser un idiota responsable por primera vez y despertarme.

¿Es tan malditamente complicado que algo me vaya bien, Merlín? vamos, que la vida de Draco sea una mierda, qué mejor que molestarle. Vamos a excitar a Malfoy, el imbécil no tiene a nadie que le ayude con eso.

Revuelvo mi cabello más que frustrado y pateo en todas direcciones hasta hacer un desastre las mantas y sacarle un chillido a Blaise. Realmente no puedo creer que haya sido un sueño, simplemente... se sintió tan verdaderamente real. El fantasma de su peso aún lo siento sobre mis piernas, maldición. Trago grueso al recordar aquella escena y entonces me descubro pensando algo horrible. Terriblemente demente: me gustaría que hubiese sido real. ¡¿Qué es lo que está ocurriendo con Granger?! Yo no quiero nada de esto, lo había superado y, se supone, estaba bien oculto y enterrado con todo lo demás, en lo profundo de mi estupido y viejo yo.

Sólo necesito una ducha.

Me incorporo de la cama de un salto, tomo mi uniforme y la puerta del baño se cierra ruidosamente a mis espaldas. Con algo brusquedad pongo el pestillo y me deslizo por la pared hasta terminar sentado en la fría baldosa de marfil pulido. Ella, ella y solo ella parece haber encontrado resguardo en mi mente, alimentandose únicamente de mis pensamientos, a tal punto, de aparecerse mientras duermo. No tengo tiempo para esto, no tengo la energía y mucho menos la dignidad suficiente. Hago un esfuerzo, cierro mis ojos y trato de recordar completamente el sueño, pues como es costumbre no ha tardado en convertiste en una bruma casi sin sentido. Casi.

¿Por qué lo hago? Vamos, es el sueño. Supongo que tengo derecho ahora que puedo recordar la mayoría.

Fuera de mi sentir, el tiempo vuela pues, al parecer, es muy corto al referirnos a tales pensamientos bochornosos que me obligan a tomar la decisión consciente de ducharme con agua fría, y no sé cuanto he pasado comiéndome la cabeza, cuando Blaise comienza a llamar a la puerta prácticamente pateandola y con un deje claro de molestia.

— Llevas más de media hora ahí, necesito ducharme, idiota.

¡¿Llevo media hora aquí?!

Media hora. Media hora de mi vida malgastada en estúpidos pensamientos adolecentes.

Me levanto de un tirón dejando mis prendas tiradas por ahí y colgando por allá, para adentrarme en la ducha. El agua fría que se desliza desde mi cuello hasta cada rincón de mi cuerpo es tan reconfortante como darle vuelta a la almohada antes de dormir. Besar a Granger (aunque solo haya sido en un sueño) de alguna forma fue... lindo, por más estúpido que sea el adjetivo y por mucho que intente dejar de pensar en ello. Sus labios sabían a aquello que simplemente es imposible describir, tan prohibidos, suaves y tibios, simplemente... distintos, húmedos.

Todo lo contrario a Parkinson.

Besarle era una mezcla de goma de mascar de sandía y brillo labial pegajoso, sus labios son gruesos cosa que tal vez le confiere cierta gracia.

FUEGO Y HIELO | DramioneWhere stories live. Discover now